En apenas una década buena parte del históricamente tupido tejido empresarial del sector textil español se ha deshilachado por el efecto demoledor de la competencia barata procedente de Asia.
Desde el año 2002 hasta hoy, cerca de 7.000 empresas del sector se han visto obligadas a echar el cierre dejando en la calle a más de 73.000 trabajadores, según un estudio realizado por EAE Business School.
¿Por qué se toma como referencia el año 2002? Porque el estudio sitúa precisamente en ese año el momento de mayor gloria de la moda made in Spain, un ejercicio en que se registró el máximo histórico de compañías dedicadas a este negocio, con un total de 16.185.
A partir de entonces, la competencia internacional y, más en concreto, los productos textiles más económicos procedentes de Asia y China empezaron a desencadenar un intenso y constante proceso de deterioro cuya derivada más potente ha sido el cierre masivo de empresas entre 2002 y 2011.
Un deterioro del que las comunidades más damnificadas han sido Cataluña, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Galicia y Andalucía.
El estudio distingue dos fases en este proceso de declive. La primera, entre 2002 y 2007, enmarca el encontronazo del sector con la incipiente y poderosa competencia asiática.
Ese periodo se saldó con el cierre de 3.400 empresa de confección textil, el 21% del total, y golpeó con especial intensidad a Extremadura, Aragón y Navarra que vieron como en un abrir y cerrar de ojos se volatilizaba un tercio de su sector textil.
Aún así, lo peor estaba por llegar. La consolidación de Europa como mercado de destino de los productos textiles asiáticos condujo entre 2007 y 2011 al cierre cerca de 3.700 compañías.
Esta segunda fase se llevó por delante la mitad del textil navarro y una tercera parte de la poderosa industrial textil catalana.
La crisis desploma las compras
Esa segunda fase coincidió, además, con la crisis económica y financiera, que se ha traducido en una caída del 22% en el gasto medio en ropa.
Entre 2007 y 2011 los españoles han pasado de gastarse 564,4 euros el año a invertir únicamente 440 euros en la renovación de su fondo de armario, según revela el informe.
Las perspectivas para el futuro más inmediato no son demasiado optimistas. Según el informe, el consumo textil continuará bajando durante el año que viene y no se prevé una recuperación significativa hasta 2015.
La facturación global del sector apenas crecerá un 10,8% entre 2011 y 2016 según estas previsiones, mientras que el gasto medio por habitante en prendas de vestir pasará de 440 euros a 477,6 euros.
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