Conoce las retribuciones más escandalosas de España en la última década

  • La polvareda levantada por los 25 millones de euros que Rato ha vetado a la anterior cúpula de Caja Madrid son sólo una gota en mitad del océano: todas las grandes compañías españolas utilizan éstos, y otros sistemas, para enriquecer a sus directivos.
Alfredo Sáenz, consejero delegado de Santander
Alfredo Sáenz, consejero delegado de Santander
Ruth Ugalde/Enrique Utrera

Ángel Corcóstegui, ex consejero delegado de Banco Santander Central Hispano, debería pasar a la historia como uno de los mejores ejecutivos del panorama financiero español.

Sin embargo, para el común de los mortales, este directivo es recordado por haberse embolsado el mayor finiquito de la historia de nuestro país: 108 millones de euros. Fue el precio que pagó Emilio Botín en 2002 por terminar con la bicefalia entonces imperante en Banco Santander Central Hispano.

Un año antes ya había satisfecho 56 millones a José María Amusátegui, co-presidente del gigante financiero que se creó con dicha fusión, para quedarse sólo al frente del gigante rojo.

Más reciente es el caso de José Ignacio Goirigolzarri, que se despidió de BBVA hace poco más de un año con un finiquito de 52,3 millones de euros.

A cambio, el presidente Francisco González conseguía hacerse con el poder definitivo de la entidad y desterrar, definitivamente, a las familiasde Neguri del timón del banco azul.

Estos ejemplos convierten en migajas los 25 millones del plan de incentivos del anterior equipo de Caja Madrid, que ha sido vetado por la nueva directiva, capitaneada por Rodrigo Rato.

Su argumento es que la nueva normativa europea, todavía pendiente de ser aplicada en España, exige ligar estos planes de incentivos a la evolución de la entidad. Y en el caso de Caja Madrid, ésta ha derivado en una inyección de 4.500 millones de dinero público.

Sin embargo, su caso no es una excepción. Durante los tres años que llevamos de crisis, las grandes compañías españolas han escrito, un ejercicio tras otro, oscuros capítulos con la retribución de sus directivos.

Hace dos años, el gran protagonista fue Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, que se embolsó un bonus de 10 millones. ¿El motivo? Haber comprado la eléctrica escocesa Scottish Power, sin haberse podido demostrar entonces el éxito o fracaso de la operación.

Lejos de conformarse con ese extra, Galán volvió a presumir de variable un ejercicio después, cuando recibió 3 millones de euros "por atenciones estatutarias de ejercicios anteriores", un  concepto todavía no aclarado.

Esta cantidad, sumada a los 5,3 millones que percibió por sueldos y dietas, elevó su retribución a 8,3 millones, cifra equivalente a todo lo ganado ese mismo año por los cuatro consejeros ejecutivos de ACS, su principal accionista y la voz más crítica contra el salario de Galán.

César Alierta, presidente de Telefónica, también suele levantar ampollas con su dorada remuneración. Aunque el directivo nunca detalla cual es exactamente su sueldo, ésta alcanza, al menos, los siete millones de euros, gracias a los planes de opciones sobre acciones y los seguros de vida.

Así, los tres consejeros ejecutivos de Telefónica -César Alierta, Julio Linares y José María Álvarez-Pallete- se repartieron 20,8 millones, lo que conlleva una media de 6,96 millones para cada uno (aunque lo lógico es pensar que Alierta se lleva una cantidad superior al resto). Además, la operadora aportó 1,92 millones al plan de presivisión social de estos tres consejeros.

Suma y sigue, porque el pasado mes de agosto toda la primera fila directiva de la operadora, formada por nueve ejecutivos, se premió con un plan de reparto de acciones, por el que se repartieron 478.561 títulos, valorados en 8,5 millones de euros.

Este plan de incentivos fue aprobado por la operadora en junio de 2006 y permitió a Alierta cobrar en verano, cuando se cumplía el segundo tramo, el equivalente a dos millones de euros.

Santander y BBVA también cuentan con planes de opciones ligados a unos objetivos que, debido a la fuerte caída en bolsa de sus compañías, no han podido cobrar todos los años de crisis financiera.

Sin embargo, eso no ha impedido a sus primeros espadas copar la mitad de los puestos del top ten de los ejecutivos mejor pagados de España.

Alfredo Sáenz, consejero delegado de Santander, encabezó el pasado ejercicio esta clasificación con 10,23 millones de euros. Emilio Botín, Ana Patricia Botín y Francisco Luzón, presidente y consejeros ejecutivos de Santander, se embolsaron 3,99 millones, 3,64 millones y 5,81 millones, respectivamente.

Francisco González, presidente ejecutivo de BBVA, lleva dos años consecutivos percibiendo 5,3 millones de euros, entre fijo y variable, aunque este ejercicio ha prometido bajarse la segunda partida en un 12%.

Pequeños ajustes para grandes salarios que, una década después, siguen haciendo correr ríos de tinta con las escandalosas retribuciones de las cúpulas. Blesa es sólo uno más.

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