La guerra de precios se fuma el objetivo recaudatorio del Gobierno sobre el tabaco

  • Las tabaqueras han emprendido una guerra de precios que puede terminar desbaratando las previsiones del Gobierno en materia de recaudación por el tabaco. De momento, y hasta el mes de abril, el Estado ya ha ingresado 160 millones menos por el descenso de ventas. La bajada de tarifas puede ahondar en esa brecha.
Los estanqueros manifiestan "malestar y preocupación" por la 'guerra de precios' del tabaco
Los estanqueros manifiestan "malestar y preocupación" por la 'guerra de precios' del tabaco
Álex Medina R.

Calada a calada, el objetivo de recaudación del Gobierno para 2011 en materia de tabaco se va esfumando. Ya sea por las prohibiciones legales o por la crisis económica, las ventas se han desplomado a un ritmo superior al 20% en lo que va de año y han adelgazado ya un 7% los ingresos oficiales por impuestos.

De momento, entre enero y abril el agujero es de 160 millones, de 2.296 millones recaudados en 2010 a los 2.138 de este año, según los datos presentados ayer por el Ministerio de Economía. Y por si fuera poco, ahora entramos en guerra de precios por parte de las tabaqueras.

Con una fiscalidad como la española, donde el precio final marca tanto lo que se embolsa el Estado vía impuestos por cada cajetilla, una rebaja masiva como la que han emprendido las grandes tabaquerasabre otra grieta más a las previsiones oficiales.

 

El viernes pasado fue Philip Morris (Marlboro, Chesterfield y L&M) la que redujo sus precios en unos 30 céntimos cuando los movimientos previos durante el mes de mayo habían oscilado entre ligeras subidas y no menos ligeras bajadas. Ayer fue Altadis (Fortuna, Nobel o Ducados) la que aplicó recortes agresivos.

British American Tobacco (Lucky) permanece a la expectativa, después de que animara a mediados de mes a sus competidoras a elevar sus precios y así disuadir al Gobierno de nuevas subidas de impuestos.

Por su parte, Japan Tobacco International (Winston y Camel) emitió un comunicado a media tarde para rechazar entrar en cualquier guerra y advertir al mismo tiempo que no pordría aguantar la situación actual "eternamente".

Entre unos y otros, lo cierto es que los precios actuales en España están más cerca de su estado previo a la reforma fiscal adoptada por el Gobierno en diciembre que a su situación posterior. Es decir, que casi todo lo que subió entonces para afrontar el alza tributaria se ha disipado.

Ejemplos con la primera y tercera marcas más vendidas en España: el paquete de Marlboro se vende ahora a 4 euros, después de haber estado desde diciembre a 4,25. Antes de la subida fiscal, se vendía a 3,85.

Fortuna, por su parte, se puede comprar desde hoy a 3,50 euros, sólo diez céntimos más de lo que costaba antes de la reforma y cuando ha llegado a costar 3,85 durante mayo.

En resumen, seis de las diez marcas más vendidas han reducido sensiblemente sus tarifas hasta ahora. De permanecer sus precios el resto del año en esos niveles, el nuevo mordisco a la recaudación podría ser de unos 150 millones adicionales (la cuenta sale de aplicar los precios rebajados actuales a las ventas reales de esas marcas durante el primer cuatrimestre).     

Hacia la batalla

Los contendientes rechazan la palabra guerra por lo que significa. "Guerra fue lo de 2006", recuerdan en el sector. Tampoco viene mal un poco de memoria, ya que entonces también fue Philip Morris quien encendió la mecha con una rebaja de hasta 40 céntimos en pleno momento de encarecimientos por parte de sus competidores.

La tregua no vino hasta que el Ministerio de Economía (con Pedro Solbes al frente) reformó el modelo fiscal y aplicó un nuevo impuesto mínimo.

¿Puede acabar igual la nueva contienda? La sucesora de Solbes, Elena Salgado, se muestra tranquila: "No hay nada previsto". Se están manteniendo reuniones con el sector, añade, pero eso no significa que se vuelva a tocar un impuesto que sufrió un importante ascenso hace menos de medio año.

De todos modos, hay un precio mínimo fijado por ley de 2,34 euros por cajetilla. "Y de ahí no pueden bajar", señala Salgado.

Gracias a esa reforma, de hecho, el Estado ingresaría 780 millones más de lo previsto inicialmente, que en los Presupuestos de 2011 se cifraba en casi 8.300 millones: en total, 9.054 millones. La realidad del primer trimestre es que se recauda un 7% menos respecto al primer cálculo (el que no incluía los 780 adicionales).

Básicamente, este descenso se debe a la caída de las ventas. Elena Salgado, "en calidad de ex ministra de Sanidad", se muestra "satisfecha" porque se fume menos. Como ministra de Economía, siempre le quedará el buen comportamiento de la recaudación del IVA para compensar la desviación del tabaco.

¿Y qué ganan las compañías con bajar sus precios? Independientemente de un eventual ascenso del consumo (poco probable, según los expertos), la medida tiene más de órdago al Gobierno que de lógica empresarial.

En resumen, la mayoría de las empresas (sobre todo, las que venden más marcas premium) pretende que se vuelva a reformar la fiscalidad del tabaco, de forma que no pese como hasta ahora el impuesto que grava proporcionalmente el precio de la cajetilla (llamado impuesto ad valorem) y se balancee la fiscalidad hacia el mínimo o el específico.

Con la preponderancia actual del ad valorem, y siempre según el sector, las subidas de precio "sólo benefician al Gobierno". Terminando el silogismo, las bajadas sólo perjudican a las arcas públicas.

Y a los vendedores al público, que ayer se reunieron en Madrid para analizar una situación que tildan de "preocupante". La Unión de Asociaciones de Estanqueros de España asegura que la situación de "inestabilidad" actual no puede continuar y que las pérdidas económicas podrían ser millonarias de continuar la escalada bajista en los precios.

Menos mal que ayer se celebraba el Día Mundial sin Tabaco.

Mostrar comentarios