Ada Colau tiene un nuevo debate encima de la mesa: el zoo. La alcaldesa de Barcelona y su equipo deben decir qué hacer con el recinto, si lo cierra o lo mantiene abierto.
Colau puso en marcha un grupo de trabajo con unos colectivos algo dispares para discutir el asunto: desde organizaciones animalistas como Depana o la Asociación de Defensa de Derechos del Animal hasta la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona.
El problema es que solo hubo una reunión. El representante de los vecinos apostó por el cierre del recinto y destinar la inversión a fines sociales mientras que los que defendían su continuidad sugirieron a los vecinos que hicieran lo mismo con el espectáculo piromusical de la Mercé. Un cruce de acusaciones que provocó que la responsable de coordinar los trabajos acabase reuniéndose con los agentes, cada uno por separado, para después elaborar un informe de propuesta que deberá estar listo este año.
En septiembre podremos saber qué ocurrirá con el Zoo de Barcelona. Si el ayuntamiento decide mantenerlo operativo, deberá invertir en él 10 millones de euros antes de 2019. Aunque son pocas las voces que defienden su continuidad. La respuesta, dentro de un mes.
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