"Los analistas no son capaces de predecir cambios de ciclo y a final de año lo habrá"

    • Carmen Alcaide, ex presidenta del Instituto Nacional de Estadística, nos guia por la crisis.
    • "La reforma laboral, a pesar de las críticas, ha permitido ajustarse a muchas empresas".
    • "Por más reformas, hasta que no haya financiación a las empresas, el empleo no podrá crecer".
    • "La gente protesta. Está disgustada. Lo ves en las encuestas. Pero nada más".
La ex presidenta del INE cifra la economía sumergida en el 20% o 25% del PIB
La ex presidenta del INE cifra la economía sumergida en el 20% o 25% del PIB

Fue la presidenta del organismo que hace las estadísticas más contundentes de España: el Instituto Nacional de Estadística (INE). Nombrada en tiempos de Aznar, en 2000, prosiguió en tiempos del PSOE hasta 2008, pero siempre elevó el grito de su independencia porque "nunca he recibido presión alguna".

Hoy Carmen Alcaide (Madrid, 1945) está jubilada pero no inactiva. Escribe periódicamente en El País, donde analiza esos datos que tienen a la población pendiente de un hilo: paro, inversión, crecimiento…

¿Por qué se equivocan tanto los analistas y las estadísticas?

Porque los modelos econométricos que usan los analistas tienen un fallo: siempre dan más peso a lo ocurrido en los últimos trimestres. De tal manera que si cada trimestre está siendo peor que el anterior, tus previsiones indican una tendencia a la baja.

¿Y viviéramos en un momento expansivo?

Pues te marcaría una tendencia al alza.

Conclusión…

En ningún momento van a ser capaces de predecir un cambio de ciclo.

¿Y estamos ahora en un cambio de ciclo?

Lo razonable es esperar que a finales de este año o a principios del que viene habrá un cambio de tendencia. Y que estaremos en tasas positivas trimestrales, no anuales.

¿Y cómo se puede adivinar eso sin parecer un mago?

Con un análisis a la antigua, más estructural: te fijas en indicadores que son significativos.

¿Cuáles?

Empiezas a ver que mejora la confianza de los consumidores, o se genera más empleo, o que las empresas empiezan a tener beneficios, o te fijas en las series de crédito del Banco de España, donde señala la expansión del crédito a las empresas a y familias. Entonces, ya puedes tener una percepción más acertada que la del modelo.

¿Y ha pasado lo peor?

Me atrevería a decir que sí. El mayor desequilibrio que teníamos cuando empezó la crisis no fue el déficit público ni la deuda: era el déficit exterior, el déficit de la balanza por cuenta corriente.

¿Puede explicarlo?

España tenía unos niveles de déficit tan fuertes, que nos llevaba a unos elevados endeudamientos con el exterior. Eso creó un punto de estrangulamiento de la economía en el momento en que se inició la crisis financiera a nivel mundial. Si no hubiésemos tenido esa debilidad tan grande del sector exterior, y esas necesidades tan fuertes, no habríamos padecido con tanta intensidad el desequilibrio financiero. El déficit exterior llegó al 7% del PIB,

¿Y la burbuja inmobiliaria?

Explotó por carecer de crédito. La burbuja se parece al juego de las pirámides: cuando falta financiación pública y privada, pues se empieza a caer la pirámide. Los promotores dejan de tener financiación, lo cual les hizo dejar de pagar a los bancos.

Y de aquellos desastres estos recortes, ¿no?

La reforma laboral, a pesar de las críticas, ha permitido ajustarse a muchas empresas. Esto indudablemente tiene una cara negativa. En la economía todo tiene dos caras. En este caso es el incremento del paro. Se ha perdido empleo en el sector privado y en el público.

¿Cómo se puede sostener este país?

Por la economía sumergida y por la familia. Hay familias que están subsistiendo con la pensión de sus mayores. Los jóvenes no solo están volviendo con sus familias, sino en muchos casos son los abuelos los que proveen la subsistencia. La reforma ha generado unas condiciones y ha rebajado los costes laborales, y es un punto de apoyo para una posible recuperación del crecimiento productivo.

¿Nos habríamos evitado esto si hubiéramos salido del euro?

Algunos atacan a la moneda única diciendo que nos ha quitado la independencia necesaria para realizar una devaluación. En mi opinión, una devaluación es una solución momentánea que lleva a un empobrecimiento de la población que no se nota. Pero comparado con el resto del mundo, sí se nota, porque tienes que pagar más por lo que debes. Pero con el euro, la única vía de ajustarse es reduciendo costes y salarios. Y debería ser también de beneficios.

¿Y en el sector público?

Tenemos que quitar grasa. Pero no me refiero la sanidad y la educación, más bien a la administración, y reducir los costes en cosas improductivas. Y eso sin embargo, no parece que lo ataquen.

¿Por qué el Gobierno cambió las previsiones a peor?

Para dar una imagen más realista. El FMI y la Comisión Europea le habían dado una variación para este año del -1,5%. No puedes seguir con tu previsión del -0,5%, incluso aunque te lo creas. Han puesto -1,3% y entra dentro de lo posible.

Al día siguiente de saberse que había más de 6 millones de parados, el gobierno no anunció nada sobre el empleo. ¿Qué le parece?

Es que en lo del empleo y el paro hay un error común.

¿Cuál?

Esa es la última variable.

¿La última?

Es lo último que se mueve. Por más que hagas reformas para liberalizar y mejorar, hasta que no haya financiación a las empresas, el empleo no puede crecer. Es imposible. Irá creciendo un poco en el privado y disminuyendo en el público. Y eso irá tardando. Nadie puede crear de empleo ahora, por muy doloroso que sea desde el punto de vista social. Y desde luego ni el PSOE ni el PP lo pueden hacer. A lo mejor IU se vuelve loco creando empleo público pero sería improductivo para el PIB.

¿Qué necesita la economía?

Impulsos concretos. No macroeconómicos.

¿Estamos encadenados a los análisis macroeconómicos?

Se tiende mucho a los análisis macro, monetarios y financieros, pero llega un momento en que los grandes servicios de estudios, o las grandes entidades que hacen estudios a fondo, tendrían que hacer un análisis por sectores y ver los nichos en los que somos competitivos, pero no solo para exportar sino para no importar. El mercado interior tiene su importancia. Estábamos mal acostumbrados a que grandes y pequeños sectores vivieran como auxiliares de la construcción o del automóvil. Mucho de eso ha desaparecido. No sé en qué situación ha quedado los auxiliares de cerámicas, de baños, de electrodomésticos… Tienen que estar muy mal. Entonces hay que buscar otros sectores. Y hay que incentivarlos. Que esto se haga con la ayuda de la UE será ideal, pero no sé si se está gestionando algo.

¿Por qué fiarse de la Encuesta de Población Activa, el famoso paro EPA?

La EPA está considerada la mejor encuesta de fuerza laboral. Tiene un tamaño muestral muy elevado, más que Alemania y Francia.

¿Cómo se elabora?

Primero se selecciona una muestra por estratos y semestralmente se cambia. Cuando una familia es seleccionada se le hace una entrevista personal y detallada. En esa entrevista, elagente fija el número de personas de la familia, quién trabaja, qué edad tienen, a qué se dedican, qué formación tienen… Posteriormente, cada mes se llama por teléfono a un número de familias para revisar la situación.

¿Les llaman?

Antes, las llamadas de los encuestadores las hacían por su cuenta en unos horarios especiales por la noche. Ahora lo hace un ordenador que no deja nada sin responder. Y si no cogen el teléfono, el ordenador vuelve a intentarlo en otro momento hasta que contestan todos.

¿Es gente elegida por la EPA?

Sí, reciben una carta del INE y luego va un encuestador con su credencial oficial. Están varios trimestres y se van sustituyendo por otras familias. Antes, el encuestador llegaba a una casa y llamaba. Y si no respondía, escogían al vecino. Ahora eso es imposible. El encuestador no encuesta a quien quiere.

¿Y si las familias se niegan?

Tienen la obligación. A las empresas se les pone multa si no responden, a las familias no.

¿Cuál es la verdad de esos seis millones de parados?

Pues que no todos están sin rentas. Unos dos millones tienen seguros de desempleo, y otros hacen chapuzas. Hay una economía sumergida que, aunque yo no esté a favor, pero qué duda cabe que ayuda y suaviza el paro. Hay familias donde las mujeres no trabajaban y se han puesto a limpiar casas por horas.

¿No hay un efecto desánimo que hace que la gente no se apunte al paro?

Claro. Mucha gente se desanima. No funcionan los sistemas de búsqueda de empleo dentro del sistema público y la gente se dice: "Para qué me voy a apuntar". Y al contrario, había gente que se apuntaba porque daba permiso para hacer cursos de cocina o de francés.

¿Es verdad que las clases medias desplazan a las medias bajas y bajas en esa búsqueda de empleo?

En el mundo de la televisión, los que antes eran directores de producción ahora son ayudantes. Y los ayudantes, ahora son auxiliares. Están contratando gente por mucho menos dinero -a los pocos que contratan, claro-, y en un lugar inferior.

Y en el mundo ejecutivo mucha gente rebaja su categoría para encontrar empleo, ¿no?

Sí, claro. Ahora tener una formación en idiomas en un plus para tener un trabajo de tipo medio. Han desaparecido muchos puestos de trabajo de directivos.

¿Y los jóvenes?

Reconozco que es preocupante, por lo que puede suponer de pérdida de oportunidad, de desánimo, de caer en la delincuencia. Pero aún así no estoy de acuerdo en que nos centremos tanto en empleo juvenil. Porque la generación de los 40 que debería estar en la cúspide de su actividad laboral, se sienten desplomados. Y no digamos ya los que se quedan sin trabajo con más 50 años: es que no encuentran nada. Eso sí que es un drama. Para un padre de familia con 52 años verse que el paro le dura dos años, y que no va a encontrar nada, eso es un drama. El joven de 20 años puede estudiar otra cosa, o intentar ir al extranjero si sabe idioma o aprenderlo, pero tiene energía y capacidad para prepararse para la recuperación.

¿Por qué las calles de este país no se inflaman de protestas a pesar de los 6 millones de parados?

Primero, porque la familia se sostiene. Segundo, por la economía sumergida. ¿El 25%? No lo sé. Es difícil estimarla. Y luego las ayudas al desempleo son cuantiosas. A pesar de eso hay una minoría marginada que llega a Caritas o sale rebuscando la basura.

¿Es más fuerte el sistema social de lo que uno piensa el sistema?

Sí. La gente protesta. Está disgustada. Lo ves en las encuestas. Pero nada más.

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