Hevia sobre 'la rueda': “Solo hemos hecho un trabajo y recibido una remuneración"

  • Coincidiendo con la investigación sobre el sistema de la rueda de las televisiones, un laudo ha resuelto en el reparto de derechos de autor en las franjas horarias nocturnas de televisión.

    El gaitero asturiano Hevia defiende el sistema y carga contra las multinacionales que considera se benefician del laudo que limita los ingresos por la música de madrugada.

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Hevia sobre 'la rueda': “Solo hemos hecho un trabajo y recibido una remuneración"
Hevia sobre 'la rueda': “Solo hemos hecho un trabajo y recibido una remuneración"

La guerra de intereses entre las televisiones, las grandes multinacionales y algunos pequeños autores de la industria en el seno de la SGAE se recrudece. El penúltimo capítulo de la batalla, que ha coincidido en el tiempo con la investigación de una trama de corrupción, está relacionado con el cambio de las tarifas de derechos de autor por franjas para reducir la remuneración de madrugada a favor del prime time, una decisión que no convence a todos los afectados.

Un sector de la industria musical se siente desprotegido tras el laudo dictado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) a favor de las grandes multinacionales. Consideran que al reducir los ingresos por derechos de autor de los espacios nocturnos –conocidos como la Rueda de las televisiones- están restringiendo sus oportunidades de promoción, visibilidad e ingresos económicos.

El músico asturiano José Ángel Hevia asegura que gracias a sus apariciones en los espacios musicales nocturnos ha podido “seguir desarrollando” su carrera. Estos programas musicales, que se emiten de madrugada y cuenta con un share de entre el 1 y 3%, son para muchos artistas, que están fuera del circuito de las grandes multinacionales, un medio para llegar a la audiencia.

“Puede que la audiencia de la franja de madrugada sea reducida a priori, pero no lo es tanto, teniendo en cuenta además que el sistema de reposición hace que un concierto de media hora sea visto al final por una audiencia bastante elevada. No lo verá mucho público al mismo tiempo, pero sí a lo largo de varios meses de reposición”, defiende el gaitero asturiano. Los espacios musicales nocturnos –la llamada Rueda- son una línea de negocio de las editoriales de las televisiones, creados hace años, con el fin de recuperar parte del dinero que las teles deben pagan a la SGAE.

Desde hace más de una década, las televisiones pagan una tarifa anual a la SGAE por los derechos de autor que no está referenciada en el uso de la música, sino en sus ingresos publicitarios. En el caso de las privadas equivale a “en torno al 3% de sus ingresos”, un porcentaje que consideran “leonino”. Es por ello que crean sus propias editoriales para explotar un repertorio que no forma parte de los catálogos de las grandes multinacionales. “Para muchos autores es la única forma de ganar visibilidad, público y retorno”, explican fuentes de la industria. Al final, los derechos que se generan se reparten a partes iguales entre la editorial y el autor.

Considerado por algunos críticos un negocio cuestionable, la Rueda es el escaparate de algunos cantautores así como una línea más de sus ingresos. “Tiene que saberse que el sistema de emisiones musicales en horario nocturno ha hecho posible que excelentes autores e intérpretes tengan un espacio. Somos cientos de autores que no hemos hecho más que aportar nuestro trabajo y recibir una remuneración por ello”, sentencia el gaitero asturiano.

El hecho de que un laudo arbitral limite el reparto de derechos de autor en las franjas horarias nocturnas de televisión a favor del prime time reducirá considerablemente los ingresos para estos músicos y compositores.

Algunos artistas nacionales ven “una guerra de intereses” en la demonización de la Rueda. Consideran que las multinacionales están pasando por un mal momento y tratan de hacer “lobby” dentro de la SGAE para sacar tajada. El cantante placentino Iván Sevillano Pérez, conocido como Huecco, denuncia que “entre las multinacionales y una representación de los socios han decidido que un Tribunal de Arbitraje decida en un asunto de las televisiones sin contar con éstas y cuyo resultado ha dinamitado todo un sistema alternativo, al decidir una bajada del 65% del valor minuto, lo que va a suponer una significativa pérdida de ingresos para la SGAE. Tenemos que hacérnoslo mirar”.

Por su parte, Hevia subraya que las grandes multinacionales han dejado de tener ingresos por la venta de disco y han puesto los ojos en el negocio de los derechos generados en televisión. “Me produce una gran desesperanza ver cómo unos ingresos importantes para tantas familias de autores españoles están ahora en entredicho por unos hilos que, sin el menor atisbo de duda, están movidos por las grandes multinacionales”, denuncia. Para el artista estas multinacionales han tropezado con un nuevo modelo de negocio que beneficia a dos partes ajenas a ellas: los autores independientes y las nuevas editoriales de televisión.

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Da la casualidad que este arbitraje coincide con el conocimiento de una trama de corrupción entre algunos socios de la SGAE y las cadenas de televisión que pone al sistema de la Rueda en el ojo del huracán. De las televisiones procede la mayoría de los 240 millones que recauda anualmente la SGAE. Y las canciones de madrugada han llegado a suponer entre el 60% y el 70% de esos ingresos, pese a su poca audiencia en comparación con otras franjas horarias. Entre 2006 y 2011 se generó un fraude de al menos 100 millones de euros, según la investigación.

“Si hay un colectivo que ha realizado prácticas corruptas, deben ser perseguidos con todo el peso de los estatutos de la SGAE y de la legalidad vigente, pero eso no implica que el sistema esté controlado por una banda de mafiosos como se quiere hacer creer”, asegura el gaitero asturiano Hevia.

El dictamen del laudo establece que el porcentaje de la Rueda reduzca su aportación a los ingresos de la SGAE, de en torno al 60% actual a entre el 10 y 20%, aunque recomienda que se quede en un 15. Una decisión que, según algunos autores independientes, está guiada por los intereses de las multinacionales de la música.

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