Parte de bajas: la guerra del tabaco deja los precios al nivel de hace un año

  • Tras una intensa semana de bajada unánime de precios en el sector del tabaco, llega la hora del recuento. La principal consecuencia es que las tarifas han vuelto a los parámetros de mediados de 2010, antes de la reforma fiscal del Gobierno que trajo las últimas grandes subidas. Y nadie asegura que esto haya terminado.
Álex Medina R.

Las cuatro potencias tabaqueras han movido sus tropas y disparado sus primeras andanadas en forma de rebaja de precios. Despejado el humo de los cañonazos, el parte de guerra deja muy tocada la recaudación del Estado por el impuesto sobre las labores del tabaco y hiere a los estanqueros, cuya federación catalana habla ya de un recorte de la mitad de establecimientos como esto siga así.

Y, como en toda guerra (al menos en sus comienzos), también se ha beneficiado a un colectivo: el de los fumadores, que pueden comprar su marca de siempre prácticamente al mismo precio que lo hacían un año atrás.

En tan sólo siete días, las cuatro compañías que se reparten casi todo el mercado español han reducido drásticamente el precio de sus marcas de cigarrillos. Tanto, que las nuevas tarifas están más cerca de su nivel de junio de 2010 que el alcanzado al comienzo de la actual primavera.

El resultado es el siguiente (al menos en las marcas más vendidas): Marlobo a 4 euros; Chesterfield y Camel, a 3,70; Fortuna, Winston, Nobel y Lucky, a 3,50; Ducados Rubio y L&M, a 3,40; y Pall Mall, a 3,30. Sólo unos cinco o diez céntimos por encima de su viejo nivel. 

En aquel momento, en el segundo semestre del año pasado, el sector había entrado en un periodo de estabilidad que no se alteró hasta diciembre, cuando el Gobierno reformó el modelo tributario y ocasionó un importante incremento en la fiscalidad del tabaco.

De inmediato, las compañías reaccionaron todas a una y el 10 de diciembre elevaron al unísono el precio de sus cajetillas una media de 40 céntimos. El año 2010 terminaba así con aumentos en los paquetes de cigarrillos cercanos al euro y el Ministerio calculaba una recaudación extraordinaria en 2011 de 780 euros adicionales (sobre los 8.300 previstos en los Presupuestos).

Entre la mayor presión fiscal, el encarecimiento de precios y la entrada en vigor de la nueva Ley Antitabaco, las ventas le dieron el primer disgusto en los ingresos al Gobierno, puesto que han empezado el año con descensos superiores al 20%. Hasta abril, por lo tanto, la desviación es de 160 millones entre la previsión oficial y la realidad, un 7% por debajo de lo calculado inicialmente.

El detonante de la actual guerra estallaría en mayo. British American Tobacco (Lucky y Pall Mall) subió sus precios y así compensaba la previsible caída recaudatoria. La cuarta compañía en cuota de ventas (en torno al 10% del total en España) consideraba que si la industria encarecía su producto, el Ejecutivo no tendría la tentación de elevar la presión fiscal.

Le siguió en esta estrategia Altadis (Fortuna, Nobel y Ducados), la líder del mercado español con algo más de un tercio del volumen de ventas. La idea de BAT era invitar al Gobierno a un cambio fiscal que cambiara la estructura actual y no penalizara tanto a las marcas más altas.

Según el sector, el sistema español de imposición sobre el tabaco es muy rígido para las empresas: apenas le afectan pequeñas subidas o bajadas de precio. El que sufre o se beneficia más inmediatamente es el Estado. De ahí la volatilidad del mercado en esta última semana.

Porque el mercado ha volado por los aires. Fue Philip Morris (la segunda en ventas, con un poco menos de un tercio) quien puso la carga explosiva el viernes pasado, al bajar de una vez entre 20 y 30 céntimos sus enseñas.

Hasta el martes, el resto del sector no entró en tensión. Calculaba los daños y pensaba en su contraataque. Altadis, como líder del mercado, fue la primera en dar. Le siguió BAT y, finalmente, Japan Tobacco International (Winston y Camel), con una cuota alrededor del 20% y un currículo de menor volatilidad que el resto, completó el círculo.

Nadie asegura que la guerra haya terminado aquí y que la tregua no sirva para recargar las armas. Del primer gran enfrentamiento a cuenta del tabaco en el arranque de 2006 salió una reforma fiscal.

El Gobierno niega que vaya a actuar, aunque el agujero recaudatorio se expandiría en varios cientos de millones si los cigarrillos se mantienen en estos precios todo el año. Los estanqueros (que se llevan un porcentaje fijo de cada paquete) amenazan con medidas contundentes. 

Mostrar comentarios