EEUU impone condiciones a la fusión de American Airlines y US Airways

  • El Departamento de Justicia de EEUU anunció hoy un acuerdo que permite la fusión de American Airlines y US Airways y crear la mayor aerolínea del mundo, a cambio de renunciar a franjas horarias y a puertas de embarque en los mayores aeropuertos del país en beneficio de las compañías de bajo coste.

Washington, 12 nov.- El Departamento de Justicia de EEUU anunció hoy un acuerdo que permite la fusión de American Airlines y US Airways y crear la mayor aerolínea del mundo, a cambio de renunciar a franjas horarias y a puertas de embarque en los mayores aeropuertos del país en beneficio de las compañías de bajo coste.

El acuerdo anunciado hoy resuelve la demanda judicial que el Gobierno estadounidense interpuso en agosto pasado para frenar la fusión entre las dos aerolíneas por considerar que podía atentar contra la competencia.

Un juez federal debe aprobar ahora el acuerdo que autoriza la fusión, que se espera que pueda completarse el próximo mes de diciembre.

Bajo los términos del acuerdo, la nueva compañía tendrá que ceder franjas horarias a aerolíneas de bajo coste en el aeropuerto Reagan de Washington, la capital estadounidense, y en el neoyorquino de La Guardia.

Además deberá renunciar a puertas de embarque en los aeropuertos Logan (Boston), O'Hare (Chicago) y en los internacionales de Dallas, Los Ángeles y Miami.

"Este acuerdo tiene el potencial de cambiar el panorama de la industria de las aerolíneas", subrayó en un comunicado el secretario de Justicia de Estados Unidos, Eric Holder.

Al garantizar "un punto de apoyo más grande" para las compañías de bajo coste en los aeropuertos clave de Estados Unidos, el acuerdo asegura que los pasajeros vean "una mayor competencia en las rutas sin escalas y con conexiones de todo el país", agregó Holder.

La defensa de la competencia era precisamente el objetivo de la demanda contra la fusión presentada en agosto por el Gobierno y que contó con el apoyo de los fiscales generales de seis estados, entre ellos Texas (sede de AMR, dueña de American), y Arizona, sede de US Airways.

Los otros estados que respaldaron la demanda fueron Florida, Pensilvania, Tennessee y Virginia, así como el Distrito de Columbia, donde se encuentra la capital del país.

Holder dijo entonces, al anunciarse la demanda, que el transporte aéreo es vital para los estadounidenses y que el Gobierno del presidente Barack Obama estaba decidido a "luchar por el interés de los consumidores y asegurar la competencia".

Las aerolíneas, por su parte, han argumentado que su fusión, valorada en 11.000 millones de dólares (unos 8.200 millones de euros)

y que sacaría de la bancarrota a AMR, es la única forma en la que pueden competir con otras compañías como United Continental y Delta.

La empresa conjunta contaría con una facturación de cerca de 40.000 millones de dólares anuales, unos 94.000 empleados, 950 aviones, 6.700 vuelos diarios a 336 destinos en 56 países, y un tráfico aéreo superior al de la hasta ahora mayor aerolínea del mundo, la también estadounidense United Continental.

"Estamos muy contentos de haber dejado la demanda atrás y de mirar hacia adelante para construir juntos" la nueva compañía, indicó Doug Parker, consejero delegado de US Airways.

La unión de American Airlines y US Airways es el último capítulo de la oleada de fusiones en el sector de la aviación privada, después de que en 2008 se unieran Delta Air Lines y Northwest Airlines, y dos años más tarde lo hicieran United Airlines y Continental Airlines.

El sector está dominado por compañías que han pasado por procesos de fusión, lo que ha permitido a la industria manejar un menor rango de precios, repartirse rutas y aumentar la rentabilidad con tarifas más altas a costa de reducir los servicios, desde equipajes y cambio de reservas a la comida a bordo.

En 1978 Estados Unidos desreguló el mercado de la aviación comercial, lo que llevó a una intensa competencia entre un gran número de aerolíneas y a que volar fuera algo al alcance de todos.

Desde hace una década la decena de compañías aéreas que consiguieron sobrevivir se ha visto reducida a apenas cuatro principales: Delta, United Continental, Southwest y, cuando se concrete la fusión, American US Airways.

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