Apple lanza el nuevo iPad, pero ¿dónde está la televisión mágica de Steve Jobs?

  • Uno de últimos capítulos de la biografía autorizada del fundador de Apple afirmaba que el último gran proyecto que Jobs emprendió antes de su muerte fue revolucionar el mundo de la televisión con un nuevo aparato inteligente que cambiara para siempre el mercado del entretenimiento doméstico. Cinco meses y dos presentaciones después, nada se sabe aún de la que los analistas han bautizado provisionalmente como iTV.
Roberto Arnaz

"Me gustaría crear un sistema integrado de televisión que sea sencillo de usar. Estaría sincronizado con el resto de aparatos y con iCloud, y tendría el interfaz de usuario más sencillo que puedas imaginar. Por fin he dado con la clave". Estas misteriosas palabras que un ya muy enfermo Steve Job confió a su biógrafo, Walter Isaacson, desataron todo tipo de rumores sobre cómo sería la próxima genialidad, ya póstuma, del fundador de Apple.

Han pasado cinco meses desde su fallecimiento y, tras dos presentaciones de la compañía de la manzana, ni rastro de la televisión mágica de Jobs, la que algunos analistas se aventuraron a bautizar como iTV.

Los rumores de una revolución en el salón tomaron fuerza el pasado mes de noviembre, cuando se filtró que la compañía japonesa Sharp había alcanzado un acuerdo para fabricar las pantallas de la nueva televisión de Apple que, según el analista del banco de inversión Jefferies Peter Misek, llegaría al mercado en la segunda mitad de 2012.

"El resto de fabricantes están tratando de descifrar que es lo que iTV será capaz de hacer. Esperan no acabar de la misma manera que otros sectores, aplastados por Apple", aseguraba entonces Misek.

Incluso se llegó a pronosticar que, teniendo en cuenta los actuales precios de las televisiones planas, la revolución de Apple no costaría más de 1.000 dólares. Sin embargo, desde la compañía de la manzana mordida jamás hubo confirmación oficial del proyecto, algo que tampoco sorprende debida a su celosa cultura del secretismo.

Ayer era el primer día grande de Apple sin el aura de Steve Jobs, y la empresa de Cupertino necesitaba demostrar que ya sin su faro guía seguía siendo el referente en innovación. Tim Cook, el sucesor de Jobs al frente de la compañía, se lo jugó todo a una carta marcada: la tercera generación del iPad, una evolución natural de su exitosa tableta, pero poco revolucionaria.

También se habló de televisión, pero no de la manera que los aficionados de Apple y los mercados esperaban. Muchos apostaban porque, además del nuevo iPad, la compañía desvelase cómo sería su revolucionaria visión de la caja tonta. Se quedaron con las ganas.

Lo único que se anunció fue una nueva versión de Apple TV, el único proyecto fallido que han presentado en la última década, adaptada a los tiempos de la alta definición con una resolución de 1080p.

Tim Cook, aseguró, imitando el estilo Steve Jobs, que "la he estado utilizándola y la calidad es fuera de serie". Pero ni Cook tiene el carisma de Jobs, ni la nueva Apple TV supone ninguna revolución.

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