El hombre, identificado como Jessie Carlos, actuó completamente en solitario y no formaba parte de ninguna célula terrorista, como especularon algunos políticos filipinos después de que Estado Islámico reivindicara falsamente la autoría intelectual del ataque.
Jessie Javier Carlos, antiguo empleado del Ministerio de Finanzas, fue despedido por mentir en su declaración de la renta y se encontraba "gravemente inmerso en deudas de juego, según su familia inmediata", de acuerdo con la descripción que de él hizo el director de la Policía regional, Oscar Albayalde, en declaraciones recogidas por la cadena ABS CBN.
Carlos, armado con un fusil de asalto, abrió fuego contra el casino y prendió fuego a varias mesas, provocando un importante incendio. Las víctimas, 13 empleados y 24 clientes, se encontraban principalmente en el casino, y murieron por inhalación de humo. Los guardias de seguridad dispararon al atacante, que resultó herido, antes de que éste se metiera en una sala y se inmolara a lo bonzo.
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