Por qué lo llaman rescate cuando quieren decir ayuda

    • La petición de asistencia a Bruselas se debe hacer, por ley, a través del fondo de rescate, aunque España no use un euro de ese dinero.
    • El Gobierno quiere que el BCE compre bonos en el secundario, lo que se considera una ayuda. Pero ésta sólo puede activarse previa petición al fondo de rescate.
Guindos: Si llaman rescate al programa del BCE, Zapatero también lo pidió
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Ruth Ugalde

¿Debate terminológico o diferencia de fondo? Un poco de todo. El interrogante abierto sobre si España necesita o no un rescate responde a una encrucijada legal que conlleva que, aunque nuestro país sólo necesite la ayuda del BCE, probablemente se termine viendo obligada a pedir un rescate fantasma.

Y el término fantasma responde a que, efectivamente, como se ha cansado de repetir el ministro de Economía, Luis de Guindos, España no necesita un rescate. O, al menos, no ahora.

Nuestro país necesita que los intereses de la deuda y la prima de riesgo se reduzcan, y esto se puede conseguir con el Banco Central Europeo (BCE) interviniendo de manera masiva en el mercado.

El problema es que Alemania ha desempolvado la letra pequeña de la normativa y ha dejado claro a la institución presidida por Mario Draghi de que la única forma que tiene de enviar a su Séptimo de Caballería a los mercados es previa solicitud de socorro de los países.

Y ésta debe hacerse solicitando previamente ayuda al fondo de rescate comunitario, conocido como Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), y firmando con él un Memorando que compromete al país de turno a cumplir una serie de obligaciones.

MEDE sí, rescate no

El MEDE es, en grandes líneas, el heredero del EFSF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), el fondo que se ha utilizado para rescatar a Grecia, Portugal e Irlanda. Por tanto, desde este punto de vista, acudir a él supone pedir un rescate.

Pero, en realidad, España y sus socios consideran que nuestro país no necesitará utilizar ni un sólo euro del dinero que se podría activar, sino que sólo haría esta petición para liberar así al BCE de sus ataduras y permitir que la institución se lance a comprar deuda hispana.

¿Por qué Alemania está exigiendo apelar al MEDE en vez de dejar a la institución que dirige Mario Draghi que actúe libremente? "Por que los alemanes consideran que la única forma de que España haga las reformas que necesita es teniendo la soga al cuello", explican fuentes diplomáticas de Bruselas.

Y con la intervención del BCE nuestro Gobierno vería aflojarse rápidamente el nudo de la corbata y, por tanto, podría caer en la desidia a la hora de aplicar los cambios que todavía tiene pendientes.

Un ejemplo de esto se vio a finales del año pasado y principios del actual, cuando el banquero central de Europa salió al rescate de España a Italia con dos inyecciones de dinero que sumaron un billón de euros, algo nunca visto.

Esta inyección permitió al Tesoro cargar la alforjas y conseguir en algo más de tres meses el dinero necesario para hacer frente a todos los objetivos de medio año. De ahí que, a pesar del terremoto vivido este verano, España cerrarán este año con un coste medio de su deuda inferior al del pasado.

Pero, las reformas de fondo que Bruselas esperaba que aplicara el Ejecutivo de Rajoy no llegaban, y no llegaron ni siquiera con los Presupuestos Generales de 2012, que se aprobaron el 30 de marzo.

Hubo que esperar hasta el mes de julio para que el Gobierno cumpliera con Europa y empezara a aplicar las medidas que le pedía: subida del IVA, recorte de la nómina pública quitando la extra de los funcionarios, fin de la desgravación por vivienda...

Beneficios y perjuicios de acudir al BCE

La intervención del BCE permitirá abaratar los intereses que paga España por su deuda y destinar ese ahorro a rebajar el déficit. De hecho, según los Presupuestos Generales de 2013, nuestro país deberá pagar el próximo año 38.589,55 sólo en intereses, casi 10.000 millones más de los 28.848 millones que se van al saldar al cierre de este ejercicio.

Esta previsión está hecha con los elevados diferenciales con los que opera ahora España en los mercados (la prima de riesgo se sitúa actualmente en torno a 435 puntos), y todos los organismos internacionales de referencia estiman que unos 200 enteros son responsabilidad de las dudas sobre el euro, no de España.

Por tanto, parece lógico pensar que la intervención del BCE podría reducir el diferencial entre el bono español y el germano al entorno de los 250 puntos, casi la mitad que ahora. Un ahorro que llevado al pago de intereses supone liberar miles de millones de euros, que el Estado destinaría a reducir el déficit.

En medio de todo este juego de estrategia, también están los intereses ocultos de cada país. Así, por ejemplo, Alemania no tiene prisa por que se haga la petición de ayuda, ya que gracias las dudas que hay sobre los países periféricos se está financiando a tipos muy bajos.

Francia e Italia, en cambio, desean que sea cuanto antes, porque supondría un cortafuegos.

España, por su parte, quiere conocer la letra pequeña de las condiciones antes de tomar cualquier decisión. Y éstas, según fuentes diplomáticas de Bruselas, pasan por redefinir el modelo de Estado. Es decir, por centralizar competencias y seguir recortando los gastos de las comunidades autónomas. Un discurso políticamente muy difícil de vender.

Por no hablar de que el Ejecutivo de Rajoy todavía tendría una última opción, una jugada maestra, aunque prácticamente todo el mundo la da por imposible: esperar hasta que sea Italia la que pida ayuda y, así, beneficiarse de las caídas de la prima de riesgo.

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