Kirkuk, sumida en el terror tras un ataque coordinado del EI

El día amanecía en la ciudad iraquí de Kirkuk cuando Haider Abdelhussein, un profesor de 35 años, oyó unos disparos. Al abrir la puerta de su casa, vio en la calle a los yihadistas, fuertemente armados.

En sólo unos minutos, el viernes, al alba, pequeños grupos de combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) transformaron en un territorio bélico esta gran ciudad, situada a 250 kilómetros al norte de Bagdad.

Los habitantes se vieron sorprendidos por un ataque coordinado, uno de los más espectaculares cometidos por el EI en los últimos años. Pese a haber conquistado extensos territorios iraquíes, la organización extremista no había conquistado Kirkuk, una ciudad controlada por los kurdos de Irak.

Sin embargo, el viernes por la mañana, al subir a la azotea de su casa, un corresponsal de la AFP descubrió a nueve yihadistas patrullando por la ciudad, con las granadas y los fusiles a la vista.

El ataque se produjo cinco días después de que las fuerzas iraquíes lanzaran una amplia ofensiva para expulsar al EI de Mosul, segunda ciudad de Irak y último gran bastión del grupo ultrarradical.

Al menos 5 kamikazes se inmolaron contra edificios gubernamentales de Kirkuk. El barrio general de la policía fue uno de los objetivos principales, aunque los yihadistas también atacaron los puestos de control y las patrullas, según fuentes de seguridad.

Un yihadista fue abatido antes de que pudiera detonar su cinturón de explosivos y otros se inmolaron al ser rodeados por las fuerzas del orden.

Algunos entraron en la mezquita Al Mohammadi, en el barrio donde vive Haider Abdelhussein, y se pusieron a lanzar lemas del EI por los altavoces por los que normalmente el muecín llama a la oración.

En varios lugares de la ciudad, en la que las autoridades decretaron inmediatamente un toque de queda, estallaron combates entre los yihadistas y las fuerzas kurdas.

Situados sobre los tejados con sus fusiles de asalto, miembros de las fuerzas kurdas trataban de abatir a los yihadistas escondiéndose entre los edificios de la ciudad, situada en el corazón de una región petrolera.

Doce horas después de que comenzara el ataque, se oían tiros y explosiones por toda la ciudad, aunque estos parecían más espaciados por la tarde.

"Las calles están vacías, no hay nadie, ni tráfico. Estamos muy conmocionados y asustados, intentamos huir", confió Itar Jalil, un estudiante de la Universidad de Kirkuk.

"El padre de mi amigo vino a buscarnos e intentamos partir hacia Erbil", la capital de la región autónoma del Kurdistán iraquí, situada más al norte.

Según un primer balance de los servicios de seguridad, al menos 12 yihadistas fueron abatidos en los enfrentamientos, así como seis policías de Kirkuk.

"Algunos cuerpos siguen en la calle. Es muy peligroso ir a por ellos a causa de los francotiradores" del EI, explicó a la AFP un coronel de la policía.

Según fuentes de seguridad, numerosos yihadistas se atrincheraron en el hotel Yihad, en el centro de la ciudad. Otros prefirieron instalarse en una casa del sur del municipio, en el barrio de Domiz, dispuestos a oponer una feroz resistencia.

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