Repaso urgente a la reforma laboral: así está y qué le queda al Gobierno por decretar

  • Empresarios y sindicatos han cubierto dos tercios de la reforma laboral y han llegado a acuerdos en el paquete de asuntos menores y en la negociación colectiva. Sin embargo, la última parte es la más complicada y le tocará al Gobierno de Rajoy afrontarla en solitario. Se trata de todo lo relacionado con el modelo de contratación, el coste del despido y los posibles cambios en el sistema de prestaciones por paro.
Álex Medina R.
Álex Medina R.

Si alguien pintase la negociación de la reforma laboral en España podría pensar en el perfil de la etapa reina del Tour de Francia. Y si alguien se preguntase a qué altura del recorrido se encuentran los ciclistas, la respuesta es que todavía queda la última montaña de categoría especial, la relacionada con los despidos, el modelo de contratación y el nuevo sistema de prestaciones por paro.

Eso es lo más duro de la prometida reforma y ese puerto tendrá que subirlo solo el Gobierno, una vez que sindicatos y empresarios le han guiado hasta pie de montaña.

En resumen, se podría decir que la reforma laboral estaba compuesta por tres grandes hitos: los asuntos menores, la negociación colectiva y el coste del despido.

El primero fue medianamente sencillo de cumplir y los agentes sociales dejaron un primer documento de consenso el día 10 de enero. En él, la CEOE, Cepyme, UGT y CCOO firmaron seis pequeños acuerdos.

Fue en materias como la eliminación de los puentes (y el paso de los festivos entre semana a lunes), la solución extrajudicial de conflictos a través de una mediación aceptada por ambas partes, una formación profesional renovada y con cierta apertura a la empresa privada en la financiación pública, que el absentismo laboral pasase a ser controlado por las mutuas, el mantenimiento actual del sistema de jubilaciones anticipadas y prejubilaciones y la renovación del sistema especial de bonificaciones y reposición de prestaciones en los ERES que se tomó en época de crisis y expiró el 31 de diciembre.

Hasta aquí pedalearon las partes antes de que acabase el ultimátum lanzado por el Gobierno para el fin de semana del 14 y del 15 de enero. A partir del lunes 16, dijo la vicepresidenta, seguiría el Ministerio de Trabajo en solitario.

Pero no: como buenos estrategas en una etapa dura de ciclismo, empresarios y sindicatos continuaron su escalada en silencio, a la expectativa y, cuando nadie les esperaba, culminaron con éxito el segundo puerto de montaña: la negociación colectiva. Eso es lo que acaban de acordar.

Y no era un empeño simple: Zapatero ya quiso que llegasen a un punto de encuentro en los meses finales de su Gobierno y no lo consiguió. El PSOE legisló por su cuenta y se dejó fuera lo más espinoso. A saber: los salarios y la estructura de los convenios en función de la crisis.

Ahora, los cuatro miembros de la mesa de negociación han despejado este camino, a falta de que el Partido Popular se enfrente en solitario al tramo más empinado de la etapa.

¿Qué le falta al Gobierno, entonces? Si mantiene su promesa de respetar lo decidido por los agentes sociales, al Ministerio le resta decidir sobre el modelo de contratación y el sistema de indemnizaciones por despido.

También debería aclarar otros aspectos como el papel de las mutuas en la concesión de bajas por enfermedad y la creación de un fondo de capitalización personal por parte de cada trabajador (más conocido como modelo austríaco).

Si no se atreve a llegar tan lejos en este último sentido, el Gobierno popular también podría abordar alguna variación en la estructura de las prestaciones por desempleo, quizá mediante la apertura de la empresa privada en la recolocación de los parados o con el incremento de los requisitos para considerar a un trabajador como demandante activo de empleo (o sea, la definición que permite cobrar alguna ayuda).

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