Dentro de la visita oficial de los Reyes Felipe y Letizia a Japón, los monarcas españoles ha sido recibido hoy por de los emperadores en el Kokyo, el palacio imperial de Tokio, donde por la noche asistirán a la cena de gala que ofrecerán en su honor Akihito, de 84 años y Michiko, de 82.
La anécdota de la jornada ha tenido lugar precisimente durante la ceremonia de bienvenida, cuando Doña Letiza dio dos cariñosos besos -a la española- a la princesa Masako -esposa del heredero al trono de Japón y a la que se conoce como La princesa triste-, que solo aparece en ceremonias de coronación después de que hace casi 15 años le diagnosticaran una fuerte depresión.
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La princesa japonesa pretendía iniciar su ojigi, la tradicional reverencia a modo de saludo que ya había hecho a Don Felipe, pero Doña Letizia se anticipó y la besó en ambas mejillas, una gesto para agradecer la salida de su habitual enclaustramiento.
Este es el segundo viaje Doña Letizia y Don Felipe a Japón, pero el primero como monarcas. La Reina en esta ocasión ha hecho un guiño al país nipón con su look en rojo.
Si al bajar del avión su look fue de lo más sofisticado con una falda de tubo de cuero, stilettos y chaqueta negra y beige, en su encuentro con los emperadores Akihito y Michiko, los herederos Naruhito y Masako y el primer ministro Shinzo Abe en el Palacio Imperial de Tokio tampoco defraudó.
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Como en todas las ocasiones importantes, la reina confió en su modisto de cabecera para deslumbrar. Doña Letizia se vistió de Felipe Varela con uno de los looks más elegantes y trendys que le hemos visto en los últimos meses, un look working girl muy sofisticado al más puro estilo Letizia de España.
La Reina estrenó un vestido de terciopelo en color burdeos que coordinó con un abrigo rojo con lazos, al estilo del Fernando Claro de Blanca Suárez en la premiere de El Bar, pero en versión regia, y que podría estar valorado en unos 1.000 euros a juzgar por el parecido del diseño de Letizia y otro que está a la venta en la web de Varela.
Remató el look con sus zapatos degradé de Lodi y unos pendientes de rubís que lució con mucho estilo gracias al recogido bajo.
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