El gasto público en Educación cae un 15% de 2009 a 2014, el de las familias crece un 28%

  • Las familias gastan más dinero en clases adicionales (39,2%). uniformes, libros y transporte (25,5%) y actividades extraescolares (11,4%).

    El informe elaborado por la Fundación BBVA señala que es necesario un fondo de reserva, la evaluación del profesorado y que la familia considere la educación de sus hijos como una absoluta prioridad.

Un grupo de 88 alumnos de Enseñanzas Medias de La Rioja se enfrentan a la Olimpiada de Biología
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EUROPA PRESS

El gasto público en Educación se ha reducido un 15 por ciento de 2009 a 2014 mientras el de las familias ha crecido un 28,2 por ciento en el mismo periodo, según el informe 'Las cuentas de la Educación en España 2000-2013', de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), que hace una radiografía de los recursos, gastos y resultados educativos en España.

Esta es una de las conclusiones del trabajo presentado este martes 8 de marzo en Madrid por los investigadores del Ivie, que han defendido la necesidad de crear un fondo de reserva para Educación como el de la Seguridad Social con el fin de garantizar la estabilidad del sistema educativo español. "No se ha preservado el gasto público en educación como se ha hecho con las pensiones", ha afirmado el director de investigación del Ivie, Francisco Pérez.

La trayectoria irregular de los últimos años del gasto en educación (público y privado), alcanzó su máximo en 2011, con 73.662 millones, y se redujo un 5,7% hasta situarse en 2014 en 69.461 millones. El gasto de los hogares ha sido constante y creciente durante la crisis, pasando de 9.567 millones en 2000 a 12.766 en 2013 (un incremento del 33%) y desde 2009 hasta la actualidad el crecimiento ha sido del 28,2%.

Además, el peso del gasto en educación de las familias es del 0,5% del Producto Interior Bruto (PIB) y es superior a la media europea (0,4%). Sin embargo, el gasto del Estado representa el 3,8% del PIB frente al 4,6% de la media europea.¿En qué se gastan las familias el dinero en educación?

Los autores señalan que las familias destinan un 39,2% de su gasto a clases lectivas, y la mitad de esta partida se concentra en la educación infantil y primaria, los niveles educativos en los que se cursan más años de formación, siendo la financiación pública más limitada en educación infantil. En segundo lugar, la compra de bienes y servicios conexos, como uniformes, libros o transporte escolar representa un 25,5%. Los servicios y actividades complementarias suponen un 23,9% y las actividades extraescolares, dentro y fuera del centro el 11,4%.

El gasto de los hogares en educación aumenta en función del nivel de renta: los de mayores ingresos dedican un porcentaje cuatro veces superior al de las familias de ingresos menores. También se ve muy influido por el nivel de estudios del sustentador principal del hogar y por la titularidad del centro al que acuden los alumnos: el gasto se duplica cuando es un centro privado concertado y se cuadruplica cuando es privado no concertado.

El sistema educativo español está integrado por 28.000 centros no universitarios y más de 1.000 centros universitarios. La financiación del gasto de la totalidad de los centros de formación reglada (desde la educación infantil a la universitaria) se reparte entre un 80,4% correspondiente al sector público (33.949 millones de euros en 2013), un 17% a las familias (7.173 millones de euros) y el restante 2,6% (1.101 millones de euros) a otros agentes (empresas y resto del mundo).

Las aportaciones de las administraciones a la financiación de los centros públicos representan el 91% de los fondos que estos manejan. Por esta razón, los ajustes de gastos en las cuentas públicas han sido determinantes de la trayectoria irregular de la financiación de estos centros educativos, señala el estudio.La financiación de los centros públicos baja a niveles de 2004

Tras los ajustes, la financiación pública de los centros públicos se situaba en 2013 al nivel de la de 2004, y los recursos por alumno (en términos reales) equivalían a los de 2001. Por el contrario, las familias han aumentado sus contribuciones a la financiación de la educación pública del 4,3% al 6,3% entre 2009 y 2013, debido sobre todo a que las tasas universitarias han aumentado, elevando sus aportaciones hasta el 21% en este nivel educativo.

Los recursos de los centros privados -concertados y no concertados- apenas han retrocedido durante la crisis debido a que sus fuentes de financiación están más diversificadas y se han comportado mejor. Las aportaciones de las administraciones a la enseñanza privada a través de los conciertos educativos representan algo más del 55% de los recursos de los centros privados de infantil y primaria y el 61% de los de educación secundaria y profesional. Estas aportaciones se han comportado de manera más regular que las realizadas a los centros públicos, al evitarse en gran medida los ajustes.

Las aportaciones de los hogares a la financiación de la educación privada han ganado peso a lo largo del periodo 2000-2013 y representan alrededor del 45% del total de los ingresos de estos centros, siendo obviamente mayores en los centros no concertados. Su importancia es también superior en la educación universitaria privada -en la que no hay conciertos- donde llegan a representar casi el 90% de los ingresos.Un 25% de los estudiantes no acaban la ESO

Los resultados educativos han mejorado mucho en España si se considera la ampliación del acceso a los niveles de formación postobligatoria de los jóvenes. Sin embargo, los autores subrayan que el “sistema tiene importantes debilidades que ponen en cuestión su eficacia, su eficiencia en el uso de recursos y también la igualdad de oportunidades”. La primera debilidad es el elevado porcentaje de estudiantes -un 25%-, que no completa la educación secundaria obligatoria (ESO) a los 16 años.

Además de importantes problemas de retraso y abandono educativo temprano, también existen los que reflejan los bajos niveles de competencias adquiridas. Según el Informe PISA, España está por debajo de la media de competencias de la OCDE y de la UE en el caso de los jóvenes de 15 años y, lo mismo sucede en el caso de los adultos de 16 a 65 años según el Informe PIAAC.Que la familia se tome en serio la educación es clave

También señalan los autores que una mayor dependencia del gasto educativo de las familias condiciona más la igualdad de oportunidades en la formación, al hacerla más dependiente del nivel de renta y de las prioridades de cada hogar.

Los resultados demuestran que un entorno familiar favorable es mucho más decisivo para los resultados formativos que la titularidad del centro. Los centros privados obtienen mejores resultados, fundamentalmente, porque entre sus alumnos son más frecuentes los entornos socioeconómicos favorables.

El estudio señala una serie de condicionantes personales de los alumnos sobre los que recomienda actuar porque afectan a la eficacia de la educación, que se derivan, en buena medida, del entorno socioeconómico. Destaca, por ejemplo, el retraso en el inicio de la educación infantil, pues el primer ciclo (de 0 a 2 años) es cursado por menos del 50% de los niños; la repetición temprana de curso y el absentismo (sobre todo en primaria); y la condición de inmigrante. Asimismo, la educación de los padres y el entorno cultural del hogar son muy relevantes.El gasto en formación se multiplica por cuatro desde el 2000

Un último aspecto que subraya el estudio es que la formación relacionada con el empleo sigue siendo, en gran medida, una asignatura pendiente en España.

Aunque el gasto en formación en las empresas (el que dedican a sus propios trabajadores) se ha multiplicado por cuatro desde 2000 a 2013 hasta alcanzar 7.320 millones de euros, se mantiene muy alejado del nivel de países más avanzados. El gasto público en formación ocupacional ha caído un 35% durante la crisis, hasta situarse en 1.153 millones de euros (2013), pese a las elevadas necesidades de formación de los parados.¿Qué podemos hacer? Crear un fondo de reserva y evaluar

Las Cuentas de la Educación en España 2000-2013 muestran que el sistema educativo español es similar en muchos de sus rasgos a los de los países desarrollados, pero identifican importantes problemas de eficiencia, equidad y también de inestabilidad financiera, derivados fundamentalmente de una deficiente programación a medio plazo del gasto público. “España necesita hacer un esfuerzo mayor para mejorar la educación reglada y la formación a lo largo de la vida laboral. Eso no significa sólo gastar más sino, sobre todo, gastar mejor, con objetivos y programas de actuación a largo plazo”, señalan los autores.

A la vista de los problemas señalados, presentan seis recomendaciones para mejorar el sistema educativo:

1. Establecer mecanismos de evaluación de las políticas educativas con el objetivo de conocer si un mayor gasto mejora o no los resultados.

2. Apoyar financieramente el acceso al primer ciclo de educación infantil (el menos financiado con fondos públicos) y fortalecer la educación primaria para combatir el abandono escolar temprano.

3. Reforzar el apoyo a los alumnos con dificultades y a los centros con entornos desfavorables, más frecuentes en el caso de los centros públicos.

4. Implicar a los centros educativos en políticas orientadas a mejorar los resultados formativos. Para ello han de disponer de instrumentos informativos, evaluaciones adecuadas y margen de gestión para actuar en la consecución de objetivos.

5. Dotar de estabilidad al gasto en educación, creando un fondo de reserva con el fin de proteger las actividades educativas de los ajustes en épocas de crisis.

6. Fomentar la formación en las empresas y reforzar el esfuerzo del sector público en formación ocupacional, para que el capital humano se aproveche mejor y se deprecie menos.Las claves del estudioLa financiación pública de la educación ha sido irregular en el último ciclo económico, generando tensiones no deseables en estas actividades. El gasto público total en educación creció en España de 2000 a 2009 un 36%, contrayéndose en los años siguientes un 15% hasta 2014El gasto público por alumno creció con intensidad desde 2000, un 25%, pero después de 2008 retrocedió un 20%, situándose en 2013 a niveles de 2000.El gasto en educación de las familias españolas representa el 0,5% del producto interior bruto (PIB), un porcentaje superior a la media europea (0,4%), mientras que el gasto del sector público es claramente inferior al de la UE (3,8% frente a 4,6%)Las familias han incrementado su gasto en educación un 28% desde 2009, pero con diferencias según la titularidad del centro al que acuden y el nivel educativo. Los mayores incrementos se han producido en el nivel universitario y en la educación privada.La mayor parte del gasto de las familias en educación se dedica a actividades extraescolares y a bienes y servicios conexos: libros y transporteLos autores recomiendan orientar las políticas educativas a largo plazo; promover el acceso a la educación infantil y fortalecer la educación primaria; orientar la gestión de los centros a los resultados y ampliar el esfuerzo en formación ocupacional.

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