Ahora va en serio: la UE puede multarnos con hasta 3.000 millones por el déficit y el paro

  • La Unión Europea no gastará más saliva y papeles en vano. A partir de ahora, cuando un país entre en un procedimiento por déficit excesivo o por desequilibrios macroeconómicos, las advertencias tendrán un final doloroso para los paísses que sigan sin entrar en vereda. Para el caso de España, la multa definitiva ascendería a unos 3.000 millones de euros si no corrige su déficit y su paro, por ejemplo.

Es parte de la historia grisácea de la Unión Europea: en 2003, allá cuando el comisario de Economía era Pedro Solbes y el primer mundo se lamía las heridas del estallido de la burbuja tecnológica, Alemania y Francia incumplían los objetivos comunitarios de déficit de forma sistemática.

El que luego dirigiría la primera política económica de Zapatero quiso que las dos potencias escarmentaran y dieran ejemplo, así que les abrió un proceso de sanción. Pero como París y Berlín se bastan ellos mismos para bloquear cualquier resolución en Bruselas, la sangre no llegó al río y no se aplicó sanción alguna sobre ellos ni sobre ningún otro.

Toda esta historia de amagos, falsas alarmas, advertencias en vacío y multas que nunca llegan desemboca en el pasado mes de noviembre. Ha pasado casi una década del órdago de Solbes y Europa vive una pesadilla económica. Grecia, Irlanda y Portugal han sido rescatadas y España e Italia viven al borde del precipicio. Es hora de poner orden.

Y es hora de ponerlo de verdad. Ya no habrá avisos en balde y el próximo miércoles Bruselas dará su veredicto sobre la economía española. A patir de ahora, un país que incurra en procedimiento por déficit excesivo puede terminar abonando una multa correspondiente al 0,2% de su Producto Interior Bruto. Eso, en el caso de España, serían unos 2.000 millones de euros.

Aunque la amenaza no se termina ahí. También desde septiembre la Unión aprobó el reglamento de otro tipo de procedimiento, el de desequilibrios económicos, que penaliza datos desviados como el paro, la balanza de pagos, el precio de la vivienda o la inversión extranjera, entre otros muchos. Por esta vía, la multa final sería de un 0,1% (o 1.000 millones).

¿Y cómo se cae en cualquiera de los dos procedimientos? Caer es fácil, pese a que la intención de Bruselas es que nadie llegue a la última fase de pago porque eso supondría el fracaso de todos los mecanismos previos. La teoría dice que los países deberían corregir sus problemas en cualquiera de las etapas iniciales.

Por ejemplo, lo primero es que se abra el procedimiento por déficit excesivo (a partir del 3% de números rojos o del 60% de deuda sobre PIB), algo que sufren en estos momentos dos de cada tres países de la zona euro y que en España se plasmó en 2011 en un déficit del 8,9% y una deuda cercana al 70%.

Iniciado el procedimiento oficial, se comienza un camino de advertencias, comprobaciones y correcciones que puede durar meses.

Lo serio llega cuando se eleva al Consejo desde la Comisión una recomendación para actuar. Antes, con una minoría se podía bloquear este paso en las reuniones de los altos cargos. Ya no, ahora se necesita una mayoría cualificada, con lo que el acuerdo franco-alemán de 2003 necesitaría más aliados para tumbar un proceso en estos momentos.

Desde ahí, el siguiente paso consiste en reclamar a un país que deposite el equivalente del 0,2% de su PIB en una cuenta comunitaria. Incluso entonces, continúan los consejos para enderezar el rumbo. Sólo en el caso de que el país no cumpla, el depósito se convertirá en multa y pasará a las arcas de la Comisión.

Como decíamos, hay varios países con procedimiento abierto ya y algunos, como Hungría, en fase avanzada de alerta.

No ocurre lo mismo con el procedimiento de los desequilibrios macroeconómicos. Al haberse aprobado su reglamento en noviembre, no entró en vigor hasta ese momento y sólo se emitieron algunas alertas tempranas en febrero.

Si con el déficit España puede tener serios problemas para evitar la sanción definitiva (tendría que llegar al 3% en año y medio desde el casi 9% que presenta ahora), la larga nómina de datos que pueden impulsar un proceso por desequilibrios nos condena antes de empezar en materia de desempleo: la media de paro en la eurozona (y que se tilda de escandalosa) es del 10% frente al 24,4% español.

Por no hablar de la balanza de pagos, totalmente descompensada; o la deuda privada, en la que el volumen nacional más que duplica el 70% de la pública. Y como éstos, media docena más de indicadores que están muy lejos de los valores normales.

Hasta 2010, España sólo se había salido del guión en cuatro parámetros del Tratado de Maastricht frente a las 14 de Alemania y Francia. Ahora que la UE va en serio, nos coge fuera por completo fuera de carril.

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