Estudiantes de Princeton piden justicia tras el extraño suicidio de un profesor español

  • Antonio Calvo se quitó la vida unos días después de que la exigente Universidad americana le comunicara que no renovaría su contrato. Sus amigos y alumnos han comenzado a movilizarse para intentar aclarar qué lo llevó a tomar esta trágica decisión. 
L.P.

"Justicia para Calvo" es lo que piden los estudiantes de Princeton tras el extraño suicido de su carismático profesor de español

Quieren saber qué llevó a la universidad estadounidense a despedir de manera abrupta al director de su Departamento de Lengua Española y Portuguesa, algo que les ayudará, esperan, a comprender por qué Antonio, de 45 años, decidió quitarse la vida de una forma cruenta cuatro días más tarde en su pequeño apartamento de Nueva York.

Antonio Calvo trabajaba en la elitista Princeton desde 2000. Además de estar a cargo del departamento de español y portugués desde 2008, dirigía los cursos de verano que se dictaban en Toledo, adonde acompañaba cada año a un grupo de jóvenes americanos interesados en conocer de primera mano la cultura española.

Muy popular y apreciado por gran parte de sus estudiantes, amante de la música, la fotografía y el senderismo, Calvo no contaba con plaza fija en la universidad (era lo que allí se conoce como senior lecturer), sino que su contrato era renovado periódicamente. Aparentemente, nadie en su Departamento esperaba otra cosa este año. Pero algo no fue bien

El 9 de abril, antes incluso de que concluyera el semestre académico, el profesor español debió recoger sus pertenencias y entregar las llaves de su despacho a un guardia de seguridad de la universidad. 

Los estudiantes lo esperaron al día siguiente en clase durante más de 20 minutos. El 12, la policía encontraba su cuerpo ensangrentado en su apartamento de Manhattan. Según se informó, Calvo había muerto tras autoinfligirse "heridas cortantes" en el cuello y los brazos.

La Universidad se ha limitado a comunicar su deceso, organizar una pequeña ceremonia pública y comunicar que, cuando perdió la vida, Calvo disfrutaba de un permiso en su trabajo por "motivos personales". Posteriormente, ha optado por refugiarse en el más absoluto hermetismo. Una conducta habitual en el alto centro académico que busca, según afirma, preservar la privacidad de sus empleados y estudiantes, pero que no ha hecho más que destapar todo tipo de rumores y provocar el rechazo de los allegados al profesor.

Entre otras cosas, hay quienes dicen que Calvo había provocado protestas de algunos estudiantes por haber utilizado un lenguaje incorrecto, demasiado directo o que se malinterpretó. 

El New York Times recoge la versión, entre otros medios, que apunta a que el profesor una vez le dijo a un alumno que debía dejar "de tocarse las pelotas", una expresión muy española pero políticamente incorrecta en el ámbito universitario estadounidense.

Los más cercanos a Calvo no aceptan las pocas explicaciones ofrecidas por el rectorado de Princeton y han comenzado a organizarse para limpiar el nombre del profesor egresado de la Complutense de Madrid y encontrar la verdad acerca de su despido y posterior muerte.

Con este fin, un grupo de ellos ha abierto un grupo en Facebook para exigir "mayor transparencia" en este caso. 

Los alumnos organizados a través de la red social han mantenido ya una primera reunión en el campus para analizar qué acciones tomar para intentar aclarar lo sucedido. Quieren que Princeton rompa el habitual muro de silencio que la rodea para este tipo de asuntos y cuente por qué decidió prescindir del profesor y, fundamentalmente, qué la llevó a hacerlo de una manera tan intempestiva y rotunda.

Philip Rothaus, amigo de Calvo y estudiante de español, ha revelado que el resto de los miembros del Departamento que este encabezaba había dado su aprobación a la renovación del contrato del director de área, por lo que no comprende la decisión que tomó Princeton.

En una carta abierta dirigida a la Universidad, Rothaus desmiente que el profesor estuviera de licencia cuando se quitó la vida. Además denuncia el tratamiento "humillante" que recibió Calvo después de más de una década en Princeton, al ser escoltado fuera de sus instalaciones por un guardia sin previo aviso, y reclama que se revele la causa exacta de su despido. 

"Aunque Antonio haya hecho algo digno de este trato horroroso, algo que nosotros, sus amigos, dudamos seriamente, el estudiantado merece saberlo", escribe.

También el actor y profesor de la Universidad de Surrey Marco Aponte Moreno dice haber creado una página en Facebook para pedir una explicación sobre lo ocurrido a su amigo y ex jefe, pero sostiene que debió cerrarla unos días después tras recibir mensajes "odiosos". 

Aponte ha sido quien ha aludido, al ser entrevistado por distintos medios, a una posible conspiración contra Calvo como causa probable de su repentino despido. El académico ha señalado a un colega del español como supuesto responsable de haber alentado una campaña en su contra para conseguir su alejamiento de la exclusiva Princeton, una de las ocho prestigiosas universidades de Estados Unidos que componen la llamada Ivy League.

De haber algo de cierto en la versión de Aponte, el suicidio del profesor añadiría un nuevo episodio a las truculentas historias de ambición, celos, iniciación y secretismo que ha deparado, en la vida real y tantas veces en el cine o la literatura, la vida universitaria americana.

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