Quién es Trinitario, el frutero que puso en bandeja el edificio España a Riu

  • El empresario murciano, fundador del holding Baraka, tiene un avión privado que Messi le ha llegado a alquilar. Ama viajar de vacaciones a Nueva York y regalar joyas a su clientes.

    Sus pelotazos urbanísticos no han sido pocos. También, en más de una ocasión ha tenido problemas con la Justicia. Polémico y egocéntrico, su crecimiento ha sido imparable.

Trinitario Casanova
Trinitario Casanova
Diego Caldentey

'Baraka', en árabe, significa 'bendecido'. Trinitario Casanova Abadía, alias 'Trino' para sus familiares y amigos, siempre ha confiado ante sus allegados que realmente lo es. El fundador del holding murciano inversor que lleva ese nombre se considera incluso más que eso: un 'elegido', como llegó a confesar a su entorno más cercano en 2005, cuando dio uno de sus grandes pelotazos urbanísticos al multiplicar por quince las ganancias por la venta de unos terrenos protegidos que había adquirido un año antes en el municipio de Las Águilas (Murcia).

Este jueves su nombre ha vuelto a ocupar los espacios más destacados de la prensa nacional: el empresario ha protagonizado su enésima y polémica jugada inmobiliaria, al comprar el icónico Edificio España de Madrid por 272 millones, para posteriormente traspasarle la propiedad al grupo hotelero Riu.

Detrás de este movimiento, la controvertida figura del hombre nacido en Orihuela (Alicante) hace 54 años, vuelve a emerger de las sombras. Casanova, cada tanto, patea el tablero de una manera más que singular en el mundo de los negocios. Así lo indica su sorprendente 'historial' inmobiliario, con apuestas más que sorprendentes y arriesgadas.

Egocéntrico, de perfil altísimo, en su decálogo de 'buenas prácticas' empresariales no existe la palabra 'imposible'. Tampoco el término 'cautela'. Claro que para el hombre que comenzó ganándose la vida como frutero y terminó apodado por muchos como 'último Rey del ladrillo', el coste de esos movimientos inversores no le han dejado bien parado en más de una ocasión. Ni ante sus competidores, ni ante sus enemigos... ni ante la Justicia. Casanova, por ejemplo, fue condenado a un año de prisión por un delito contra el mercado y los consumidores, tras difundir falsos rumores de una opa en el Banco Popular para aumentar el precio de las acciones en 2008.

En sus apariciones públicas acostumbra a lucir siempre bronceado y risueño. Intentó reforzar su imagen supuestamente jovial hace dos años, cuando se casó por segunda vez y decidió inyectarle 'adrenalina' y un cambio de rumbo a su vida. Hasta 2014, durante veinte años, compartió techo con su primera mujer, Fina Mari Pujante, con quien se casó cuando tenía 22 años. Ella fue su cómplice más estrecha, con quien llegó a edificar un imperio desde la empresa Frutas Selectas Murcianas S.A. a su actual holding de la construcción. Con Fina tuvo a sus hijos Fuensanta y Trinitario.Un ascenso imparable

Nadie puede dudar del ascenso vertiginoso e imparable de Casanova. Poco queda de aquel chaval que en sus inicios, con apenas 16 años, trabajaba hombro con hombro con su padre (de quien también heredó el nombre) en un negocio de exportación de frutas y hortalizas. Acaso un espíritu bromista con sus más cercanos es el único rasgo de personalidad que conserva de su adolescencia. Pero el Casanova actual, ambicioso y obcecado como pocos, un día se prometió a sí mismo alcanzar la lista Forbes y emular a Amancio Ortega. Esas son algunas de sus (inconfensables) fantasías recurrentes.

El Edificio España es el último eslabón de una cadena de inmuebles emblemáticos que el murciano ha adquirido en los últimos tiempos. En el listado aparecen también el hotel Carlos V de Madrid, un edificio imponente situado en el número 13 de la calle de Preciados de la capital y una colosal parcela de más de 10 millones de metros cuadrados en el barrio de Valdebebas (cercanos a la ciudad deportiva del Real Madrid) y pegados al aeropuerto de Madrid Barajas, por citar solo algunos.

Casanova, si bien ha decidido 'volar alto' en el mundo de los negocios, no reniega de sus orígenes. No es un hombre estudioso ni criado en las universidades. Se enorgullece de haberse 'curtido' a los golpes, por puro olfato e intuición para las oportunidades. Tampoco oculta que, en determinadas ocasiones, fue necesario tomar "atajos" para dar el golpe, al filo de la cornisa, lo que le ha traído más de un problema judicial.

Después de sus comienzos como frutero, arriesgó con empresas pequeñas y de las más variadas. Una fue Protemur SL, dedicada a servicios de limpieza de edificios. Otra, King Kong SL y en 2003 creó Capital de la Vega SA. Uno de sus socios recurrentes en esos proyectos fue su hermano, José Manuel Casanova. No obstante, ninguno prosperó y terminó 'cuajando'.La bisagra, el Grupo Inversor Hispania

La bisagra real en su carrera fue el Grupo Inversor Hispania, con el que dio su primer y gran pelotazo, en 2008. Le vendió esta empresa en la friolera de 700 millones de euros al constructor malagueño José Ramón Carabante de la Plaza, a través de la Corporación Financiera ISSOS. Esta pagó a Casanova unos 100 millones de euros y, además, asumió otros 600 millones de deuda de la compañía. Más tarde, los dos se aliaron para crear una sociedad conjunta de inversión en bolsa, denominada Inversiones Delos.

Una vez que se deshizo de Hispania llegó el turno de crear Baraka. Se trata de un conjunto de empresas diversificadas en distintos sectores: la inversión inmobiliaria es uno de sus fuertes, pero también se dedica a la Bolsa, el alquiler de pisos, las inversiones en centros comerciales y la construcción de viviendas de protección oficial, entre su amplio catálogo de negocios.

Uno de los últimos escándalos para Casanova llegó en 2016, cuando la Justicia lo condenó a 12 meses de cárcel por el mencionado caso del Banco Popular. También se vio salpicado por el denominado caso 'La Zerrichera', conocido en la región como la 'Malaya Murciana'. 'La Zerrichera' es un valle de alto valor ecológico, en el corazón de la Sierra de Almenar, cerca del municipio de Águilas, donde el hombre planeó construir un resort de lujo de 4.000 viviendas, hotel y campo de golf. La Justicia se lo negó.

Apasionado por viajar en su avión privado, un Bombardier de 12 plazas que incluye un despacho y dormitorio, ha llegado a alquilar esta aerovave a jugadores como Messi. También tiene otras debilidades: las americanas, y viajar de vacaciones a Nueva York. Durante años, Casanova ha mantenido una curiosa práctica: obsequiaba con joyas, relojes de oro o viajes a clientes con los que "comparte" negocios. Quizás, a los máximos directivos del grupo Riu les llegue ahora algún obsequio especial, al margen del edificio España, del que se han hecho dueños.

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