El enviado de la ONU se reúne con Hadi en Adén para intentar relanzar las conversaciones de paz

Cheij Ahmed ha llegado durante la jornada a la localidad de Adén (sur) para discutir las últimas conversaciones respecto a la 'hoja de ruta' que presentó y la situación sobre el terreno.

Los detalles de la 'hoja de ruta' no han sido hechos públicos, si bien las informaciones que han surgido en torno al misma apuntan a que Hadi quedaría de lado para impulsar un nuevo Gobierno con figuras menos controvertidas a ojos de las facciones rebeldes.

Hadi vive exiliado en Arabia Saudí desde marzo de 2015, cuando los huthis llevaban a cabo un imparable avance para hacerse con el control del país, si bien de vez en cuando viaja a Adén.

No obstante, sigue siendo considerado el presidente de Yemen, algo que en septiembre recogió explícitamente una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Los huthis y sus aliados, principalmente las fuerzas leales al expresidente Alí Abdulá Salé, han insistido en que Hadi ya no puede regresar a Yemen. Le acusan a él y a su vicepresidente, Ali Mushin al Ahmar, de corrupción.

El último plan de paz presentado por Cheij Ahmed sugeriría la dimisión de Al Ahmar y la reconversión de Hadi en una figura más simbólica que política, siempre y cuando los huthis se hubiesen retirado de la capital, Saná.

Sin embargo, los rebeldes y sus aliados anunciaron esta semana la formación de un nuevo Ejecutivo, lo que ha sido descrito por el enviado especial de la ONU como "un obstáculo" para la paz.

Los insurgentes yemeníes habían asegurado previamente que formar su propio gobierno no implicaba abandonar el proceso de paz auspiciado por la ONU, pero existen pocos indicios de que la solución pueda quedar resuelta a corto plazo.

La guerra en Yemen comenzó en marzo de 2015, cuando los huthis expulsaron al exilio al Gobierno de Hadi. Los combates han desatado una nueva crisis humanitaria en el país más pobre de la región.

Los combates se han saldado con más de 7.000 muertos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que el 80 por ciento de la población civil tiene necesidades humanitarias urgentes.