Toda la economía europea se estanca: ¿Es ya tan recomendable subir los tipos?

  • La economía de la zona euro cogió la gripe la pasada primavera. Entre abril y junio, los 17 países de la moneda única crecieron en su conjunto un tímido 0,2%. La media quedó lastrada, precisamente, por las teóricas locomtoras del continente: Alemania sólo avanzó un 0,1% y Francia cerró el perido con un plano 0%. Con el crecimiento estancado, ya no está tan clara la necesidad esgrimida por el Banco Central Europeo de subir más los tipos.
El BCE deja sin cambios los principales tipos de interés
El BCE deja sin cambios los principales tipos de interés
Álex Medina R.

Si a la economía americana sólo puede enderazarla una invasión extraterrestre (como ha llegado a decir el Premio Nobel Paul Krugman), a la europea también le está haciendo falta algún estímulo extraordinario. Y, desde luego, lo peor que le puede venir es una subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, tal y como parece descontado para antes de que termine el año.

En estos momentos, el precio del dinero (del que depende cualquier crédito que dan los bancos, incluídas las hipotecas) está en el 1,5% y se preveía que acabase el año entre el 1,75% y el 2%.

Pero todo se le está volviendo en contra al BCE y a su presidente, Jean Claude Trichet, quien cederá el cargo a partir del 1 de noviembre al italiano Mario Draghi. Cuando todo hacía pensar que el dirigente francés se despidiría con una subida en otoño, la evolución económica se ha empeñado en cambiarle los planes: la zona euro creció entre abril y junio un escuálido 0,2% y un 1,7% en tasa interanual.   

Reduciéndolo a la mínima expresión, la política económica del BCE se basa en dos parámetros: crecimiento e inflación. Si el crecimiento es fuerte y la inflación es alta, la ortodoxia aconseja subir los tipos para atajar las alzas generalizadas de precios que conlleva un alto avance económico.

Por eso, en estos años pasados de crisis los tipos estuvieron en niveles mínimos históricos, para estimular el crecimiento económico en todo el Viejo Continente.  Y por eso, en el momento en que Alemania, Francia y otros países del centro y del norte europeo avanzaron con paso firme, el BCE inició una escalada de ascensos en los tipos que, por el contrario, afectaba de lleno a los débiles crecimientos de España o Italia.

Era la llamada Europa de las dos velocidades, en la que el BCE parecía decidir en función de las locomotoras francesa y alemana. También es verdad que la inflación, empujada por el precio del petróleo, estaba lejos del objetivo innegociable del 2% que exigía Trichet y ha pasado la primera mitad del año en el entorno del 3%.

Hasta que llegó la primavera y los precios se relajaron (ya están al 2,5%) y, sobre todo, el crecimiento se ha bloquedado en el núcleo duro de la zona euro. Ya no son España e Italia los que crecen a pequeños pasos: Alemania y Francia han frenado en seco su evolución y han cerrado el segundo trimestre con tímidos porcentajes del 0,1% y del 0,% que han arrastrado el PIB conjunto de los 17 países de la zona euro a un 0,2%.

España, a todo esto, ha avanzado también un 0,2%, aunque su tasa interanual es más débil, del 0,7%, una décima menos de lo que registró entre enero y marzo, confirmó ayer el Instituto Nacional de Estadística.

La debilidad también se dio en el Reino Unido (un 0,2% trimestral), Italia (0,3%) u Holanda, con el 0,1%, según los datos recogidos por Eurostat. En el lado opuesto, sólo Austria, Suecia, Finlandia y Letonia superaron el 1% de crecimiento entre trimestres.

Puede que la situación sea temporal. De hecho, Sarkozy y Merkel auguraron ayer un buen año para sus economías cuando se completen los cuatro trimestres. Sin embargo, los propios expertos del BCE auguraron la semana pasada que el estancamiento podría alargarse hasta el final del ejercicio y los datos recién conocidos reflejan un fuerte recorte en la marcha germana hasta en comparación anual, que ha pasado del 4,6% del primer trimestre a un 2,8% del segundo.

Así que,¿es recomendable bajar los tipos? El propio Trichet ya aguó su mensaje en su comparecencia de junio, cuando, en ese lenguaje encriptado que le carecteriza (no puede anunciar oficilamente subidas o bajadas), dejó entrever que sólo habría una subida más antes de que terminase 2011, hasta el 1,75%, precisamente porque la economía se había ralentizado.

Durante todo el día de ayer, los expertos europeos coincidieron en poner en duda la idoneidad de continuar con nuevas alzas en el precio del dinero, ya que mermaría aún más la débil recuperación.

Por ejemplo, Jacob Graven, economista jefe del Denmark's Sydbank, aseguró en el Wall Street Journal que sería recomendable un "cambio de rumbo". Jennifer McKeown, de Capital Economics, advertía del riesgo de recaer en una recesión porque ya parece evidente que "las grandes economía no pueden soportar más a la periferia".

El principal problema es que Trichet presidirá su última reunión del BCE antes de que se conozcan los datos del PIB correspondientes al tercer trimestre, es decir, antes de que se constate o no una recuperación. ¿Le pasará la responsabilidad a su sucesor o se despedirá como adalid de la contención inflacionista, tal y como ha demostrado en su mandato, y elevará pese a todo los tipos?

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