Veni, vidi, vici: El BCE llegó y convenció con su programa de compra de bonos

  • El programa de compras masivas de bonos soberanos aprobado esta semana por el Banco Central Europeo (BCE) ha superado las expectativas más ambiciosas y ha convencido a expertos, analistas, gestores y banqueros, que con algún matiz creen que contribuirá a frenar la caída de la inflación y reactivar la economía.

Eva Yraola

Madrid, 24 ene.- El programa de compras masivas de bonos soberanos aprobado esta semana por el Banco Central Europeo (BCE) ha superado las expectativas más ambiciosas y ha convencido a expertos, analistas, gestores y banqueros, que con algún matiz creen que contribuirá a frenar la caída de la inflación y reactivar la economía.

A partir de marzo de este año, y hasta septiembre de 2016, el BCE comprará deuda soberana europea y corporativa -de empresas no financieras, es decir, todas menos los bancos- a un ritmo de 60.000 millones de euros mensuales, con lo que su importe total superará el billón de euros.

En conjunto, según el análisis de Banco Madrid, la medida mantendrá ancladas las expectativas de tipos de interés, permitirá mantener a la baja la cotización del euro, impulsará las compras de renta variable y contribuirá a reducir aún más las primas de riesgo de los países periféricos, como España.

Esto último, señala Banco Madrid, por el impacto moderadamente alcista en la rentabilidad de la deuda soberana alemana, la que se usa como referencia para medir el riesgo país: cuánto más alta sea el rendimiento, menores serán las primas de riesgo del resto de miembros de la zona del euro.

Aunque el BCE se hizo esperar, pues los mercados llevaban varios meses esperando que el organismo europeo siguiera la senda de su homólogo estadounidense, la FED, "la espera mereció la pena", apunta Joaquín Robles desde XTB.

El impacto más inmediato será un desplazamiento de capital desde la renta fija a la renta variable, ya que en los próximos meses se verá cómo la fuerte demanda de bonos provocará subidas de precios que los harán menos atractivos, explica Robles.

Y esa inversión se dirigirá a las bolsas, en especial a las empresas del sector bancario y asegurador, "los mayores tenedores de bonos que podrán seguir disfrutando de crédito barato"; también las constructoras, un sector "fuertemente endeudado, podrá aprovechar los tipos bajos para seguir refinanciándose".

Asimismo, y al igual que ya ocurriera en Estados Unidos, el Reino Unido o Japón tras aprobarse sus respectivas expansiones monetarias, "la otra consecuencia clara es la depreciación sistemática del euro, que continuará hasta alcanzar 1,05 dólares", en opinión de XTB.

Y desde una perspectiva aún más amplia, el banco estadounidense de inversión Goldman Sachs calcula que el PIB de la eurozona crecerá un 0,3 % en 2015 y un 0,2 % en 2016 por encima de lo previsto, con lo que quedaría en el 1,2 % este año y en el 1,6 % el próximo, aunque la entidad atribuye también parte de este impulso a la caída del precio del petróleo.

Entre las mayores deficiencias que presenta el contexto económico de la zona del euro destaca la falta de crédito, y es precisamente este punto el que destaca Gemma Hurtado, cogestora del fondo Mirabaud Equities Spain; el "paso fuerte y decidido" que ha dado el BCE "aumentará el flujo de dinero, lo que debería activar el crédito y empujar la inflación hasta niveles cercanos al 2 %".

Pero algunos expertos introducen matices en la euforia generalizada; por ejemplo, Enrique Díaz-Álvarez, director de Riesgos del intermediario en el mercado de divisas Ebury, que ve la mano de Alemania detrás de la decisión de que sólo un 20 % de las compras de activos anunciadas esté sujeto a un régimen de riesgo compartido.

El 80 % restante será asumido por los bancos centrales, y aunque "compartir el riesgo un 20 % del total de activos es mejor que no compartirlo en absoluto", señala Díaz-Álvarez, esto pone de relieve una falta de compromiso en la política fiscal de la eurozona.

La presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, encabeza el bando de los escépticos, pues aunque ha valorado las medidas puntualizaba que no bastan para reactivar la economía europea, necesitada de "reformas estructurales de fondo".

Desde la gestora de Deutsche Bank, Johannes Müller matiza que el programa del BCE no será ni una panacea ni una fuerza destructiva, y Paras Anand, responsable de renta variable europea de Fidelity, cree que "un plan tan debatido y anticipado tiene ya poco potencial, pues posiblemente las intenciones latentes del BCE de estimular el crecimiento mediante la compra de deuda tuvieron más impacto en sí mismas que el que logrará la materialización efectiva de dicha compra".

Andrew Belshaw, responsable de inversiones de Western Asset, filial de la financiera Legg Mason, sugiere al BCE que adopte una postura "más radical a través de su política monetaria, quizás utilizando su propio balance para impulsar el préstamo a las empresas.

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