'Casinos en el aire': Eurovegas es el tercer macroproyecto que encalla en una década

    • Los proyectos de levantar un pequeño Las Vegas en el desierto de Los Monegros y un 'Caesar's Palace' en La Mancha se diluyeron, como Eurovegas, antes de plantar la primera piedra.
    • El patrón se repite: las autoridades se entusiasman con un plan que promete inversiones millonarias y decenas de miles de empleos, acceden a todo tipo de cambios legales y luego se quedan sin proyecto.

Simulación virtual de lo que habría sido el proyecto Eurovegas en Alcorcón.
Simulación virtual de lo que habría sido el proyecto Eurovegas en Alcorcón.

Antes de que Sheldon Adelson hiciera aparecer el símbolo del dólar en las pupilas de los políticos de la Comunidad de Madrid para dejarlos después con un palmo de narices y muchas explicaciones que dar, otros gobiernos autonómicos como los de Aragón y Castilla-La Mancha ya vieron frustrados sus sueños de fama y gloria tras ser seducidos por las mismas promesas de creación de empleo y riqueza que trajo a Madrid el magnate de Las Vegas Sands.

Lo llamativo del caso es que el 'gancho' mordido siempre ha sido el mismo: levantar en la soleada y alegre España una versión 'a la europea' de Las Vegas a golpe de miles millones de euros de inversión y la promesa de decenas de miles de puestos de trabajo.

Lo curioso, casi digno de estudio, es que pese a las decepciones previas por proyectos semejantes la reacción de las autoridades también se ha repetido: entusiasmo, promesas de prosperidad y alfombras rojas para los promotores.

El resultado final también se ha repetido: el fracaso del proyecto antes incluso de colocar su primera piedra.Un Caesar's Palace en La Mancha

El primer proyecto de este tipo se dio a conocer allá por el año 2005, en plena fiebre del oro inmobiliaria, cuando parecía que nada era imposible de construir, y vender, en España.

Un grupo de inversores manchegos convocó a la prensa de todo el país para hacer público un acuerdo con Harrah's, promotor de los legendarios hoteles Caesar's, para desarrollar un gigantesco resort en las afueras de Ciudad Real: se llamaría Reino de Don Quijote.

El proyecto preveía la construcción de un hotel cinco estrellas, un casino, un spa, una zona comercial de lujo y tres campos de golf.

Las cifras que prometían los promotores eran mareantes: el objetivo era recibir dos millones de visitantes al año, se crearían unos 20.000 empleos, 7.000 empleos directos y 11.000 indirectos.

Las autoridades vieron un filón y se implicaron desde el primer momento. La Junta de Castilla-La Mancha lo consideró de excepcional interés, con las ventajas fiscales que esa declaración otorga, el ayuntamiento lo declaró de utilidad pública y corrigió el Plan General de la ciudad para adaptarlo al macrodesarrollo.

El estallido de la crisis estranguló el empuje financiero de las socios locales, la promotora Gedeco Avantis y Caja Castilla-La Mancha, y Harrah's decidió abandonar un plan por el que declaró unas pérdidas de 27,1 millones de dólares.

La declaración en concurso de acreedores de Avantis en febrero de 2012 puso un amargo broche final al proyecto.

Nunca se sabrá si fue el macroproyecto el que intentó aprovechar el potencial tirón del Aeropuerto de Ciudad Real o por el contrario se promovió la construcción del aeropuerto (acordada en 2002, pero iniciada en 2004) pensando en el futuro casino, pero el caso es que ambos tenían como padrino a Caja Castilla-La Mancha y ambos acabaron resultando un fracaso.Resacón en Los Monegros

Casi en paralelo a los primeros tanteos del proyecto en Castilla-La Mancha, irrumpió un potencial competidor: una gigantesca ciudad del juego en el desierto de Los Monegros.

El proyecto se denominaba Gran Scala y pretendía levantar un pequeño Las Vegas en el desierto de Los Monegros: 35 casinos, cinco parques temáticos, 50 hoteles, 232 restaurantes, un campo de golf y hasta una plaza de toros.

Los promotores comprometían una inversión de 17.000 millones de euros y la generación de cerca de 100.000 puestos de trabajo. El Gobierno aragonés nunca ocultó su entusiasmo por un macrodesarrollo que constituiría "el escaparate de Aragón ante el mundo". Prestó su sede para la presentación del proyecto e incluso promulgó una ley específica para engrasar su desarrollo.

Poco importaron el misterioso origen de los promotores de Leisure Development, un exótico combo de sociedades radicadas en paraísos fiscales; las exigencias para cambiar varias leyes regionales y tender redes de infraestructuras y abastecimientos hacia un punto en medio del desierto; el inasumible impacto ambiental; o que las promesas de generación de actividad fueran irreales: se llegó a decir que atraería 25 millones de visitantes, la mitad de la afluencia anual de turistas a España –tercer destino más importante del mundo-.

El primer casino tendría que abrir sus puertas en 2014, sin embargo en febrero de 2012 venció el plazo para que los inversores ejercitaran su opción de compra sobre los terrenos de Los Monegros sin que ni siquiera se haya pagado ni una pequeña parte de los mismos.El futuro de BCN World

Eurovegas ha caído, pero aún nos queda un macroproyecto en cartera: Barcelona World.

¿Qué sería Barcelona World? Pues un macrocomplejo de ocio con casinos, centros de convenciones, restaurantes de lujo, oficinas, teatros, ubicado en 400 hectáreas junto al Parque Port Aventura, en el que se levantará una amplísima planta hotelera de hasta 12.000 habitaciones, repartidas por una serie de complejos que replicarán los lugares más emblemáticos de Europa, Estados Unidos, China, Brasil, India y Rusia. Una monada.

Agárrense que vienen cifras. Los promotores del proyecto, entre los que se encuentra el empresario español, Enrique Bañuelos, principal hacedor del auge y posterior desplome de la inmobiliaria valenciana Astroc, prometen una inversión de 4.372 millones de euros, la generación de 40.000 puestos de trabajo (20.000 directos y otros tantos indirectos) y atraer a 10 millones de visitantes al año, la mitad de los que visitan Cataluña en un año normal.

De momento, dicen haber conseguido socios para respaldar una cuarta parte de la inversión prevista, aunque ya han deslizado que el proceso secesionista en Cataluña podría llevarles a replantearse su inversión.

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