Canadá nombrará a su primer embajador residente en Irak después de 26 años

EUROPA PRESS
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Fuentes oficiales han señalado al diario canadiense 'The Globe and Mail' que el nombramiento de un nuevo diplomático para la Embajada en suelo iraquí forma parte de la estrategia del Ejecutivo de Justin Trudeau en la lucha contra el denominado Estado Islámico, renovada el pasado mes de febrero.

Todavía se desconoce a quién elegirán para este cargo, si bien la ministra de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland, ha señalado que Canadá está incrementando su presencia diplomática en esta región.

Canadá no tiene Embajada ni embajador residente en Bagdad desde hace casi 26 años, cuando fue cerrada antes de la Guerra del Golfo, en el marco del despliegue militar internacional, autorizado por Naciones Unidas, en Irak como respuesta a su anexión de Kuwait. En ese momento, Christopher Poole era el representante canadiense en el país.

Si bien Ottawa restableció su representación diplomática en Irak en abril de 2013, no fue hasta el verano de 2014 cuando se envió al primer diplomático del país, albergado en el complejo británico.

El Gobierno canadiense cree que el despliegue militar adicional en Irak --anunciado el año pasado-- exige una coordinación política y diplomática más amplia en el terreno, y sostiene que para ayudar en la estabilización del país, con profundas divisiones entre chiíes, suníes y kurdos, es necesario un diálogo diplomático mayor.

El exembajador canadiense Ferry de Kerckhove asegura que la decisión de nombrar a un embajador residente en el país envía dos mensajes muy claros. Por un lado, los intereses comerciales, principalmente de petróleo y gas, son una de las razones por las que enviar una misión diplomática permanente.

No obstante, asegura que este movimiento es una muestra de que Canadá confía en la seguridad que pueda suministrar a su embajador el propio Gobierno iraquí.

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