El jefe de los observadores españoles en Colombia: "Las FARC y el Ejército trabajan con nosotros. Somos todos uno"

El jefe de los observadores españoles en Colombia: "Las FARC y el Ejército trabajan con nosotros. Somos todos uno"
El jefe de los observadores españoles en Colombia: "Las FARC y el Ejército trabajan con nosotros. Somos todos uno"
EUROPA PRESS
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Catorce militares españoles forman parte desde principios de diciembre de la misión de observación que la ONU ha puesto en marcha en Colombia para verificar el cumplimiento de los acuerdos de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Su objetivo, constatar la desmovilización de los guerrilleros y estar presentes en la "dejación de armas" como paso previo a su reinserción en la sociedad.

Un proceso que se llevará a cabo en los próximos seis meses y a lo largo del cual los grupos de trabajo se basan en un mecanismo tripartito en el que participan representantes de la ONU, del Gobierno colombiano y de las FARC. "Las FARC y el Ejército trabajan con nosotros. Somos todos uno", ha asegurado el jefe de la delegación de observadores españoles, coronel Alejandro Rubiella, en una entrevista con Europa Press.

El rechazo a los acuerdos de paz firmados por el Gobierno y la guerrilla en el plebiscito del pasado mes de octubre no impide que las dos partes implicadas sigan adelante con el fin de un conflicto que ha durado más de 50 años y que ha dejado más de 220.000 muertos y millones de desplazados internos.

450 OBSERVADORES REPARTIDOS POR TODO EL PAÍS

Los enviados por Naciones Unidas se encargan de velar por que los acuerdos se cumplan, lo cual empieza con la desmovilización de los guerrilleros. Así, los 450 observadores están repartidos por distintos campamentos por todo el país junto con representantes del Gobierno y de las FARC en ese mencionado mecanismo tripartito que se ocupa de la verificación.

De los catorce enviados españoles --de los que cuatro son mujeres--, tres se encuentran en el cuartel general de la misión de observación en Bogotá --entre ellos el coronel Rubiella--, mientras que los once restantes están desplazados en los campamentos a los que están acudiendo los guerrilleros a desmovilizarse.

En el cuartel general, los militares españoles y del resto de países que forman parte de la misión trabajan mano a mano con oficiales del Ejército colombiano, pero también con líderes de las FARC supervisando el cumplimiento de los acuerdos de paz.

En los campamentos, los representantes de Naciones Unidas, el Ejército y las FARC van recibiendo a los guerrilleros que se desmovilizan y posteriormente tendrá lugar la entrega de armas. "Todo ese armamento se va recogiendo y guardando y se retirará. El objetivo final es que cuando termine ese proceso, las FARC estén en los campamentos sin armas", ha indicado el coronel.

A continuación, vendrá el proceso de "reintegración social", en el que los guerrilleros serán censados --pues muchos no lo están-- y se estudiarán sus capacidades para ayudarles a volver a empezar en la sociedad, facilitando que puedan establecerse y tener trabajo.

"NUESTRA ARMA ES IR DESARMADOS"

Para llevar a cabo el trabajo, los observadores de la ONU, que en su mayoría son militares y policías, van vestidos de paisano y en ningún momento llevan armas. "La gente va identificada con el emblema de la ONU y no llevamos uniforme ni armas. Tampoco van armados ni el Ejército colombiano ni los guerrilleros que están en el mecanismo tripartito. Nuestra arma es ir desarmados, no debemos constituir una amenaza para nadie", ha explicado a Europa Press el coronel Rubiella.

En esta misión de Naciones Unidas participan observadores de casi todos los países latinoamericanos --a excepción de los que tienen frontera con Colombia (Ecuador, Venezuela, Brasil, Panamá y Perú)--, además de la UE, España, Portugal, Suecia y Noruega.

También están desplegados civiles voluntarios de la ONU, en su mayoría mujeres para dotar de una perspectiva de género a la misión, ya que se estima que el 40 por ciento de los miembros de las FARC son mujeres.

El proceso de verificación comenzó a principios de diciembre y el coronel espera que esté terminado para el próximo verano, pues avanza a buen ritmo y, por tanto, demuestra que todos los procedimientos para el cumplimiento de los acuerdos de paz ya estaban "muy avanzados", ya que la negociación comenzó hace casi cinco años.

Además, ha recordado que en 2018 se celebrarán en Colombia elecciones presidenciales, de modo que al Gobierno de Juan Manuel Santos y a las propias FARC les "interesa" que el proceso quede finalizado, o al menos prácticamente completado, a lo largo de este año.

UNA MISIÓN DURA

Eso sí, ha querido dejar claro que los plazos son "teóricos", ya que a la ralentización que pueda experimentar el proceso por la existencia de un mecanismo tripartito que se encargue de la verificación se unen las difíciles comunicaciones en Colombia. De hecho, según el coronel, a algunos de los campamentos se tardan varios días en llegar o incluso sólo puede hacerse por barca.

"Es una misión dura" debido a las condiciones sobre el terreno, ha explicado el jefe de los observadores españoles. El cuartel general se encuentra en la capital del país, pero la mayoría de los campamentos están en zonas rurales o incluso en plena selva, donde las FARC estaban más activas.

Los meses que dure la misión, los observadores de Naciones Unidas van a convivir en los campamentos con militares colombianos y guerrilleros y duermen en tiendas de campaña. "No se quejan, están relativamente bien teniendo en cuenta las condiciones de aquí. Es una misión difícil, pero es nuestro trabajo", ha señalado Rubiella.

El coronel ha asegurado que el trabajo con las dos partes del conflicto está siendo muy positivo y ha destacado la buena disposición de los guerrilleros de las FARC tanto en la desmovilización como en la "dejación de armas".

En su opinión, esta buena disposición puede deberse a que la situación militar de la guerrilla no era "la mejor" cuando comenzaron las negociaciones de paz y a que al mismo tiempo obtiene beneficios a cambio de abandonar las armas: "las más amplias amnistías", ayudas económicas para volver a empezar, o posibilidad de presentarse a las elecciones.

Aunque ha admitido que puede haber "algunos disidentes" en las FARC que no estén de acuerdo con el proceso, Rubiella ha explicado que su resistencia se debe más a la interrupción del narcotráfico como modelo de negocio y no a razones políticas. Eso sí, no cree que su causa atraiga a muchos guerrilleros.

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