Cinco años del estallido de la crisis: ¿cuál fue el origen? ¿Cómo llegó a España?

  • El lunes 15 de septiembre de 2008 quebró el banco de inversiones Lehman Brothers y las bolsas cayeron en picado.
Dos empleados portan el logo Lehman Brothers para subastar sus obras de arte.
Dos empleados portan el logo Lehman Brothers para subastar sus obras de arte.

En la noche del domingo 14 de septiembre de 2008, Dick Fuld, presidente del banco de inversiones Lehman Brothers, telefonéo a Harvey Miller, abogado de la firma Weil, Gothshal & Manges y le dio una orden: acógete al Chapter 11.

A la una de la mañana del lunes 15 de septiembre, Lehman se declaró en bancarrota. Se derrumbaba así uno de los mayores bancos de inversión del mundo, fundado en 1850 por los hermanos Henry, Emmanuel y Mayer Lehman.

A partir de ese día, la bolsa de Nueva York se desplomó arrastrando a las bolsas de todo el planeta. "En una semana, el Wall Street que todos conocían había muerto", afirmó The Wall Street Journal.

En todas partes del mundo, se cruzaban órdenes de ventas de acciones, de Tokio a Milán, y de Londres a Madrid. La liquidez se esfumó. Era el signo evidente de empezaba una larga y profunda crisis. Una de las mayores de la historia.

¿Cómo comenzó la crisis? ¿Quién la causó? ¿Por qué tuvo esa repercusión planetaria?

El impulso de Bush

El 18 de junio de 2002, George W. Bush, presidente de los Estados Unidos de América, se dirigió en Washington a los representantes del departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano: "Creo que ser propietario [de una casa] es parte del sueño americano... Y por eso, ayer mismo pedí al sector privado que nos ayude, y que ayude a los que desean comprar casas. Necesitamos más dinero en el mercado de capitales para los compradores de bajas rentas que por primera vez acceden a la vivienda" .

La gigantesca catapulta del banco central

Tras el discurso de Bush, toda la maquinaria pública y privada se puso en marcha para apoyar los planes del presidente. Era hora de levantarse después del ataque a las Torres Gemelas y el hundimiento de las empresas de Internet en 2000.

La Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, bajó en pocos meses los tipos de interés desde el 6% al 1%. Para millones de ciudadanos americanos empezó su Era de la Codicia: el dinero casi estaba regalado. Los 8.000 bancos privados y las sociedades hipotecarias salieron a la calle a conceder préstamos para que los norteamericanos comprasen casas.

Nacen las hipotecas basura

Los bancos tenían tantas ganas de prestar dinero que se las concedieron hasta a los NINJAS, la clase desfavorecida que en inglés significa No Income, No Job, No Assets (sin ingresos, sin trabajo, sin propiedades). Nació un género de hipotecas llamadas subprime (subcategoría), que luego se harían muy famosas, y que en España se llamó Hipotecas basura.

Los norteamericanos se convierten en negociantes 

Se producían situaciones dignas de aparecer en el Manual de las Estupideces Financieras. Una familia obtenía un crédito de 100.000 dólares por su casa. En un par de años, esa casa valía, por ejemplo, 120.000 dólares. Entonces la vendía, pagaba su hipoteca, se iba a una casa de alquiler y se pulía los 20.000 dólares sobrantes. Otros sencillamente hipotecaban su casa para comprarse una nueva y más grande. Algunos se limitaban a quedarse en casa gastándose todo se dineral.

La economía se recalienta

En 2003, Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal decidió que había llegado la hora de revertir el ritmo : los tipos de interés oficiales, el precio del dinero, que había bajado hasta el 1% en 2003, subieron al 3% en 2005, y alcanzaron el 5,5% en 2006. La inflación estaba subiendo debido a las masivas compras de casas y productos de consumo por los norteamericanos, el pueblo menos ahorrador y más gastador del mundo.

Comienza la plaga, pero ya era muy tarde

A finales de 2006, muchas familias norteamericanas percibieron que no podían devolver las hipotecas. ¿Qué había pasado? Que no eran solventes. Los propietarios de casas, metían las llaves en un sobre, las enviaban al banco y abandonaban su casa por otra de alquiler porque ya no tenían dinero para sufragar su hipoteca. Según las leyes norteamericanas, la hipoteca recae sobre la casa, no sobre la persona. En España es lo contrario: las deudas nos persiguen hasta la muerte.

Las armas financieras de destrucción masiva

El problema era que, gracias a una cadena de bancos intermediarios y especuladores, las deudas de millones de norteamericanos se habían vendido por todo el planeta. Eran los collateralized debt obligation y los credit default swaps. Los primeros banqueros que se dieron cuenta de que el derrumbe podía contagiarles muy pronto empezaron a deshacerse de sus productos.

Primer aviso: cae Bear Stearns

En Estados Unidos, se encendió la luz de emergencia cuando el honorable banco de inversiones Bear Stearns reconoció que dos de sus grandes fondos estaban plagados de hipotecas basura. Valían cero. Uno se llamaba, Bear Stearns High-Grade Structured Credit Fund. Y el otro, Bear Stearns High-Grade Structured Credit Enhanced Leveraged Fund. Unos nombres tan pretenciosos, que dos humoristas ingleses los tomaron como ejemplo para crear una de las parodias más divertidas de la especulación financiera (ver el video abajo).

Los tipos de interés en Europa se preparan

El miedo a un impago en EEUU saltó fronteras. En el verano de 2007, el tipo interbancario británico o Libor (el que se prestan los bancos británicos entre sí) alcanzó la cifra de 6,8%, es decir por encima del 6,75% que el Banco de Inglaterra usaba para préstamos de emergencias. Si los bancos no se fiaban unos de otros y se cobraban por encima de la tasa de emergencia, era que el sistema estaba en peligro. Empezaba el credit crunch, el estrangulamiento del dinero.

Las colas de Northern Rock

El 17 de septiembre de 2007 la crisis llegó al británico Northern Rock: se había quedado sin dinero. Todo se debía a que en los últimos años se había dedicado a conceder préstamos hipotecarios a una velocidad y un volumen vertiginosos.

¿Y de dónde obtenía ese dinero? Acudiendo a los "mercados de dinero". Es decir, otros bancos británicos o internacionales le prestaban dinero. Cuando subieron los tipos de interés, Northern Rock no pudo devolver sus préstamos. Nadie le prestaba.

Se extiende la epidemia

En agosto de 2008 todavía muchos mantenían la esperanza de contener la hemorragia con intervenciones masivas de los bancos centrales. El sistema se podía salvar. Eso mismo pensaba Dick Fuld, presidente de Lehman Brothers. Su firma estaba contagiada con hipotecas basura, CDO de poca calidad y credit default swaps hasta las cejas. El 15 de septiembre de 2008 nadie le apoyó: ni el gobierno de EEUU ni otros bancos. Fuld tiró la toalla y quebró. Obama llegó al poder e inyectó 700.000 millones de dólares para salvar la economía.

Quiebras en cadena

En toda Europa, los bancos empezaron a caer. Ante la falta de dinero, el Royal Bank of Scotland fue nacionalizado en Gran Bretaña antes de quebrar. En suma, Reino Unido inyectó 48.000 millones de euros en RBS, Lloyd's y HSBC.

En Holanda, el ABN Amro fue estatalizado en parte, e ING tuvo que recibir 10.000 millones de ayuda. En Alemania, el estado se saltó las normas del Banco Central Europeo, y lanzó un programa de rescate bancario de 480.000 millones de euros.

Cunde el pánico en Europa. Los líderes acuerdan aumentar hasta 100.000 euros las garantías por los depósitos bancarios para tranquilizar a los ciudadanos.

Islandia es rescatada

Tras vivir la euforia inmobiliaria y un consumo desenfrenado a costa de créditos, los bancos islandeses también se quedaron sin apoyo internacional. El país estaba endeudado y a punto de quebrar. Recibió una ayuda financiera del FMI de 2.100 millones de dólares. A ello se añadió un préstamo conjunto de los países nórdicos por 2.500 millones de dólares. Y por si fuera poco, otros 6.300 millones de dólares prestados por Alemania y Reino Unido.

En compensación, Islandia tuvo que subir el IVA, el Impuesto de la Renta, el Impuesto de Sociedades, y reintrodujo el Impuesto sobre el Patrimonio. Los tipos de interés pasaron del 7% al 15%.

Los bancos cierran el grifo

En todo el mundo, los bancos dejaron de prestar dinero. Uno de los países con la mayor deuda financiera externa del mundo fue España. Ese dinero había servido para que millones de familias comprasen casas para vivir o como medio de inversión.

El crédito dejó de fluir, las empresas comenzaron a despedir empleados, las familias se encontraron con tipos de interés elevados que les impedían devolver las hipotecas, los promotores inmobiliarios paralizaron sus obras y las cajas de ahorro, que se habían dedicado a prestar dinero sin ton ni son, se comenzaron a atiborrar de pisos, casas y edificios que sus clientes les devolvían.

En lugar de intervenir inmediatamente, el estado se limitó a decir que el sistema español era sólido y que no había crisis. La bola comenzó a crecer.

Llega la crisis

A partir de 2009, las cajas de ahorro empezaron a ser intervenidas por el estado para evitar su quiebra. ¿Por qué sobre todo las cajas? Porque estaban controladas por políticos que conseguían dinero para sus proyectos, algunos irracionales como aeropuertos. En mayo de 2010, las bolsas europeas se desplomaron y el euro estuvo a punto de reventar.

Todos acusaban a España y a su equívoco sistema financiero, les asustaba el déficit del Estado: 12% del PIB. El gobierno anunció el mayor plan de recortes sociales y laborales de la historia, para seguir obteniendo dinero de los mercados: subió el IVA, facilitó los despidos y congeló las pensiones.

Rescate a mansalva

Ante la falta de confianza internacional, muchos países se quedaron literalmente sin dinero. Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre acudieron al rescate financiero. A cambio, les exigieron un fuerte programa de recortes sociales, despidos y racionalización de gasto para seguir recibiendo préstamos internacionales.

España al borde

España estaba al borde del rescate en verano de 2012. Los mercados desconfiaban de su capacidad pagadora. Desaparecieron casi todas las cajas y se convirtieron en bancos.

España solo consiguió una línea de crédito para salvar a su banca, puso en marcha un programa de recortes económicos y sociales. Subió el IRPF y el IVA, facilitó el despido. El paro alcanzó la mayor cifra de la historia: 6,2 millones de personas, el 27% de la población activa. El país entró en recesión. Es el gran coletazo de la crisis. 

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