Realmente es 'Super Mario': Draghi disuelve con palabras las crisis del mercado

    • El presidente del BCE rompe el guión habitual del organismo y da pistas sobre su estrategia futura: mantendrá los estímulos y bajará los tipos de interés si es necesario.
    • Su discurso dispara las bolsas europeas y redujo las primas de riesgo en el Viejo Continente. Una reacción que ya ha conseguido varias veces en el pasado.
El presidente de Banco Central Europeo, Mario Draghi.
El presidente de Banco Central Europeo, Mario Draghi.
Ana P. Alarcos

Mario Draghi llegó a la Presidencia del Banco Central Europeo en noviembre de 2011 tras ser gobernador del Banco de Italia, vicepresidente de Goldman Sachs para Europa y directivo del Banco Mundial.

Antes siquiera de iniciar su mandato en la autoridad monetaria, ya se había ganado el apodo de Super Mario, y con el tiempo ha demostrado que es un auténtico controller de los mercados europeos.

Ayer, sin ir más lejos, dio un giro de 180 grados a la habitual opacidad del organismo que dirige: anunció a bombo y platillo que va a prolongar los estímulos económicos el tiempo necesario y mantener los tipos de interés en unos niveles bajos (como los mínimos históricos actuales o incluso por debajo) durante un periodo largo.

Es la primera vez que el BCE adelanta una estrategia de futuro, algo que choca con su forma de actuar. No suele dar pistas de cuáles van a ser sus movimientos futuros, ni siquiera a corto plazo.

Por eso, la noticia fue mucho más allá de lo que los inversores podían esperar y su efecto fue inmediato: las bolsas de todo el Viejo Continente cerraron con alzas cercanas al 3%, las primas de riesgo de la periferia cayeron con fuerza (la española bajó más de 10 puntos, hasta los 300) y el euro se abarató frente al dólar hasta fijar el tipo de cambio en 1,291 unidades del billete verde.

"Ha jugado la baza de las expectativas futuras que es, además, lo que mueve los mercados, y lo ha hecho sin dejar ningún cabo suelto", explica Soledad Pellón, estretega de mercados de IG.

Su intervención fue suficiente para que los inversores se olvidaran de las divisiones dentro de la Reserva Federal de Estados Unidos, de los rumores del estancamiento de la economía china o de las tensiones en el seno del Gobierno portugués.

Y no es la primera vez que consigue enderezar la inestabilidad sin actuar, solo con sus palabras.Los poderes de Mario

Su poder empezó a desplegarse nada más coger el mando del organismo. Tras varios meses de inacción de su antecesor, entre diciembre de 2011 y febrero de 2012 Draghi prestó más de un billón de euros a unas 800 entidades financieras de la eurozona a un interés muy reducido, las llamadas LTRO.

Con esta medida, que inyectó al sector financiero una cantidad equivalente al PIB de España, el BCE animó a las entidades a invertir y ayudó, por ejemplo, a que países como España se pudieran financiar en los mercados.

Draghi empezaba a ganarse la confianza de expertos e inversores, aunque el respeto se lo ganó de forma definitiva el 26 de julio del año pasado. Fue entonces cuando pronunció las conocidas palabras mágicas, que ya forman parte de la historia de la crisis y de la institución que preside: "El Banco Central Europeo está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente".

Su mensaje caló hondo en los mercados, que estaban viviendo un momento de tensiones récord, y la tranquilidad empezó a imponerse en las bolsas y las deudas.

A principios de septiembre dio un paso más allá y anunció un programa de compra de deuda para anteponerse a un posible crash de economías tan grandes como la italiana y la española, tercera y cuarta de la eurozona por tamaño, respectivamente.

Su estrategia fue prometer que compraría toda la deuda pública (de plazos entre 1 y 3 años, el límite de actuación del BCE) del país que lo necesitara para evitar su estrangulamiento en los mercados financieros. Los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal llegaron porque no pudieron soportar la presión sobre sus bonos y sus bolsas.

A cambio, solo exigía a cualquier Estado interesado solicitar formalmente la ayuda a Bruselas y cumplir de forma exhaustiva las normas que ésta le impusiera.

Hasta la fecha, el BCE no ha tenido que poner en marcha ninguna compra y tanto España como su vecino mediterráneo están lejos de pedir ayuda financiera a sus socios europeos. Una posibilidad que sí era muy elevada en otoño; incluso economistas, organismos y analistas recomendaron al Ejecutivo que se acogiera al programa planteado por la autoridad monetaria.El riesgo España ha caído a la mitad

Pero no ha hecho falta tomar esta decisión. Desde que Draghi pronunció aquellas palabras y dio los detalles del plan de compra masiva de deuda, el escenario ha cambiado de forma radical. En el caso español la prima de riesgo se ha reducido a más de la mitad.

El día 25 de julio del año pasado, el riesgo país llegó a rozar los 650 puntos básicos, mientras el interés del bono español a diez años alcanzó el 7,7%, superando de largo ese psicológico 7% al que habían llegado en el pasado Grecia, Irlanda y Portugal y acabó derivando en su rescate económico.

Hoy, en cambio, la prima de riesgo española se mantiene alrededor de los 300 puntos básicos y el bono ronda el 4,6%. Además, entre julio y mayo, los inversores extranjeros aumentaron en casi 48.000 millones sus inversiones en deuda española, hasta superar en total los 242.500 millones, el 36,8% de la deuda en circulación.

La mejora del último año es indiscutible y muchas voces llevan meses asegurando que es el italiano, y no los actuales Gobiernos de los países de la eurozona (el de Mariano Rajoy incluido) quien ha evitado males mayores en la eurozona. Sus discursos y sus medidas han surtido el efecto esperado: sofocar las revoluciones que han ido surgiendo en los mercados.

Ahora habrá que esperar a que pase el tiempo y ver de qué manera ayudan las palabras que pronunció ayer el mandatario italiano. De momento, al menos, no hay duda de que realmente es Super Mario.

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