ALOJARSE EN EL PRIMER FARO HOTEL DE ESPAÑA COSTARÁ EN TORNO A 200 EUROS

- Contará con dos apartamentos de 40 metros cuadrados. La empresa concesionaria de la gestión del Hotel Faro Isla Pancha, el primero de estas características que abrirá en España, estima que pasar una noche en este establecimiento perteneciente al término municipal de Ribadeo (Lugo), tendrá un coste de entre 200 y 300 euros por apartamento.
Así lo explicó a Servimedia el promotor del proyecto y concesionario del faro, José Luis López, quien indicó que su intención es abrir el hotel en fechas cercanas al 20 de marzo.
De hecho, destacó que ya tiene a punto la web y el sistema de reservas para empezar a comercializar noches en el faro y que lo activará cuando se fije la fecha de inauguración, que está pendiente de la agenda de las autoridades que tienen previsto acudir, en principio el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, y el de Puertos del Estado, José Llorca.
El faro cuenta con capacidad para ocho huéspedes, repartidos en dos apartamentos de unos 40 metros cuadrados, con dos habitaciones y un baño cada uno de ellos.
Los apartamentos, además de contar con equipamiento de lujo, disponen de cocina para que los clientes del faro no deban desplazarse a ningún lugar para poder desayunar o comer, ya que el hotel no obtuvo la autorización para construir una cafetería. Además, el exterior del faro cuenta con una zona ajardinada donde los huéspedes pueden tomar un café o una copa.
El Consejo de Ministros dio el 22 de mayo de 2015 su visto bueno para que este faro se convirtiera en hotel. Tras permanecer fuera de servicio desde 1983, fue el primero de España en obtener esta autorización, que recientemente ha obtenido también el de Punta Cumplida en la isla de La Palma.
Esta actuación se enmarca en el programa ‘Faros de España’, un proyecto con el que el Ministerio de Fomento trata de potenciar el desarrollo de actividades sostenibles en los faros a través de la entrada de iniciativa privada que garantice su conservación.
Con ello, el Gobierno quiere impulsar la puesta en valor de estas edificaciones singulares aprovechando espacios, como las antiguas viviendas de los fareros, que han quedado en desuso.

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