El paraíso fiscal de las empresas españolas: sólo pagan el 9% de sus beneficios

    • Los datos oficiales del Impuesto de Sociedades revelan que las empresas sólo tuvieron que tributar por el 50% de los beneficios obtenidos en 2010.
    • Ese año sólo una de cada tres compañías españolas acabó pagando el gravamen sobre las ganancias empresariales.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el presidente de CEOE, Juan Rosell.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con el presidente de CEOE, Juan Rosell.
Bruno Pérez

No es por hacer sangre, pero si usted le echa un vistazo a su nómina verá que todos los meses la empresa le retiene una cantidad que oscila entre el 15% y el 30%, en función, lógicamente, del tamaño de su sueldo.

Ese pago por adelantado, que su empresa debe ingresar religiosamente todos los meses en la Agencia Tributaria, no le libra de tener que ajustar cuentas con Hacienda cuando llega el momento de la Declaración de la Renta hasta cumplir con sus obligaciones fiscales, que, según la normativa actual, pasan por entregar a Hacienda entre el 24,75% y el 52% de sus ingresos... el 56% si vive en Cataluña.

Eso es lo que le corresponde a usted por tributar como cualquier español en el IRPF. Si tuviera una empresa, por el contrario, sólo le correspondería pagar a Hacienda el 9,4% ya no de los ingresos que genere en un año (como ocurre en el IRPF) sino de los beneficios que obtenga como consecuencia de su actividad.

Así se desprende de los últimos datos publicados por la Agencia Tributaria, que hacen referencia a la recaudación por Impuesto de Sociedades en el ejercicio de 2010.

Ese año, las 590.000 empresas (un 42% del total) que cerraron el ejercicio en números verdes declararon unos beneficios agregados de 164.164 millones de euros, de los que únicamente entregaron a Hacienda 15.419 millones, un 9,4% de sus ganancias totales.

Las razones por las cuales un impuesto que sobre el papel debería gravar con un 30% los beneficios de las empresas acaba ingresando únicamente un 9,4% de éstos son múltiples y de diversa naturaleza, e intentamos explicarlas en las próximas líneas.

Catálogo de escapatorias del Impuesto de Sociedades

Para los profesionales de la Agencia Tributaria, inspectores de Hacienda, subinspectores e incluso algún que otro alto cargo, la actual normativa del Impuesto de Sociedades es lo más parecido a un queso emmental (resulta que el gruyere no tiene agujeros) que hay en el marco tributario español. Una norma salpicada de huecos por los que se filtran millones y millones de euros.

Partamos de esos 164.164 millones de euros de ganancias declaradas por las empresas en 2010. El primer tajo llega a la hora de determinar la base imponible, con la aplicación de lo que la Agencia Tributaria denomina en su informe ajustes extracontables de naturaleza fiscal.

¿Qué son estos ajustes? En primer lugar, los derivados de la aplicación de convenios internacionales y, sobre todo, de los controvertidos créditos fiscales, esa suerte de cheques que se generan en los ejercicios cerrados con pérdidas y que permiten reducir la factura fiscal en los años de beneficios.

Esas dos vías permitieron a las empresas reducir en 2010 en nada menos que 36.547 millones de euros la parte de sus beneficios sujeta a tributación, la disminución de la factura fiscal por este concepto más elevada registrada nunca por la Agencia Tributaria.

Además, hay que tener en cuenta el efecto de la consolidación de cuentas en empresas integradas en grupos empresariales. Un mecanismo extraordinariamente complejo ideado para evitar que un mismo beneficio sea gravado dos veces, en la filial y en la matriz, pero que según fuentes de la Inspección se ha convertido en un pozo sin fondo para la recaudación del Impuesto de Sociedades.

En 2010, este mecanismo permitió a las empresas desfiscalizar, es decir, disminuir los beneficios sometidos a gravamen en 44.380 millones de euros.

El efecto conjunto de estos ajustes 'técnicos' redujo en 2010 en casi un tercio la cifra de empresas con beneficios obligadas a tributar por el Impuesto de Sociedades, reduciendo este número de 589.922 a 422.070.

Es decir, que ese año sólo pagaron el Impuesto de Sociedades una de cada tres empresas españolas y apenas dos de cada tres entre las que cerraron el año con beneficios.

De este modo, lo que en principio eran unos beneficios globales de 164.164 millones de euros se quedaron a ojos de Hacienda en 83.238 millones, un 49% menos.

Esa base reducida es sobre la que se aplica el tipo legal del impuesto, ese 30%, que se convierte en un 25%, un 20% o un 10%, según las situaciones excepcionales relacionadas con tamaño o naturaleza de la actividad empresarial que recoge la normativa del Impuesto de Sociedades.

En 2010, estas excepciones dejaron el tipo medio legal del Impuesto de Sociedades en el 27%, que fue el que se aplicó sobre esos 83.238 millones para determinar la cuota íntegra del impuesto: 22.421 millones de euros.

Si ésta fuera la cifra final ingresada por las empresas en las arcas de Hacienda, todavía habrían pagado un 13,6% de los beneficios reales obtenidos en el ejercicio...pero es que aquí no han acabado las rebajas. A las empresas les queda todavía una carta que jugar: las deducciones fiscales.

Ese año 2010, las empresas aprovecharon el abanico de deducciones, bonificaciones y reducciones existentes en el Impuesto de Sociedades para aligerar su factura fiscal en otros 7.000 millones de euros.

Y eso que el uso de las mismas ese año no fue particularmente intensivo. Los datos de la Agencia Tributaria muestran que en 2006, las compañías españolas llegaron a ahorrarse 15.520 millones de euros por esta vía.

Para poner ese ahorro en perspectiva baste decir que la recaudación final obtenida por Hacienda en 2010 fue de 15.419 millones de euros.

Quizá ahora sea más sencillo entender por qué la recaudación por el Impuesto de Sociedades se ha desplomado un 70% desde el inicio de la crisis.

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