¿Por qué preocupa ahora una baja inflación?

    • Los mercados acusan que los precios retrocedan en España hasta un 0,9 por ciento en septiembre, porque indican que la economía no tiene tanto fuelle, aunque la subyacente mantiene el ritmo (0,8%).
    • Son muy preocupantes los precios al alza -Brasil (8%), Argentina (20%), Venezuela (65%, la más alta del mundo ahora)-, pero también la deflación -precios bajistas-, como lleva Japón 20 años.

(AMP) El IPC baja un 0,3% en agosto en Galicia y la tasa interanual encadena su décimo mes en negativo, en -0,7%
(AMP) El IPC baja un 0,3% en agosto en Galicia y la tasa interanual encadena su décimo mes en negativo, en -0,7%

Los mercados ceden hoy en España por varios factores, entre los que se encuentra el retroceso de los precios hasta un 0,9 por ciento en septiembre. El dato deja traslucir que la economía no crece con tanta fuerza, aunque la subyacente – es decir, excluyendo alimentos frescos y precios de la energía-, mantiene el ritmo (0,8 por ciento).

A escala planetaria, son muy preocupantes los precios al alza -Brasil (8%), y no digamos Argentina (20%) y Venezuela (65%), la inflación más alta del mundo ahora)-, pero también preocupa la deflación -precios a la baja-, como lleva Japón más de 20 años.

Greenspan y su equipo consiguieron durante muchos años mantener la economía estadounidense en crecimiento sin tensiones inflacionistas especiales. Del 87 al 2006. Un milagro. Y si se disparaban los precios un mes, la Reserva Federal aseguraba que era mejor un crecimiento con inflación, que precios a la baja.

Tenían como espejo, al final de su mandato, a Jean Claude Trichet al frente del Banco Central Europeo (2003-2011). Trichet era un purista notable del control de precios, aún a costa del crecimiento. Así fue todo en Europa, plano, plano..., y no digamos España con Zapatero y Solbes al timón. Con encefalograma en depresión.

Pero la economía deflacionista que se pone como elemento de referencia en las facultades es la japonesa. La inflación volvió en agosto a zonas negativas en Japón, por primera vez desde abril de 2013, cuando el gobernador del Banco nipón puso en marcha la actual política monetaria ultraexpansiva.

La vuelta a la espiral deflacionista, donde ha estado Japón más de 20 años, parece cercana a pesar de todo, con el desplome del precio de las materias primas y los números rojos del PIB en el segundo trimestre, señalaba 'El País' hace un mes, no sin razón.

"Ni un yen un 30 por ciento más barato que cuando Shinzo Abe llegó al poder, en diciembre de 2012. Ni una subida del IVA del 6% al 8% en 2014. Ni una política monetaria que ha expandido el balance del banco central a un ritmo anual que equivale al 16% del PIB (80 billones de yenes, unos 580.000 millones de euros)".

Ninguna de las medidas impulsadas por el gobernador del Banco de Japón ha servido para reactivar el crecimiento y sacar al país de la deflación. En ello siguen en el país de los cerezos. ¿Qué hará falta para estimularles?

Como en casi todo, la sabiduría está en el equilibrio. No se puede hablar de inflación baja como una noticia negativa, es decir, como si fuera el crecimiento del PIB. Otra cosa es la tendencia que marca, o si lleva 43 meses a la baja, caso de China.

Precisamente hoy se ha conocido un descenso mayor de lo esperado de la inflación en China, desde el 2 al 1,6 por ciento. Todavía no está en tasa negativa. Y ya los mercado se preocupan. Ganas de preocuparse. La Bolsa de Shanghai ha moderado al 0,95% su caída, pero en la de Tokio, el Nikkei ha perdido casi un 1,9% al cierre: lo que hemos comentado de un Japón triste.

Naturalmente que la inflación disparada es lo más preocupante, caso de Venezuela en especial, Argentina..., pero la deflación da qué pensar sobre la solidez o fortaleza de algunas economías. De modo que los expertos suelen señalar un 2 por ciento como tensión inflacionista soportable en una economía en crecimiento. Quizá fuera mejor incluso un 1,5 por ciento. O algo menos.

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