El déficit público se desboca hasta el 8,6% y complica el objetivo para 2012

    • Sin el impacto del rescate financiero el desequilibrio hasta junio sería del 7,5%
    • El objetivo pactado por Bruselas es cerrar el año con un déficit del 6,3%
    • El repunte de la tasa de ahorro de los hogares deprime aún más el consumo

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y parte de su equipo en la presentación de los Presupuestos de 2013.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y parte de su equipo en la presentación de los Presupuestos de 2013.
Bruno Pérez

La intensa política de recortes puesta en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy no termina de surtir el efecto deseado. El Instituto Nacional de Estadística reveló ayer que el déficit público (Estado, comunidades, autónomas, ayuntamientos y Seguridad Social) se situó al cierre del primer semestre del año en el 8,6% del PIB, muy lejos del 6,3% pactado con Bruselas.

Es cierto que la cifra está condicionada por las operaciones de salvamento a determinadas entidades del sector bancario financiadas desde el sector público, que en el primer semestre de 2012 pasaron una factura de 5.418 millones de euros al presupuesto público y ensancharon el déficit en 1,1 puntos.

De no contabilizar el impacto de estas operaciones el déficit público se situaría a mitad de año en el 7,4% y permitiría albergar alguna esperanza de que a final de año el desequilibrio se pudiera alinear con ese 6,3%, que marcará la nota de aprobado o suspenso que pondrá Bruselas al plan de ajuste español.

El asunto es que no termina de estar claro que Bruselas no vaya a contabilizar la factura derivada del rescate financiero en su evaluación del déficit y el matiz es importante porque de cumplir o no cumplir dependerá que acaben aterrizando en España los temidos hombres de negro.

Hasta ayer, el Gobierno daba por hecho que el rescate financiero no se computaría a estos efectos bajo el argumento de que se trata de operaciones puntuales, cuyos efectos no se arrastran en el tiempo.

Un ejemplo sería el de Bankia. El fondo público para la reestructuración del sector financiero (FROB) ha perdido este año 4.500 millones de euros por su participación en el accionariado de la entidad. El Estado debe responder por esa pérdida, así que se la apunta como gasto imprevisto, engrosa el déficit y, lógicamente, debe financiarlo con emisión de deuda.

Una vez financiado ese gasto desaparece y ya no procede volver a contabilizarlo en 2012. Es lo que en Hacienda llaman de forma ampulosa una operación one-off. Sólo se contabiliza una vez.

Muy diferente, argumenta el Gobierno, a los desequilibrios generados por el pago de prestaciones por desempleo, por el abono de las pensiones o por los gastos por la deuda, que se repiten año tras año.

Sin embargo, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rehn, vino ayer a poner un asterisco en este propósito al revelar que todavía no hay tomada una decisión firme al respecto en Bruselas.

De no aceptarse el planteamiento del Gobierno español, el cumplimiento del objetivo de déficit del 6,3% del PIB en 2012 se pondría prácticamente imposible, según se admite desde el propio Gobierno.

Hacienda espera que en el segundo semestre la evolución de las cuentas públicas sea aún más ajustada por el efecto de la entrada en vigor de la subida del IVA y de los planes de ajuste de las comunidades autónomas.

Ahorro de las familias

Por otra parte, la información publicada hoy por el INE también ha revelado que la tasa de ahorro de los hogares repuntó en el segundo trimestre del año hasta situarse en el 12,1% de la renta disponible.

Al contrario de lo que ocurrió en 2009, en los primeros compases de la crisis, cuando fue la prudencia la que disparó la tasa de ahorro de las familias, de los datos de Estadística se concluye ahora que los hogares están canalizando hacia el ahorro todo el margen que les queda de sus rentas.

De hecho, la tasa de ahorro de los hogares es hoy inferior en un 3,2% a la registrada hace un año. Se ahorra lo que se puede.

El movimiento tiene una derivada muy relevante sobre la situación económica. Las familias han decidido priorizar el ahorro y posponer el consumo, cuya evolución se mantiene plana en los últimos doce meses. Malas noticias para la economía, ávida de un repunte de la demanda privada, y para los ingresos fiscales, que necesitan de la recaudación adicional que proporcione la subida del IVA.

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