Ocho personas murieron este domingo en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y rebeldes en el norte de Birmania, en la frontera con China, anunciaron las autoridades birmanas.
El control de abundantes recursos mineros es fuente de tensiones en esta zona fronteriza, de donde el Ejército para la Independencia Kachin (KIA, por sus siglas en inglés), uno de los grupos armados étnicos más activos contra el poder central, saca gran parte de sus ingresos con el jade.
Un militar, tres policías, un miembro de una milicia progubernamental y tres civiles murieron en los enfrentamientos, según un comunicado de la oficina del gobierno civil de Aung San Suu Kyi.
Dos civiles heridos por bala fallecieron al llegar al hospital de la ciudad fronteriza de Muse, indicó un empleado del establecimiento en la AFP.
"Luchamos junto a nuestra alianza de grupos étnicos armados", afirmó a la AFP Khin Thu Kha, un portavoz del Ejército Arakan, una organización aliada del KIA.
Los combates entre el ejército birmano y los rebeldes del KIA, que dejaron 100.000 desplazados, se reanudaron en junio de 2011, tras 17 años de alto el fuego.
Estas violencias suponen un reto para el actual gobierno, primer ejecutivo civil de Birmania desde hace décadas, que quiere apaciguar el país, escenario de varios conflictos armados entre el poder central y las numerosas minorías étnicas, desde su independencia de Reino Unido en 1948.
Esos conflictos se consideran como la guerra civil más duradera del mundo.
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