La otra cara del fin de ETA, el olvido de lo que pasó puede ser una segunda muerte

Han pasado cinco años desde que ETA anunciase el “cese definitivo de su actividad armada”. Cinco años que no han conseguido borrar el dolor de los miles de familiares de muertos y heridos que los asesinos dejaron a su paso. Y es que como bien recuerdan las asociaciones de víctimas: "Los crímenes de los etarras prescriben. Sin embargo, el dolor de las víctimas no prescribe nunca".

"Han pasado cinco años del supuesto cese de ETA. Y decimos 'supuesto' porque no nos fiamos de que así sea. No nos fiamos cuando el 'carnicero de Mondragón' dice que si no consiguen sus objetivos volverán a matar, cuando la semana pasada aparece un zulo con armas operativas...", explica a lainformación.com el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Alfonso Sánchez.

Sánchez, guardia civil y herido en el atentado de la Plaza de la República Argentina, lamenta asimismo que parece que los etarras han conseguido lo que querían. "Les ha sido más rentable dejar de matar porque han conseguido sin asesinar lo que conseguían matando: estar en las instituciones y tener acceso a la información de los vecinos, al dinero púbico..."

Así, desde recuerdan que desde la Asociación se han presentado "muchísimos indicios para ilegalizar Bildu" ya que es el brazo político de ETA, aunque tristemente no han recibido respuesta desde las instituciones.'Normalidad' es que si se produce una agresión, el gobierno la condene

Por otro lado, para la AVT la normalidad que se intenta vender del fin de ETA no es real. "No hay normalidad, acabamos de ver lo que ha pasado en Alsasua. Queda mucho trabajo por hacer desde las instituciones. Los gobiernos vasco y, sobre todo el navarro de Geroa Bai, no han condenado de forma explícita las agresiones a guardias civiles. La normalidad es que cuando se ejerza cualquier tipo de agresión, se produzca una condena", denuncia.

"Falta que ETA entregue las armas, colabore con la justicia y que pida perdón, no solo a las víctimas, tambien a todos los ciudadanos", continúa.La memoria frágil de los españoles

Sin embargo, estos cinco años han traído una consecuencia muy negativa: como ETA no mata, ha dejado de ser una preocupación para muchos españoles, que han olvidado el horror que suponía que la banda asesinara a 4 personas por semanas.

Es más, un experimento  en tres universidades, Universidad del País Vasco (UPV), Deusto y Mondragón, con 300 jóvenes concluyó que hay una brecha generacional entre estos jóvenes y aquellos que convivieron con el terrorismo. Son conclusiones de una experiencia en

No sólo desconocen cuando nació ETA, sus escisiones, sino también quién era Juan Mari Jáuregui, gobernador civil asesinado por ETA en 2000, quiénes eran Lasa y Zabala, asesinados por los GAL o un fenómeno tan cercano aún como la kale borroka

"Los españoles somos de memoria frágil. Cuando pasa un tiempo parece que un problema no ha existido nunca. Volvemos otra vez a estar en el olvido, pero las asociaciones estamos tirando del carro para que no se olvide, para que perdure el recuerdo y, sobre todo, el verdadero relato, el de las victimas. No queremos blanquear el pasado terrorista de Otegi, los etarras no son unos Robin Hood modernos, nos unos asesinos", concluye.