Crecimiento, reforma fiscal y reducción de la deuda, próximos retos de Italia tras las elecciones

    • Debe revisar su sistema fiscal y reducir una deuda disparada por encima del 120% del PIB.
    • Éstos son los principales retos que deberá afrontar el Gobierno italiano tras las elecciones generales de este domingo y lunes.
Bersani, el ganador según los sondeos
Bersani, el ganador según los sondeos

Miguel Cabanillas, Roma (Italia) | EFE

El crecimiento económico, la revisión de su sistema fiscal y la reducción de su elevada deuda, que se sitúa por encima del 120 % del Producto Interior Bruto (PIB), son los tres principales retos que deberá afrontar el Gobierno italiano que salga de las elecciones generales del 24 y 25 de febrero.

El Ejecutivo que sucederá al gabinete tecnócrata de Mario Monti, quien aspira a volver a ser primer ministro, esta vez con elecciones de por medio, llegará al poder previsiblemente con menor presión en los mercados financieros que cuando lo hizo el excomisario europeo el pasado noviembre.

Pero, a su vez, sentirá sobre sus hombros el peso del deber de conservar la confianza que Monti ha devuelto a las finanzas de Italia en trece meses, ampliando o revisando alguna de sus reformas o, incluso, aboliéndolas, como puede pasar si gana el centroderecha liderado por el ex primer ministro Silvio Berlusconi.

En los cinco años de legislatura que se abrirán a partir de la formación del Parlamento el crecimiento será el principal reto económico que se habrá de plantear el Gobierno, para conseguir que Italia salga lo antes posible de la recesión en la que entró a finales de 2011 y deje atrás la década de muy débil crecimiento que ha vivido el país en el siglo XXI.

La actual contracción de la economía, que el Banco de Italia estima que fue del 2,1 % en 2012 y que será del 1 % este año, tiene su primera consecuencia, en línea con lo que ocurre en otros países de la zona euro, en una tasa de desempleo récord, que en diciembre se situó en el 11,2 % y que se prevé que puede llegar a un pico del 12 % en 2014.

Con un desempleo juvenil del 36,6%, los candidatos son conscientes de que, quien llegue al poder, debe ponerse manos a la obra en la tarea del relanzamiento económico, un asunto que Monti, que ha batallado por el crecimiento junto a Francia y España, tiene pendiente, tras ver cómo sus medidas, entre ellas su vasto plan de liberalizaciones, no han dado los frutos deseados en términos de productividad.

Sin embargo, el reto más importante, el crecimiento económico, ha quedado eclipsado en la campaña electoral por un asunto que, en parte, está relacionado y que ha sido usado por Berlusconi como principal baza para que su coalición gane las elecciones: la necesaria reforma que rebaje la presión fiscal sobre los italianos.

En concreto, el impuesto sobre bienes inmuebles, el IMU, que Monti reintrodujo sobre la vivienda habitual para sanear las cuentas públicas, pero que Berlusconi promete volver a abolir (devolviendo, incluso, lo pagado por los contribuyentes en 2012), algo que ha obligado al resto de principales candidatos a prometer una revisión de la tasa, conscientes de que es una prioridad para los ciudadanos.

Con la subida del IVA al 22 % aún pendiente para julio, se abren muy distintos escenarios en los próximos meses dependiendo de quién llegue al Gobierno, desde la continuación del rigor de Monti y Bruselas, hasta una mayor laxitud en términos fiscales que propugna Berlusconi, con su ya famosa promesa de "no meter la mano en los bolsillos de los italianos" y aumentar su poder adquisitivo.

Con unos mercados más calmados, el déficit italiano no es una gran preocupación para Italia, pues estima que cerrará 2013 en el 1,6 % (no se descarta un nuevo plan de ajuste este año), y la gran atención del saneamiento de las cuentas públicas se centra ahora en la reducción de la deuda pública, ya por encima de los 2 billones de euros y que se prevé que este año se eleve hasta el 127,1 % del PIB.

Esta reducción del nivel de deuda, el segundo mayor en la zona euro por detrás de Grecia, habrá de llegar, según el consenso de los candidatos, con la venta de bienes públicos, una cuestión que se quedó en el tintero del Gobierno saliente, que pretendía aprobar un plan para vender activos por valor de entre 15.000 y 20.000 millones de euros al año durante un lustro.

Fuera de lo económico, Italia tiene otras tareas pendientes para esta legislatura: la reforma electoral, una ley de parejas de hecho propuesta por la coalición favorita en las encuestas (el centroizquierda de Pier Luigi Bersani), y una reforma judicial, en caso de ganar el procesado Berlusconi.

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