Las tropas birmanas, en máxima alerta por posibles ataques de la comunidad rohingya en Rajine

  • Las tropas desplegadas en el estado birmano de Rajine, en el extremo noreste del país asiático, se encuentran en estado de máxima alerta ante el temor a que los rohingya, una minoría étnica de fe islámica, lleven a cabo ataques en represalia por la muerte de varios de sus líderes en los últimos días, según han informado fuentes de seguridad.
Reuters/EP

El diario oficial 'Global New Light of Myanmar' ha informado este martes de que durante el fin de semana un habitante de Rajine, habitado mayoritariamente por rohingya, fue "lanceado". Este ataque se suma al ocurrido el pasado 17 de junio contra un líder comunitario de Rajine.

"La situación ha ido empeorando y los residentes locales están empezando a entrar en pánico. Por eso estamos en máxima alerta", ha dicho el jefe de la Policía de Rajine, Sein Lwin, en declaraciones a la agencia de noticias Reuters.

Una fuente militar de Rajine ha explicado que las fuerzas de seguridad esperan que haya ataques de milicianos rohingya tras el mes sagrado del Ramadán, que en Birmania acabó el lunes.

Kyaw Win, uno de los habitantes de Rajine, ha contado que, debido a la escalada de tensión, unas 200 personas de once pueblos de la región han huido a las ciudades de Maungdaw, Buthidaung y Sittwe. "No nos atrevemos a seguir aquí. Hay muchos rumores de que seremos atacados por musulmanes", ha contado.

Por su parte, los refugiados rohingya que se han asentado en el vecino Bangladesh han organizado patrullas para defenderse de los ataques de hombres armados que se han producido en las últimas semanas contra los campamentos de la minoría étnica.

La crisis en Rajine estalló el pasado octubre, cuando nueve guardias fronterizos fueron asesinados por insurgentes rohingya dando lugar a un operativo militar que se ha saldado con cientos de muertos, 75.000 desplazados y numerosos pueblos destruidos.

Naciones Unidas ha puesto en marcha una misión para investigar los posibles crímenes de lesa humanidad cometidos por las fuerzas birmanas en Rajine, algo que el Gobierno que la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi dirige en la sombra ha negado rotundamente.

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