¿Sabes cómo se juega a...?

Allá por 1896, Atenas se convirtió en el escenario del regreso de los Juegos Olímpicos. Para entonces deportes como el fútbol o el rugby empezaban a asentarse en la sociedad, especialmente en la británica. Todo ello hizo del siglo XX la centuria del deporte. En cien años, cualquier competición sujeta a unas reglas con desgaste físico y mental era digna de pertenecer a la categoría de deporte. A lo largo de este tiempo, se han ido creando nuevos deportes, a la vez que otros desaparecían o pasaban a ser meros juegos de niños.

Extintos o vigentes, lo importante es que todos estos deportes merecen una página en el libro de la humanidad. Con independencia de su éxito, de su conocimiento, de su evolución o de su duración hasta su extinción, cualquier disciplina merece ser recordada. El problema es que en esta sociedad tecnológica del siglo XXI parece que sólo hay hueco para los deportes de masas. En España, todo lo que no sea un balón de cuero sobre un césped verde parece no gozar de facilidad para ser conocido.

Sin embargo, durante los últimos cien años nuestro país ha tenido la posibilidad de enriquecerse con deportes tan variados, tan variopintos y tan poco practicados como la sogatira, el squash, el criquet o el curling, entre otros muchos.

Aunque parezca mentira, el primero de la lista, el sogatira, fue olímpico. Desde París 1900 hasta Amberes 1920, el simple hecho de conseguir que el país rival superase una línea tirando de una cuerda más fuerte que ellos podía valer una medalla olímpica. Eran cinco los hombres que competían por cada equipo y, como curiosidad, en San Luis 1904 y en Londres 1908 los americanos y los británicos se repartieron las tres preseas por no haber equipos de otros países. Además, en 1912 sólo se entregaron el oro y la plata, pues sólo hubo dos participantes.

Las grandes exportaciones británicas: los deportes

Anterior al sogatira es el críquet, deporte eminentemente británico y con gran número de seguidores en aquellos países a los que llegó tras la revolución industrial. Es parecido al beisbol con la peculariedad de la forma de bateo -por debajo de la cintura- y de que son dos bateadores a la vez los que se anotan carreras. En lugar de correr sobre bases deben correr uno hacia el otro y cada vez que uno llega hasta la posición original del otro se anota una carrera.

Por el número de jugadores y la dificultad para eliminar bateadores es un deporte largo, muy largo. Los partidos suelen durar entre tres y cuatro días, con unas seis u ocho horas de juego cada jornada. Quizá éste sea el elemento que menos atractivo pueda hacer un juego apenas practicado en nuestras fronteras.

Otro deporte que no se conoce mucho en España es el squash. Y lo cierto es que sorprende que apenas se practique dada la afición al frontenis y al páddel de los españoles. Quizá el número de jugadores habituales del frontenis haya disminuido en los últimos años, pero el número de practicantes de páddel en el últimos luestro se ha triplicado. El squash es una mezcla entre ambos.

La mayor dificultad es habituarse a la pista, un cuadrado cerrado por todos lados. Ambos jugadores pelotean contra la pared frontal con el objetivo de que la pelota golpee dos veces en el suelo antes de que el rival la de. Hay límites en las cuatro paredes y las raquetas son algo más alargadas y estrechas que las de tenis.

El último deporte de nuestra peculiar lista es el curling, el deporte que todo el mundo alguna vez ha visto y define como "el de ir barriendo el hielo". Efectivamente la labor de grupo es clave en este juego que es similar a la petanca, aunque practicado sobre hielo. Cada equipo lanza una serie de piedras redondeadas que resbalan sobre el suelo. El objetivo es dejarla lo más cerca del centro de una diana pintada en el otro extremo de la pista. Aunque existe algún que otro club en España de curling, es uno de esos deportes que podrían tener más seguidores si no hiciese tanto calor en España.

Todos estos y muchos otros deportes forman o han formado el carácter deportivo del ser humano que conocemos hoy día. Disciplinas deportivas hay tantas casi como seres humanos, cada una con sus características y sus dificultades pero todas con la misma idea en su génesis: la de entretener y divertir a los seres humanos. La de hacerlos mejores personas a través de la alegría de la victoria y de la decepción de la derrota.