El mundo del deporte exige un mayor control de las cuentas de los equipos

  • Algunos de los representantes más destacados del deporte español coincidieron ayer en los problemas que arrastra el modelo profesional: los presupuestos son muy elevados, la gestión es ineficiente en la mayoría de los casos y, sobre todo, los mecanismos de control fallan.
Álex Medina R.

Con un impacto económico (el social es incalculable) de 10.000 millones sobre el resto de la economía, el fútbol profesional no puede continuar existiendo como un agente libre de obligaciones. El mundo del deporte, desde el Comité Olímpico Español hasta representantes de la propia Liga BBVA, el fútbol sala, el balonmano y los investigadores están de acuerdo: hace falta más control sobre las cuentas de los clubes profesionales.

Eso también incluye al baloncesto, por ejemplo. Pero los 10.000 millones (que son un 1% del Producto Interior Bruto) los genera el fútbol, el mismo sector cuyos principales equipos suman una deuda conjunta de 5.000 millones y arrastran unos presupuestos insostenibles a corto plazo.

Desde dentro, el director general de la Liga de Fútbol Profesional, Francisco Roca, es el primero en asumir las deficiencias del sistema y propone que se impulse una supervisión real de los números del fútbol: "Debería ser más potente, profunda y seria".

Algo así como que quien incumple debe pagarlo de alguna forma. En el fútbol, suele ser a través de un descenso inmediato de categoría.

Sólo así, continuó, se conseguiría que "los clubes tengan sus finanzas mejor estructuradas, dejasen de tener deudas excesivas y no sufrieran una gestión que se ha complicado especialmente en los últimos años porque el entorno financiero ya no permite tanta capacidad de recuperación".

Roca enumeró hasta cinco graves problemas que afectan a la estructura económica de la elite futbolística: la mencionada supervisión, un déficit presupuestario estructural, la irrupción de la Ley Concursal (cuya reforma podría establecer el descenso administrativo directo a los que no pagaran sus deudas), la negociación individual de los derechos televisivos y la emisión en abierto a la semana de un partido de Primera División, cuyo coste le supone a los equipos perder 200 millones de euros, según sus cálculos.  

Un buen número de impedimentos que se debatieron ayer a fondo en las jornadas organizadas por el IESE Business School en Madrid bajo la denominación genérica de El futuro del deporte en España.

A partir de la labor del CSBM (Center for Sport Business Management) y de su presidente, Sandalio Gómez, el mundo del deporte le dio la mano al de la gestión en un intento de conciliar competición y economía.

La solución que fue problema

"Es el momento del cambio en el deporte" y de "aprovechar todo lo que el deporte hace por la sociedad", requirió el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, quien abrió las jornadas y reclamó, como todos, un mejor acomplamiento del deporte y la economía.

Para empezar desde algún sitio, dejó más que claro que "las sociedades anónimas deportivas no han funcionado". La constatación se puede buscar, de nuevo, en las cifras de endeudamiento. Cuando se crearon a principios de los noventa, su objetivo primordial perseguía enjugar un debe de 172 millones. Ni dos décadas después la deuda se ha multiplicado por 25.

Esos números, desde luego, no los manejan en el balonmano o en el fútbol sala. En el primero, el presidente de su federación, Juan de Dios Román, explicó las ventajas de ser "semi profesionales" a la hora de controlar las cuentas, por mucho que "con los 200 millones ésos del partido en abierto nosotros viviríamos 20 años".

Ya en materia, el que fuera también seleccionador nacional de la disciplina, recordó que en su deporte existe una comisión (formada por Federación, Liga y jugadores) que supervisa las cuentas. "Y nosotros tenemos claro que el que no cumple, desciende".

La rigidez contable se ha aplicado con similar rasero en la Liga Nacional de Fútbol Sala, donde otro ex seleccionador como Javier Lozano desembarcó en septiembre de 2009. Se encontró con "un sistema en quiebra y este año hemos cerrado con un pequeño beneficio".

Parte de su éxito se explica en una regeneración económica, social "e incluso moral" de su deporte, al que han protegido inversores puntuales "que sólo quieren dinero rápido".

Hablando de éxitos, el director del centro especializado en deporte-negocio, Sandalio Gómez, expuso un caso que el IESE ha desarrollado en torno al Levante UD, una rara avis del fútbol español,"donde se han conjugado los intereses económicos y los deportivos".

El equipo valenciano, que estuvo al borde de la desaparición hace no muchos meses, ha rebajado de 90 a 60 millones su deuda, ha sellado el concurso de acreedores y ha mantenido la categoría en una de las temporadas con el descenso más caro (deportivamente hablando ahora).

Su presidente, Francisco Catalán, dijo que no quieren ser "ejemplo de nada", pero Gómez resumió la gestión levantina de la siguiente forma: "Hizo las cosas bien y eso no garantiza el éxito deportivo; lo que está claro es que cuando se hacen las cosas mal el fracaso llegará tarde o temprano con total seguridad".

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