Ferrovial, Abertis, ACS, Aena e Iberia se envenenan con la nube tóxica

  • Las filiales aeroportuarias de las grandes constructoras españolas se han visto seriamente golpeadas por el cierre de prácticamente todo el espacio aéreo del norte de Europa, que también ha salpicado de lleno a las aerolíneas nacionales, con Iberia a la cabeza.
Ruth Ugalde

Españaes, posiblemente, el mayor accionista de las puertas aéreas del Viejo Continente y, por tanto, sus intereses empresariales se han visto seriamente dañados por el cierre de prácticamente todo el espacio aéreo del norte de Europa desde el jueves, debido a la erupción del volcán Eyjafjallajokull.

Ferrovial, Abertis y ACS están presentes, directa o indirectamente, en quince aeropuertos de Reino Unido, Suecia, Alemania, Italia, Grecia y Hungría. Además, toda la red española, con Barajas a la cabeza, es propiedad de Aena, empresa pública que también tienen intereses en otras puertas aéreas internacionales.

Desde que compró British Airports Authority (BAA), el grupo presidida por Rafael del Pino es el mayor operador aeroportuario privado, con Heathrow como joya de la corona, cuyos aderezos tienen la talla de Stansted, Aberdeen, Glasgow, Edimburgo, Southampton y el aeropuerto de Nápoles.

Todos ellos han sido víctimas de la nube negra procedente de Islandia y, en un ejercicio sin precedentes, han visto como todo el espacio aéreo británico quedaba cerrado. Una radical medida de seguridad ha cerrado a cal y canto las puertas de seis de los siete aeródromos de Ferrovial.

En las islas británicas nunca se había tomado una decisión de estas dimensiones, ni siquiera cuando ocurrieron los atentados del 11-S en Nueva York, ni durante el frustrado intento de repetir la historia en agosto de 2006, esta vez con vuelos de Londres hacia Estados Unidos.

El ataque contra las Torres Gemelas tuvo un duro coste en las cuentas de BAA, cuyos ingresos cayeron un 6% durante aquel mes de septiembre de 2001, debido a que Estados Unidos sí cerró su espacio aéreo, y éste tiene como principal conexión con Europa a Heathrow. Esta cifra puede quedarse pequeña con la nube negra procedente de Islandia, todo un golpe para Ferrovial, que obtiene el 60% de su beneficio bruto operativo (ebitda) de la filial aeroportuaria.

La amenaza frustrada por Scotland Yard, cinco años más tarde, tuvo un impacto mucho menor, ya que a pesar de que Heathrow cerró su espacio aéreo a cal y canto (pero no todo Reino Unido, como ha ocurrido en esta ocasión), el cómputo global de tráfico de BAA de aquel mes de agosto se incrementó un ligero 0,3%. No obstante, los vuelos domésticos sí que se vieron seriamente afectados, y sufrieron una caída mensual del 7,6%.

Abertis también estuvo en el punto de mira durante los frustados atentados de Londres, ya que opera otro de los principales aeropuertos de la capital británica: Luton. A través de su filial TBI, y en alianza con Aena, la compañía presidida por Salvador Alemany opera también los aeródromo internacional de Belfast, el de Cardiff y el de Estocolmo, todos ellos, víctimas de la nube negra islandensa.

El impacto económico que pueda tener en las cuentas de Abertis será inferior al de Ferrovial, ya que la división aeroportuaria apenas representa el 7% de su negocio. Sea el que sea, también se dejará ver, aunque de manera indirecta en los resultados de ACS, ya que posee el 25% de la concesionaria catalana.

Además, la compañía presidida por Florentino Pérez está presente en los aeródromos de Hamburgo, Dusseldorf, Atenas y Budapest a través de la constructora alemana Hochtief, donde es el primer accionista, con el 30% del capital.

Todas estas compañías sufrieron el viernes el castigo de los inversores: Ferrovial se dejó un 2,75%, hasta 7,69 euros por acción, Abertis perdió un 0,78%, hasta 14,58 euros por títulos, mientras que ACS cerró en 35,53 euros, tras dejarse un 1,11%. Aena, al tratarse de una empresa del Estado está libre de los castigos de la bolsa, pero los miles de vuelos cancelados en España serán un agujero en sus cifras de abril.

Quien se ha llevado el mayor castigo por parte de los inversores ha sido Iberia, cuyos títulos se dejaron el viernes un 3,38% de su valor, hasta los 2,57 euros por acción. Este descenso está en línea con el castigo generalizado del sector a las aerolíneas, cuyas pérdidas se cifran ya en 120 millones de euros al día.

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