Liberación de general conjura la crisis del proceso de paz colombiano

  • La liberación hoy del general colombiano Rubén Darío Alzate y sus dos acompañantes secuestrados por las FARC conjura la crisis más grave sufrida en sus dos años de existencia por el proceso de paz y debe permitir la reanudación de los diálogos en Cuba.

Jaime Ortega Carrascal

Bogotá, 30 nov.- La liberación hoy del general colombiano Rubén Darío Alzate y sus dos acompañantes secuestrados por las FARC conjura la crisis más grave sufrida en sus dos años de existencia por el proceso de paz y debe permitir la reanudación de los diálogos en Cuba.

El proceso quedó en el limbo el pasado 17 de noviembre cuando el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, lo suspendió en vísperas del comienzo del ciclo 31 de los diálogos a raíz del secuestro del general, el militar de más alto rango caído en manos de la guerrilla en medio siglo de conflicto armado, junto con el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego.

Santos puso como condición para el regreso de su equipo negociador a Cuba la liberación de los tres secuestrados, así como de los soldados César Rivera y Jonathan Díaz, apresados en Arauca, en la frontera este con Venezuela el 9 de noviembre.

Los soldados fueron entregados el 25 de este mes a una misión formada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y representantes de Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz, mientras que el general y sus acompañantes recuperaron hoy la libertad, con lo cual se levanta el principal obstáculo en el camino hacia la reanudación de los diálogos.

Para el presidente, "es evidente" que la liberación de este domingo "contribuye a recuperar el clima propicio para continuar los diálogos, (y) demuestra la madurez del proceso", por lo cual anunció que se reunirá con su equipo negociador "para discutir los términos de su regreso a La Habana".

Fuentes cercanas a las negociaciones dijeron a Efe que es probable que el próximo encuentro de las partes no sea para iniciar un nuevo ciclo de diálogos sino para retomar el contacto y definir asuntos logísticos de manera que se puedan sentar de nuevo a la mesa antes de la Navidad.

Las FARC, sin embargo, han planteado en varias ocasiones, la última de ellas hoy, que después de lo sucedido es necesario pactar nuevas reglas de juego para impedir que las acciones propias del conflicto tengan impacto en los diálogos en Cuba.

Desde el comienzo de la negociación se pactó que la agenda de cinco puntos estaría "blindada" contra interferencias externas, es decir que en la mesa sólo se tratarían los temas acordados: tierras y desarrollo rural, participación política, drogas y cultivos ilícitos, víctimas y fin del conflicto, los tres primeros ya resueltos.

Las FARC han aprovechado la coyuntura del secuestro del general para insistir en su propuesta de un cese bilateral del fuego mientras se negocia, posibilidad que Santos ha rechazado de plano cada vez que se le plantea porque considera que el silencio de los fusiles debe ser el puerto de llegada del proceso de paz y no el punto de partida.

"Es hora del cese bilateral del fuego, del armisticio, para que ningún suceso bélico en los campos de combate sirva para justificar la interrupción" de la negociación de paz, dijo la delegación de las FARC en un comunicado emitido hoy en Cuba.

Santos reiteró hoy que tiene "la convicción de que negociar en medio del conflicto ha sido la mejor manera de preservar los elementos esenciales del Estado y evitar que las conversaciones se conviertan en un ejercicio interminable".

Analistas consideran que esta diferencia de posiciones no debe impedir la reanudación de los diálogos en La Habana porque el proceso ya ha avanzado lo suficiente y superado hechos graves como el secuestro del general como para detenerse por la falta de acuerdo sobre el cese al fuego que plantean las FARC, propuesta que ha encontrado eco principalmente en sectores de la izquierda.

Una fórmula intermedia estaría en acuerdos para reducir la intensidad del conflicto, a la que tanto el Gobierno como las FARC se refieren como una "desescalada", que incluiría el compromiso por parte de las FARC de reducir su actividad armada en algunos campos, como por ejemplo los ataques contra civiles o los atentados contra la infraestructura energética.

"Desescalar el conflicto es hacer un cese parcial de actividades", opinó el analista León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, en declaraciones al Canal RCN.

Prueba de que el proceso esta madurando después de dos años de diálogos es la rapidez con la que se resolvió el secuestro del general, en apenas 14 días, un tiempo récord si se tiene en cuenta que antes de los diálogos de paz militares que fueron apresados por las FARC tardaron hasta más de una década en recuperar la libertad y algunos murieron en cautiverio.

"Esta liberación demostró que las FARC tiene mando sobre su tropa y tienen disposición de firmar un acuerdo de paz porque sino en medio del conflicto no habrían liberado al general", añadió Valencia.

Mostrar comentarios