Internet y la crisis acaban con emblemáticas cadenas comerciales británicas

  • Emblemáticas cadenas comerciales que durante años han sido una constante en las zonas céntricas de las ciudades británicas han quebrado en los últimos meses por la crisis económica y a menudo por la competencia de internet.

Judith Mora

Londres, 16 ene.- Emblemáticas cadenas comerciales que durante años han sido una constante en las zonas céntricas de las ciudades británicas han quebrado en los últimos meses por la crisis económica y a menudo por la competencia de internet.

La última víctima, anunciada hoy, ha sido la filial en el Reino Unido de la estadounidense Blockbuster, de alquiler de películas y videojuegos, que se ha declarado insolvente por no poder hacer frente a sus rivales en internet.

Para Blockbuster, que llevaba 25 años implantada en este país, la competencia de Netflix o LoveFilm, del gigante Amazon -que ofrecen filmes a domicilio o por "streaming"-, ha sido el golpe final tras una larga temporada batallando contra la crisis.

Los administradores analizan ahora cómo gestionar los activos de la empresa, cuyo colapso, según reconocieron hoy, pone en peligro más de 4.000 puestos de trabajo.

La caída de esta conocida cadena se suma a la de otras dos desde que empezó el año, Jessops, de fotografía -que ha sucumbido a la proliferación de los móviles con cámara incorporada-, y, ayer mismo, HMV, cuya oferta de música no pudo competir con la red.

Aunque el año pasado fue especialmente doloroso, la desaparición de establecimientos comerciales en el Reino Unido empezó con fuerza durante la crisis de 2008, cuando quebró la centenaria Woolworths, de productos del hogar, para conmoción de los británicos.

Uno de los mayores sustos lo ha dado en los últimos meses la empresa de material eléctrico Comet, que cerró sus tiendas antes de Navidad tras declararse insolvente en noviembre, con la consiguiente pérdida de 6.900 empleos.

En el caso de Comet, que acumuló una deuda que, en lo que respecta a los empleados despedidos, deberá asumir el Gobierno de David Cameron, su quiebra se atribuyó a la falta de compradores de primera vivienda, que son los que más suelen gastar en equipamiento eléctrico.

En general, el sector minorista británico sufre el drástico descenso del consumo en el Reino Unido, consecuencia de los recortes impuestos por el Ejecutivo acompañados de impuestos más altos -como el del valor añadido (IVA), en el 20 %- y facturas al alza del gas y la electricidad.

Además, en el actual contexto de crisis financiera y de deuda en la zona del euro, los bancos son reacios a prestar o a asumir deudas acumuladas, por lo que a veces incluso caen empresas con una facturación aceptable.

Según el Consorcio británico de tiendas al por menor, el pasado octubre uno de cada diez locales comerciales estaba cerrado, con un ratio de un 11,3 % de establecimientos desocupados en los centros de las principales ciudades, especialmente en Irlanda del Norte, Gales y el norte de Inglaterra.

Otras cadenas conocidas que han dejado de existir en los últimos tiempos son, por ejemplo, JJB Sports, de ropa y calzado deportivo, Clinton Cards, que vendía tarjetas de felicitación, o las tiendas de regalos Past Times.

Al tiempo otras empresas han sido rescatadas o absorbidas, como Blacks, de ropa de montaña -que fue rescatada por JD Sports Fashion por 20 millones de libras (unos 24 millones de euros)- y las tiendas de moda asequible Peacoks, 388 de cuyas 600 tiendas fueron adquiridas por la escocesa The Edimburgh Woollen Mill.

En marzo de 2012 desapareció también Game Group por una caída de las ventas y la negativa de los proveedores de seguir suministrando al negocio, lo que provocó una pérdida de 2.000 empleos.

El deterioro del sector minorista en el Reino Unido es significativo porque la economía de este país depende en buena medida de los servicios, que contribuyen alrededor de un 75 % al producto interior bruto (PIB), y la falta de consumidores significa que la crisis está aún muy presente.

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