Huber Matos, el histórico comandante de la revolución que combatió a Castro

  • Huber Matos, fallecido hoy en Miami, fue el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado y el único, también, que se atrevió a plantar cara a Fidel Castro cuando advirtió la orientación totalitaria que tomaba.

Emilio J. López

Miami (EE.UU.), 27 feb.- Huber Matos, fallecido hoy en Miami, fue el único de los comandantes históricos de la revolución cubana exiliado y el único, también, que se atrevió a plantar cara a Fidel Castro cuando advirtió la orientación totalitaria que tomaba.

Hombre de principios éticos firmes, profundamente creyente, culto, valiente, cortés y austero, Huber Matos (Yara, 1918) ocupó puestos de la máxima responsabilidad al lado de Fidel Castro hasta que éste se hizo con el poder, en enero de 1959, y, comenzaron las divergencias ideológicas que precipitaron su detención.

En un juicio sumario fue condenado a una pena de veinte años de cárcel en Cuba, que cumplió íntegramente, un largo y brutal confinamiento que no minó su voluntad de lucha por la restauración del Estado de Derecho y la democracia en la isla.

Protagonizó uno de los episodios más mitificados de la historia del siglo XX, el triunfo de la Revolución cubana, que culminó con la entrada en La Habana de la guerrilla.

Encabezaban esa marcha, junto a Huber Martos, otros dos comandantes revolucionarios: Fidel Castro y el carismático Camilo Cienfuegos, muy querido por el pueblo, quien desapareció el 28 de octubre de 1959 en circunstancias nunca aclaradas.

Matos siempre dijo que creían que fueron Fidel Castro y su hermano, Raúl, actual presidente de Cuba, quienes mataron a Cienfuegos, pese a que la versión oficial es que desapareció en una avioneta Cessna cuando se trasladaba de Camagüey a La Habana.

"Fue un hombre cariñoso, humilde, sincero y amaba a Cuba con toda su alma", señaló a Efe Huber Matos, nieto del comandante, quien falleció hoy en un hospital de Miami (EE.UU.) a consecuencia de un "infarto masivo".

Según comentó Matos, las últimas palabras de su abuelo fueron para su amada Cuba. "La lucha continúa. viva Cuba libre", dijo en sus últimos momentos el comandante y líder del grupo opositor Cuba Independiente y Democrática (CID) a disidentes de la isla.

Matos había dicho recientemente a Efe, en una conferencia en Miami del líder opositor cubano Jorge Luis García Pérez "Antúnez", que vivía con la ilusión de regresar a una Cuba libre y que el "daño" que Fidel Castro había hecho al país iba a "tardar mucho en curarse".

Por su formación humanista, era la pérdida de valores que achacaba del pueblo cubano uno los asuntos que más le preocupaba.

A su juicio, se habían perdido por completo los valores morales en la isla y la mentira y el robo se extendían como un cáncer por todo el país.

Matos mostró en el exilio en Miami una voluntad férrea de vivir, en buena parte por la esperanza de ver "el cambio en Cuba y dar consejos para refundar la República", que él veía como una "finca grande manejada por los Castro y un pueblo desesperado por el hambre y la pérdida de valores".

La experiencia terrible de su encarcelamiento no produjo en Matos ni amargura ni resentimiento, ya en el exilio. Curtido en la lucha contra el general Fulgencio Batista, fue desde el principio un hombre honrado y sincero comprometido con los más humildes, al observar como maestro rural (doctorado en Pedagogía por la Universidad de La Habana) las duras condiciones en que vivía el campesinado.

Sua allegados creen que de haber vivido en libertad en Cuba, habría liderado sin duda una oposición democrática a Fidel Castro.

Los restos del exlíder revolucionario serán velados el próximo domingo y, probablemente, siguiendo su voluntad, luego trasladados a Costa Rica, donde recibirán cristiana sepultura.

Fue de Costa Rica, país que le acogió cuando salió exiliado por primera vez en 1957, de donde partió hacia Sierra Maestra para unirse a la guerrilla.

"Quiero hacer mi viaje de regreso a Cuba desde la misma tierra cuyo pueblo siempre me demostró solidaridad y cariño, quiero descansar en suelo costarricense hasta que Cuba sea libre y de allí a Yara, a acompañar a mi madre y a reunirme con mi padre y con los cubanos", dejó escrito el histórico comandante revolucionario.

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