El mundo político argentino conmovido por los escándalos

Los escándalos se suceden en Argentina: además del presidente Mauricio Macri, citado en los "Panama Papers" por aparecer en los registros de empresas offshore, la justicia multiplica las detenciones de cuadros del kirchnerismo sospechados de corrupción.

Elegido a fines de 2015 tras prometer una gestión ejemplar, el presidente de centroderecha ha visto cómo su imagen se ha ido deteriorando por las revelaciones del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Él niega todo y argumenta que las empresas offshore pertenecían al Grupo Mascri, dirigido por su padre Franco.

"De un punto de vista legal, es posible que no haya hecho nada incorrecto. Pero también demuestra que no ha aprovechado la ocasión de ejercer su promesa de transparencia. Si quiere transparencia, hubiera tenido que mencionar esas sociedades", considera el politólogo argentino Gabriel Puricelli.

"Los Panama Papers lo ponen en una situación de no parecer transparente. No estoy seguro de que lo afecte a largo plazo, pero fue costoso para el gobierno a corto plazo, después de una victoria política", agregó, aludiendo al hecho que Macri, que carece de mayoría en el Congreso, logró la aprobación parlamentaria que consagra el acuerdo con los llamados fondos buitre por la deuda argentina.

El recurso al armado de empresas offshore es frecuente en Argentina, estima Leandro Despouy, presidente del Tribunal de Cuentas de la Nación.

Varios pilares del kirchnerismo están bajo la lupa de la justicia.

El miércoles próximo, la propia expresidenta Cristina Kirchner deberá declarar en el marco de la investigación sobre una venta especulativa de divisas del Banco Central en los últimos meses meses de su gestión.

La exmandataria retornará ese día a la capital tras haber pasado cuatro meses en su casa en la Patagonia, en la que se recluyó tras la victoria de Macri. Sus partidarios se movilizan para organizar una gran manifestación de apoyo cuando preste declaración.

Este miércoles el hombre de negocios Lázaro Báez pasó por los tribunales. Sospechado de blanqueo de dinero y desvío de fondos, había sido detenido en la noche del martes al descender de su jet privado proveniente de la sureña provincia de Santa Cruz, feudo de la expareja presidencial.

Báez se enriqueció durante las gestiones de Néstor y Cristina Kircher, tras haber ganado varias licitaciones en Santa Cruz.

Imágenes de un video de vigilancia recientemente difundidas en la televisión argentina mostraron a su hijo contando millones de dólares en efectivo.

El sábado había sido detenido el exministro de Transporte (2003-2009) Ricardo Jaime y próximamente deberá declarar el extitular de Planificación Julio de Vido, integrante del círculo más estrecho de los Kirchner.

La justicia investiga asimismo a Cristóbal López, un empresario (casinos, soja, obras públicas) cercano a los Kirchner, por una deuda de 600 millones de dólares con el fisco.

Báez y López aparecen citados en los "Panama Papers", al igual que el exsecretario privado de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz.

Los kirchneristas denuncian un encarnizamiento judicial con Néstor y Cristina.

"No es encarnizamiento, pero no hay independencia de la justicia. La justicia abre investigaciones, pero en muchos casos no toma acciones. No es que los jueces responden a órdenes del poder, pero hay jueces que toman decisiones políticas, indicador de falta de independencia", destaca Gabriel Puricelli.

"Se ha roto una suerte de velo que cubría la realidad de la corrupción. Hay muchas pruebas contundentes, que vienen de informes de la auditoria. ¿Dónde va a desembocar? Va a terminar en un gran escándalo", señaló Leandro Despouy.

"En América Latina, los gobiernos se apoderan del Estado y administran los fondos públicos como si fueran propios", agregó Despouy, integrante de la Unión Cívica Radical, un partido de centro que forma parte de la coalición gobernante.

"Argentina demuestra que sea bajo el gobierno ultraliberal de Carlos Menem, en los años noventa, o de los Kirchner, con postulados de izquierda, la corrupción es una epidemia institucional", agregó.

"Tiene que haber un cambio fundamental", una ruptura con las prácticas del pasado, concluyó Despouy, retomando las consignas que llevaron a Macri a la presidencia.

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