Es muy inquietante que los alumnos piensen ¿para qué estudiar si no hay trabajo?

Uno de cada cuatro alumnos en España recibe el graduado de la ESO sin haber superado todas las asignaturas. Un drama en toda regla contra el que no hay manifestaciones y que demuestra lo mejorable del sistema. Obviamente, la cultura del esfuerzo no acaba de fructificar.

Una media del 21,72 % de los graduados en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) consigue el título con una o varias asignaturas "no superadas", circunstancia en la que se encontraban 49.432 alumnos de quince comunidades, Ceuta y Melilla al acabar el curso 2011-2012.

El catedrático de Pedagogía Social de la Universidad Santiago de Compostela, José Antonio Caride, pone de relieve la falta de motivación que existe en la actualidad en los jóvenes de nuestro país u asegura que España debería tener un sistema educativo que garantizara el aprendizaje y la igualdad de oportunidades.

¿Cómo valora que un 22% de los alumnos se hayan sacado la ESO con asignaturas suspensas?

Yo creo que pone de relieve una vez más algunos de los fracasos de nuestro sistema educativa. Aunque se vea en quienes lo viven en primera persona habría que analizar cuáles son esos estudiantes de los que estamos hablando, quiénes son sus familiares, en el contexto en el que se produce,… ya que son exponentes de las desigualdades que hay en nuestra sociedad.

Es un dato inquietante. Deberíamos tener un sistema educativo que intentase garantizar un poco más el derecho a una educación con oportunidades, que solo se completa con un aprendizaje positivo y uno de los reflejos donde se ve el resultado es en las calificaciones.

¿Por qué se permite que pasen de curso u obtenga el título con uno a varios suspensos?

Aparte de recogerlo en las normativas existentes también son los consejos escolares de los colegios e institutos los que tienen la última palabra. Si ellos, dependiendo de las circunstancias, determinan que un alumno pasa u obtiene el título, espero que sea por unas razones y criterios consistentes y que no responda a algo azaroso o coyuntural.

A veces es un modo de seguir dando oportunidades a los alumnos para que puedan seguir progresando en el aprendizaje y aumentar su motivación, que entiendan que se les está dando una oportunidad. Fundamentalmente se trata de eso.

¿Se da ésto en otros países?

Tendríamos que situarnos en la situación y sistemas de cada país. Es muy curioso, hasta cierto punto paradójico, que si solo hablásemos de la Unión Europea, que quiere ser única en tantas cosas como la moneda, que todavía tengamos unos sistemas educativos con tantas diferencias.

Está bien que cada sistema responda a las necesidades de cada país pero hay que intentar homogeneizar circunstancias para facilitar el movimiento por diferentes países de los estudiantes y trabajadores.

¿La Ley Wert solucionará estos problemas que vive el sistema educativo español?

No lo creo. Los sistemas de evaluación que se prevén en la ley Wert me parece que pueden incrementar y mucho las desigualdades que tenemos en la actualidad.

Se someterá a los alumnos a una prueba única, algo parecido a la reválida, pero ignoran que hay una gran desigualdad y que las condiciones de diferentes centros son muy diferentes. Va a permitir a hacer estándares y a mi juicio pondrán en situaciones más difíciles a los alumnos ante lo que puede ser su rendimiento.

Creo que hay riesgo de exclusión a edades muy tempranas a niños que en muchos casos que ya están excluidos en la sociedad y uno de los objetivos de la educación a día de hoy es la igualdad y la equidad.

¿Cree que la ley del esfuerzo está contemplada en alguna parte?

Yo creo que al alumno hay que motivarlo para el esfuerzo y el estudio, para hacerle ver que aprender tiene sentido. Mucho alumnos se preguntan para qué se esfuerzan si no hay trabajo.

¿Cree que es justa la valoración de Wert como ministro?

Yo no puedo dejar de valorar la labor que él está haciendo y la labor que hace en general el Gobierno. Yo creo que él es muy funcional para lo que le nombraron como ministro y para un programa educativo que incluso, en muchos aspectos, está llegando mucho más lejos de lo que en principio nos dijeron que iba a ser.

Yo no puedo valorar bien el que no consigue avanzar en los consenso, el que pase lo que pase vaya en contra de toda la comunidad educativa e impone su criterio a través de una ley orgánica que no ha planteado en ningún momento como pacto.

No puede ser que un ministro de educación lo sea si no educa con sus comportamientos y formas. Mi valoración es negativa.