Alemanes y griegos: ¡enfadados!

  • Las posiciones entre Berlín y Atenas son cada vez más tensas. Los alemanes acusan a los griegos de estar pagando una crisis provocada por su falta de trabajo. Mientras, los helenos, recuerdan a Alemania que son el segundo país que más armamento les compra. Al final están todos enfadados.
La canciller alemana, Angela Merkel.
La canciller alemana, Angela Merkel.
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Nikolia Apostolou, Atenas (Grecia) | GlobalPost

Primero fue el rescate de Grecia en 2010, por 1.110 millones de euros. Fracasó. Un año más tarde, fue necesario un segundo rescate. A pesar de todo, ambas partes se han quejado.

Los alemanes querían saber por qué la gente trabajadora de la Unión Europea tenía que ayudar a los vagos griegos.

Y los griegos dijeron que los alemanes deberían revisar sus argumentos. Resulta que los griegos tenían razón.

"En países como Grecia, España y Portugal la gente no debería jubilarse antes que en Alemania", dijo la canciller alemana, Angela Merkel, a sus colegas de partido en mayo. "No podemos tener una moneda común con un país dando un montón de vacaciones y otro con muy pocas".

En los últimos meses, la UE ha tenido problemas con la forma de resolver la crisis de deuda en la zona euro en Grecia, Portugal e Irlanda, los países con más en problemas.

Merkel, frente a una opinión pública cansada de ser "una billetera abierta" por llevar la carga más pesada en el plan de rescate griego, ha presionado desde hace mucho para que se adopten medidas de austeridad más severas en los países endeudados. Pero se ha resistido a las distintas medidas en cada vuelta, mientras crece la retórica anti-griega.

Ese sentimiento prolifera ahora en toda Alemania, en la prensa popular y en todos los partidos políticos. La revista alemana Focus llama a los griegos los "fraudes de la UE" La idea está calando en la población.

Tommi, un taxista de 45 años que espera una carrera en un distrito de Kreuzberg de Berlín, dice que es ridículo que Alemania sea la "cartera de Europa".

"Trabajamos duro, y desde luego es por eso por lo que nosotros lo hacemos tan bien", dice. "¿Por qué deberíamos pagar por los demás cuando ellos no hacen lo mismo?

Pero el dedo acusador alemán no se sostiene. Hay un concepto ampliamente difundido en Alemania y sobre la que se hace oídos sordos: según las estadísticas de Eurostat y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo los griegos trabajan más tiempo que los alemanes.

"Los alemanes trabajan 1.390 horas al año, mientras que los griegos hacen unas 2.119 horas de media".

La media de los trabajadores en Alemania goza de 30 días libres de vacaciones, más 10 días festivos nacionales. En comparación, los griegos tienen 23 días de descanso, además de siete días festivos nacionales.

Incluso la edad real de jubilación en Grecia - cuando la gente realmente se jubila, no cuando legalmente se espera que lo hagan - es ligeramente superior a la alemana. Se espera que suba a los 63,5 años en 2015, superando en dos años a Alemania.

Los griegos, por su parte, están furiosos por la respuesta alemana a la crisis.

"Cuando los medios de comunicación atacan a Grecia, siento que son completamente hipócritas", dice María Kodogiani, una griega de 33 años de edad que trabaja en Berlín como productora de cine. Se olvidan de mencionar que todavía estamos en su lista de países importadores de equipos militares y bienes de consumo".

De hecho, Grecia está sólo a un punto porcentual detrás de Turquía, el cliente de defensa número 1 de Alemania.

El desenfrenado sentimiento anti-griego en Alemania también ha calado en las costas griegas.

En los destinos turísticos, los griegos se quejan de la forma en la que actúan algunos turistas alemanes. "Un gran porcentaje de los alemanes que entra en mi tienda tienen la misma actitud", dice Elisa Malliaraki, una farmacéutica de Rodas de 30 años de edad.

"Desde que nos están ayudando con el rescate, caminan por aquí como si fueran los dueños del lugar".

Los griegos y los alemanes han tenido una larga historia de desencuentros mutuos. Los griegos estuvieron gobernados una vez por un rey bávaro muy amigo de los impuestos. Y durante la II Guerra Mundial, las fuerzas alemanas y sus aliados del Eje les invadieron, asesinando a cientos de miles de griegos.

Después de la guerra, millones de griegos acudieron a Alemania como trabajadores invitados para ayudar a que la economía alemana resurgiera de nuevo de sus cenizas.

Desde entonces, con el establecimiento de la UE y de la eurozona, las economías regionales han crecido en dependencia de las otras.

Durante una década, a Grecia, Italia y España les hicieron préstamos a bajas tasas de interés debido a que su calificación crediticia estaba impulsada por la fortaleza de los compañeros de la zona euro Alemania y Francia. Este dinero prestado alimentó a las economías del sur de Europa y sus consumidores gastaron su nueva riqueza en productos alemanes y franceses.

"Las exportaciones alemanas aumentaron sólo por el hecho de que Grecia y el resto de las economías europeas del sur incrementaron su gasto en consumo", dice Thodoris Pelagidis, profesor de economía en la Universidad de El Pireo.

Por supuesto, eso es sólo una parte del problema en Grecia. La economía del país también era muy dependiente de los gastos del Gobierno en materia de salarios, pensiones e infraestructuras. La corrupción también ha jugado un papel importante.

Mientras tanto, los analistas sostienen que el resto de Europa sabía lo que estaba sucediendo en Grecia, Italia y España, y que se limitaron a hacer la vista gorda. Mientras que la economía alemana continuó creciendo, los países europeos del sur continuaban amasando deudas. Los políticos griegos mantenían la fiesta y los líderes alemanes seguían acusando al chivo expiatorio del sur –todo ello mientras se cernía la crisis.

"Lo que está causando muchos problemas a Merkel es el continuo debate y las dudas acerca de si el sistema del euro va a funcionar o no en los términos de Alemania", dice Jackson Janes, director ejecutivo del Instituto Americano de Estudios Alemanes Contemporáneos de la Universidad Johns Hopkins en Washington. "Eso es algo que no ha sido capaz de explicar con eficacia a un montón de alemanes. Merkel trató de dar la cara y hablar a los alemanes sobre la crisis del euro desde diferentes puntos pero ha habido una cierta vacilación a la hora de hacerlo al tener enfrente unas importantes elecciones".

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