De Francia a Cataluña: los diez lugares donde 'crujen' a los ricos

  • Francia exigirá un 75% de sus ingresos a los ciudadanos que cobren más de un millón de euros al año y pasará a convertirse en el país donde se pagan los impuestos más altos de todo el planeta. Repasamos los lugares donde más caro resulta tener una buena nómina.

Hollande subirá los impuestos a los ricos en Francia
Hollande subirá los impuestos a los ricos en Francia
Bruno Pérez

Ser millonario está a punto de convertirse en un mal negocio en Francia. El presidente de la República, François Hollande, arruinó el descanso dominical de las mayores fortunas del país al anunciar en una entrevista televisiva que en 2013 y 2014 va a exigir una contribución extraordinaria del 75% a los 3.000 franceses que declaran rentas superiores al millón de euros anual.

La medida es polémica porque roza la confiscatorio. Los analistas sitúan normalmente en el 60% de los ingresos el límite máximo de lo que se puede considerar una fiscalidad razonable.

Lo que pretende hacer Francia significa que el Estado se quedará con tres de cada cuatro euros de la nómina de 3.000 franceses o, de otra forma, que un contribuyente con una nómina de un millón de euros apenas se quedará con 250.000, entregando 750.000 al Fisco, sólo en concepto de Impuesto sobre la Renta, impuestos indirectos como el IVA u otros sober el consumo al margen.

El adinerado propietario del emporio del lujo Louis Vuitton, Bernard Arnault, ya ha fijado su residencia en Bélgica y según los despachos de abogados cientos de millonarios franceses podrían seguir sus pasos en las próximas semanas si Hollande no se echa atrás.

El Ejecutivo de París prevé recaudar con esta medida 2.250 millones de euros, que contribuirán a conseguir los 20.000 millones en nuevos ingresos que Francia necesita generar en 2013 para cumplir con su plan de reducir el déficit en 30.000 millones durante el próximo ejercicio.

Por el camino se encaramará al primer puesto del ránking de países que más gravan a sus rentas más altas. Según los datos de la OCDE, ese 'privilegio' lo ostenta ahora la república africana deChad, que aplica un tipo de impuesto sobre la renta del 60% a las mayores fortunas del país, entendidas, eso sí, como aquellas que ingresan más de 9.000 euros anuales.

Inmediatamente después aparece la caribeña isla de Aruba, que compensa el tipo del 0% que aplica a las empresas que se asientan en su territorio y a las ganancias financieras de sus habitantes con una elevada imposición personal del 59%, que aplica sin distinción a todos sus habitantes.

Hay que descender hasta el cuarto lugar para encontrar el primer representante de los países escandinavos, la que muchos consideran como el área con la presión fiscal más alta del mundo. Se trata de Suecia. La mayoría de los suecos con mayores ingresos pagan un tipo medio del 56,6%, pero como allí también hay descentralización fiscal, hay regiones donde este tipo se eleva hasta el 59,2%.

Algo similar sucede con Bélgica, donde el tipo medio de IRPF que pagan las grandes fortunas es del 50%, si bien hay distritos que exigen el 59% del sueldo a sus rentas más altas.

Hace apenas cuatro años el resto del top 10 de este ránking habría sido copado por países como Dinamarca, Noruega, Finlandia, Australia o el Reino Unido, que históricamente han mantenido tipos próximos al 50% para sus contribuyentes con una situación económica más desahogada.

Sin embargo, la crisis ha provocado una auténtica revolución fiscal, hasta el punto de situar a un puñado de comunidades autónomicas españolas, Cataluña, Extremadura, Cantabria, Asturias y Andalucía, entre los territorios fiscalmente más hostiles para las grandes fortunas de todo el mundo (presentan tipos de entre el 56% y el 55%), por encima de países como Dinamarca (55,4%), Australia (54,5%) u Holanda (52%).

En cabeza de ellas, Cataluña, donde los contribuyentes con rentas declaradas superiores a 300.000 euros deben hacer frente a una carga fiscal del 56%.

El tipo máximo de referencia en el resto de España es del 52%, nueve puntos más que el vigente hace apenas tres años. España ha pasado de ser uno de los territorios fiscalmente más competitivos en materia de imposición personal a uno de los más estrictos.

Francia, en el ránking histórico

Hoy, la fijación de un tipo del 75% en el Impuesto sobre la Renta, por mucho que se aplique únicamente a los contribuyentes con ingresos superiores al millón de euros, nos puede parecer sorprendente, pero hace 30 años era casi la norma.

Estados Unidos mantuvo un tipo del 81% en el Impuesto sobre la Renta sobre sus ciudadanos con mayores ingresos hasta que Ronald Reagan decidió que era el momento de bajar los impuestos y cambió la historia.

Antes de que eso ocurriera, las rentas más altas, no necesariamente grandes fortunas, de Italia entregaban a Hacienda un 72% de sus ingresos, las de Suecia, un 76%; o las de Bélgica, un 67,5%.

Incluso en los albores de la democracia, los españoles con sueldos más altos se veían obligados a entregar al Fisco un 65% de todo lo que ganaban.

Aunque si algún país se llevaba la palma, ése era nuestro vecino, Portugal, que mantenía un IRPF del 84% para los salarios más elevados del país.

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