Ejército sirio marca avance en el este de Alepo obligando a los civiles a huir

Los barrios controlados por los rebeldes sirios seguían bajo los bombardeos de Damasco el martes, obligando a los civiles a huir hacia zonas menos expuestas para escapar a la nueva ofensiva de Bashar al Asad iniciada hace una semana para reconquistar la totalidad de la ciudad.

Para el régimen, la toma de Alepo sería la mayor victoria militar en más de cinco años de conflicto interno y marcaría un golpe casi definitivo para los rebeldes.

Pese a las condenas de la ONU y de Estados Unidos, la comunidad internacional se ve cada vez más impotente ante la determinación del régimen de Damasco para reconquistar la totalidad de la segunda ciudad siria, principal frente de este conflicto que ya ha causado más de 300.000 muertos desde 2011.

La aviación del régimen de Bashar al Asad lanzó este martes octavillas con un mensaje y el dibujo de un autobús similar a los que se usaron, tiempo atrás, para transportar a civiles y rebeldes desde las zonas reconquistadas por el ejército.

"A quienes llevan armas, os tendemos la mano. Reservad una plaza antes de que sea demasiado tarde", dice el mensaje. Permitid que se marchen los civiles que lo deseen, dejad de utilizarlos como rehenes o escudos humanos", agrega.

Las fuerzas de Damasco, que asedian el este de la ciudad desde hace más de cuatro meses, también reclamaron a los insurrectos que distribuyeran comida a los civiles, mientras bombardeaban los barrios rebeldes de Sajur, Masaken Hanano o Sheij Najjar.

En total, 143 civiles, incluidos 19 niños, han muerto en el este de Alepo desde esta última campaña de bombardeos lanzada por las tropas del régimen el 15 de noviembre, según un nuevo balance del Observatorio sirio de derechos humanos (OSDH).

Y otros 16 civiles, entre ellos 10 niños, han fallecido en el oeste de la ciudad controlado por el régimen, como consecuencia de disparos de rebeldes.

La ONG también informó de que varios habitantes de los barrios de Qaterji y Daher Awad sufrieron sofocos tras el lanzamiento de cuatro barriles explosivos. Fuentes médicas piensan que probablemente llevaban cloro en su interior.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAC), que estudia "más de 20" acusaciones sobre el uso de este tipo de armas en Siria, aceptó este martes el ofrecimiento de Rusia de entregar elementos "potencialmente útiles" para su investigación.

El ejército ruso afirma tener pruebas del uso de armas químicas por parte de los rebeldes de Alepo, que rechazan estas acusaciones.

Uno de los barrios más disputados es el de Masaken Hanano, donde los civiles empezaron a huir ante la violencia de los bombardeos hacia los distritos del sur de la zona rebelde.

El director del OSDH, Rami Abdel Rahman, aseguró que las tropas gubernamentales, apoyadas por el Hezbolá libanés, ya controlan un tercio de este barrio que, según él, tiene un valor estratégico para el régimen porque le permitiría al ejército "separar el norte de Alepo Este" del resto de las zonas sitiadas.

En las zonas que cayeron bajo control de los rebeldes 2012 viven unas 250.000 personas que no han sido abastecidas o socorridas desde hace más de cuatro meses, cuando se inició el sitio.

La ofensiva del régimen suscita la indignación internacional.

El jefe de las operaciones humanitarias de la ONU Stephen O'Brien denunció el asedio a Alepo y otras ciudades de Siria, que afecta según él a cerca de un millón de personas.

En esas zonas, los habitantes "están aislados, hambrientos, bombardeados para obligarlos a someterse o huir". "Es una táctica deliberada (...), una forma cruel de castigo colectivo", sentenció.

La organización Save the Children denunció como un "escándalo moral" las muertes de niños y el sufrimiento al que están sometidos los menores en Alepo.

"Es escandaloso desde el punto de vista moral que el balance de muertos entre los niños no cese de crecer y esto no puede sino empeorar, dada la falta de acciones llevadas a cabo (...) para impedir los bombardeos", indicó la encargada de la organización para Siria, Sonia Khush.

Para Emile Hokayem, del International Institute for Strategic Studies, "en esta fase no se puede hacer gran cosa para evitar la caída de Alepo".

"Ya no se pueden enviar armas, todas las carreteras de aprovisionamiento están cortadas y nadie llevará a cabo (una contraofensiva) aérea debido al coste y a los riesgos", agregó.

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