La paz sigue lejos y el rencor de los colonos patente 10 años después de la retirada de Gaza

  • En Gaza, la sinagoga se convirtió en un depósito y la guardería en un edificio administrativo. Cuando se cumplen diez años de la retirada de Israel, el fin de la ocupación todavía provoca la ira entre los colonos y un debate sobre las consecuencias de su salida.

Cuando se cumplen 10 años desde el 15 de agosto de 2005, Incluso los habitantes de Gaza están pensando en otras cosas. En este periodo han sufrido guerras y violencia, además de un bloqueo constante de Israel y semipermanente de Egipto, con la consecuente debacle económica.

Ese día, después de un mes de planificación, el ejército israelí comenzó a ejecutar el plan del gobierno de Ariel Sharon de desocupar la franja. Primero las evacuaciones fueron voluntarias, pero después la mayoría de los 8.000 colonos que ocupaban entonces los territorios fueron sacados por la fuerza.

Las imágenes de los colonos llorando por tener que abandonar sus casas, de soldados a quienes se les caían las lágrimas mientras los expulsaban tras 28 años ocupando esas tierras, en medio de las topadoras que destruían las casas, quedaron grabadas en la memoria colectiva de los israelíes.

Efrat Luzon, madre de 10 niños, todavía siente "rabia" cuando lo piensa. Ella y su familia fueron "expulsados sin ningún propósito, sin ninguna preparación", asegura desde su casa de Neta, un pueblo ubicado en el desierto del Neguev, que fue creado en 2012 para acogerlos tras su salida de Gaza.

En medio de un periodo convulso, en el que se sumó la presión diplomática y la segunda Intifada, Sharon defendió un plan que fue muy polémico en Israel. El exprimer ministro justificó su decisión por la necesidad de proteger a los colonos ante los constantes ataques de los palestinos y la necesidad de desplegar a los soldados en otras partes del territorio, además del alto costo de mantener esas posiciones.

Para Sharon era un gesto unilateral, ya que afirmaba que no había una contraparte palestina para negociar la paz.

En este sentido, Karim Bitar, especialista en Medio Oriente, apunta a que Sharon quería mostrar, mediante la puesta en escena del "psicodrama de la evacuación", que nunca sería posible sacar a los miles de colonos de los territorios ocupados de Cisjordania y de Jerusalén este.

Como admitió incluso el principal consejero de Sharon, Dov Weisglass, esta retirada buscó congelar indefinidamente el proceso de paz y a matar el germen de cualquier posibilidad de que haya un Estado para los palestinos, asegura el experto.

En la retirada, Israel destruyó todo. No quedaron más que unos pocos edificios en pie, entre ellos el de la municipalidad de Gush Katif, que ahora alberga a la Universidad de Al Aqsa de Jan Yunes.

En los alrededores, los árboles crecen en las zonas donde antes vivían atrincherados los colonos, cuenta Abderrahman al Najar, que cuida un hibisco y un ficus.

Miles de palestinos se instalaron en la zona.

Tras la retirada, los islamistas de Hamas, enemigos declarados de Israel ganaron las legislativas en 2006 y tomaron control de la franja en 2007, desatando un conflicto entre los palestinos, que rozó la guerra civil.

Hubo tres guerras, separadas de periodos donde siguió reinando la tensión permanente y la violencia. En 2006 el secuestro del soldado israelí Gilad Shalit por Hamas mantuvo a Israel en un estado de angustia hasta su liberación cinco años más tarde.

Con respecto a la intenciones reales de Sharon, queda la incertidumbre luego que sufriera un ataque en 2006, que lo dejó coma durante varios años hasta su muerte en 2014.

Diez años después, la ocupación y la colonización siguen en otros territorios palestinos y la paz parece aún muy lejana.

Para el actual primer ministro Benjamin Netanyahu, la retirada de Gaza, desde donde se siguen lanzado cohetes contra Israel y donde sigue latente el riesgo de que estalle una nueva guerra, es como un espantapájaros y una muestra de lo que sucedería si se abandonan los territorios ocupados de Cisjordania.

Netanyahu, entonces ministro de Sharon, dimitió por su oposición al fin de la ocupación.

El retiro "fue un acceso de locura, un caso de epilepsia espiritual y un amargo fracaso", afirma Dror Arié, desplazado a Neta. Este profesor de 40 años tiene 11 hijos y defiende que es posible volver a habitar la franja. "Si el pueblo judío pudo volver a su tierra después de 2.000 años de exilio, no hay ninguna razón para que no volvamos a Gaza".

Según un sondeo publicado a finales de julio, un 51% de los judíos israelíes son favorables a que se reconstruya Gush Katif, pero según el analista de International Crisis Group Nathan Thrall estima que no hay una intención política de volver.

Ningún miembro de la clase política "quiere volver a la franja de Gaza. Todos están más bien contentos de haber salido de allí. El ejército mismo asegura que no tienen ni los medios ni la voluntad de volver a la ocupación".

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