A la cumbre del G-20 en Pittsburg (Estados Unidos), los líderes mundiales llegan con el gran incendio económico apagado, pero con las brasas todavía calientes. A diferencia de hace seis meses, las economías están abandonando el camino a la recesión y el sistema financiero está cada vez más alejado del abismo al que se asomó entre septiembre y enero. Sin embargo, los efectos segundarios de la crisis se han hecho cada vez más visibles con el paso de los meses en forma de desempleo, reducción drástica del comercio mundial y pérdida de riqueza.
La fase de estabilización se ha producido gracias a las medidas excepcionales y extraordinarias desplegadas para evitar un colapso. Un sostén coordinado y mundial, a nivel político, cómo el que comenzaron a dibujar los bancos centrales de todo el mundo el 8 de octubre de 2008. Entonces comenzaron los recortes en los tipos de interés que han llevado el precio del dinero a un histórico cero por ciento en países como EEUU, Reino Unido o Japón. Sin embargo, los expertos coinciden en señalar que esta adrenalina económica "no puede, ni debe durar en el tiempo", asegura un economista. La justificación se encuentra en el mismo origen de la crisis: el exceso de liquidez y el recalentamiento económico.
Sin embargo, temporalmente, ha sido necesario este paracaídas para que la recesión económica y las restricciones de crédito no hiciesen más daño todavía. El presidente del Bundesbank y segundo del Banco Central Europeo (BCE), Axel Weber, "es pronto para retirar la política monetaria expansiva actual y aunque un crecimiento potencial menor podría significar riesgos de inflación más próximos de lo esperado (...) Una vez que la recuperación esté asegurada, la retirada de liquidez debe ser un objetivo prioritario', ha venido a decir. El Fondo Monetario Internacional (FMI) que dirige Dominique Strauss-Kahntambién ha alertado de que es necesario endurecer la política monetaria en un horizonte cercano.
Las medidas sobre empleo y protección social adoptadas por los gobiernos del G-20 desde que comenzó la crisis pueden llegar a salvar hasta once millones de empleos en 2009, según afirmó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un comunicado, que será presentado en la Cumbre de Pittsburg esta misma semana. Aún así, la OIT prevé que el "persistente deterioro" del mercado laboral en el mundo genere un aumento en el desempleo de entre 39 y 61 millones de trabajadores en comparación con 2007, lo que podría suponer, en el ámbito del desempleo global, entre 219 a 241 millones de parados, el mayor nivel nunca registrado.
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