Prevención de la radicalización y rehabilitación, instrumentos claves en la lucha contra el terrorismo

EUROPA PRESS
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Dado que, como ha resaltado el ministro consejero de la Embajada de Estados Unidos en Madrid, Krishna R. Urs, "la propaganda yihadista está a un solo clic de nuestros jóvenes" y la narrativa para la radicalización no es única, el método para combatir el extremismo violento tampoco puede ser único.

En este sentido, el presidente del Real Instituto Elcano, Emilio Lamo de Espinosa, ha puesto el acento en que "la radicalización es un proceso que puede ser interrumpido y revertido", algo con lo que se ha mostrado de acuerdo Seamus Hughes, subdirector del Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington.

Mientras una persona se está radicalizando, ha subrayado, "hay un periodo en el que todavía es posible hacer algo y evitar que esta persona cruce la línea de no retorno". Para ello, Hughes ha defendido como fundamental el trabajo con las comunidades, concienciando del problema y formando a personal para que sepan cómo hacerle frente o a quién recurrir en caso de que sospechen que una persona se está radicalizando.

Otro de los aspectos fundamentales es "contrarrestar la propaganda". Según ha explicado, actualmente en Estados Unidos el reclutamiento de terroristas es "principalmente online" mediante las redes sociales.

En este apartado, Hughes ha defendido la necesidad de colaboración entre quienes tienen un contramensaje que hacer llegar y las personas que dominan las redes sociales y saben cómo trasladar dicho mensaje al mayor número posible de personas.

En declaraciones a Europa Press, se ha referido también al papel de empresas como Twitter o Facebook a la hora de combatir la propaganda terrorista. Según ha dicho, hace un año no estaban muy implicadas en esta tarea pero actualmente están combatiendo "de forma suficiente el contenido terrorista en sus plataformas". "Para los partidarios de Estado Islámico es más difícil seguir en Twitter y Facebook aunque en el caso de Telegram siguen teniendo rienda suelta".

Por otra parte, ha considerado igualmente útil el acercar las historias de personas que se han visto afectadas por la radicalización --por ejemplo familiares-- o incluso de antiguos terroristas. En este sentido, ha puesto el ejemplo de Jesse Morton, condenado por reclutar para Al Qaeda y que ahora trabaja en el Programa sobre Extremismo. "A veces, a la gente le resulta más fácil hablar con ellos que con el FBI", ha justificado.

En todo caso, Hughes ha reconocido que la magnitud del problema de la radicalización en Estados Unidos es "pequeña" teniendo en cuenta la población del país y no es comparable con el problema en Europa. Uno de los motivos, ha afirmado, es que "es más difícil viajar desde Estados Unidos a Siria e Irak".

REHABILITACIÓN

Por su parte, el director del Centro para la Investigación sobre Violencia Política y Terrorismo (ICPVTR) de Singapur, Rohan Gunaratna, ha puesto el acento en la rehabilitación de los terroristas y la implicación de las comunidades en ello, más allá de la lucha antiterrorista propiamente dicha --"combatir fuego con fuego"--.

Gunaratna ha advertido del riesgo de que "las prisiones se conviertan en los principales centros de reclutamiento" y ha defendido un proceso de rehabilitación en el que se impliquen distintos actores, desde clérigos, pasando por profesores, las familias --"las madres son clave"-- y el sector privado.

Igualmente, en su repaso a distintos programas fallidos y exitosos en distintos países, ha incidido en que "no se puede tener a criminales con terroristas" ya que esto facilita que haya un trasvase de ideas y ha subrayado que de nada sirve un programa de rehabilitación si no le sigue uno de reinserción. Si a su salida de prisión el terrorista no ha sido rehabilitado, supondrá "una amenaza" para la seguridad, además de convertirse en un "icono" y de atraer a otros posibles combatientes.

Aunque cada "programa es único" porque cada país es distinto, ha añadido, hay lecciones que se pueden extraer a la hora de elaborar programas de rehabilitación y reinserción de terroristas, aunque ninguno funcionará si no hay "voluntad política". Asimismo, se ha mostrado partidario de que se dé la posibilidad de reducir penas a aquellos que se arrepienten y deciden colaborar con las fuerzas de seguridad.

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