La Llave de Oro busca diversificarse hacia el segmento hotelero y patrimonial

En una entrevista con motivo del salón inmobiliario Barcelona Meeting Point, ha explicado que seguirán centrados en la promoción y construcción de viviendas de primera residencia en Barcelona y la primera corona metropolitana, pero que buscarán oportunidades para diversificar sus ingresos.

La compañía ya abrió un hotel en la avenida Drassanes de la capital catalana en 2012, el Andante Hotel, con 134 habitaciones y que gestiona directamente, y este modelo de promoción y posterior gestión, cuyos resultados le han sido satisfactorios, es el que quiere replicar al menos con dos o tres establecimientos más: "Estábamos a punto para un segundo hotel en Barcelona, pero llegó la moratoria hotelera".

Ante la parálisis de los proyectos en la capital catalana --donde su interés apunta al Eixample--, Marsà augura que surgirán oportunidades hoteleras en "nuevos puntos alrededor de Barcelona", aunque solo apostarán por ubicaciones con demanda acreditada porque priorizarán una buena localización.

"No queremos ser un grupo hotelero, pero nos gustaría tener tres, cuatro o cinco hoteles", ha concretado como estrategia a medio y largo plazo.

Respecto al negocio patrimonial, La Llave de Oro ya contaba antes de la crisis con una cartera con casi una veintena de edificios en alquiler que vendió hace dos años a Goldman Sachs para obtener recursos para el negocio promotor y constructor en una operación de unos 90 millones de euros, según las informaciones publicadas entonces.

Ahora, quiere volver a este segmento de negocio a través de la construcción y alquiler de algunos edificios de oficinas en Barcelona, y también contempla proyectos de alquiler residencial, aunque "no como estrategia principal, sino de diversificación".

En el negocio principal, la compañía comercializa actualmente 15 promociones entre la ciudad de Barcelona (ocho) y el Área Metropolitana, y este año ha iniciado once proyectos.

Marsà ha reconocido que el interés de compra de extranjeros en Barcelona permite elevar precios, pero ha considerado que es un aumento "sostenido" y no desbocado como antes de la crisis, mientras que la población local también va aumentando su capacidad de compra conforme mejora la situación económica.