Rita Barberá, la alcaldesa que lo fue todo en Valencia y que se sentía inocente

  • Rita Barberá lo fue todo en Valencia: alcaldesa durante 24 años era una de las mujeres más queridas de la ciudad. Pero últimamente no podía salir de casa tranquila e incluso llegó a recibir una bala en un sobre.

    El PP de Aznar la quiso y la cuidó. Rajoy también la alabó, pero últimamente había tenido duros enfrentamientos con los nuevos vicesecretarios del PP.

El juez acude al hotel donde ha fallecido Barberá para el levantamiento del cadáver
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EUROPA PRESS

Hablar de Rita Barberá en el Partido Popular era sinónimo de hablar de victoria electoral. Y de mayoría absolutísima. Había ganado todos los comicios a los que se había presentado, de ahí su popularidad. En Génova lo sabían y era querida y cuidada. Lo fue durante mucho tiempo. El destino le ha llevado a fallecer en una habitación de un hotel de Madrid, en solitario.24 años es el tiempo que Barberá ha estado en la alcaldía de Valencia. Dicen los valencianos que ella fue quien modernizó la capital, como hiciera Pasqual Maragall en Barcelona. Era querida, parada por la calle, felicitada e, incluso, aclamada. Era soltera, no tenía hijos y lo había dado todo por la política.Era la afiliada número 2 al PP en Valencia. Los grandes triunfos del PP se fraguaban en Valencia, y Barberá tenía buena parte de 'culpa' en ello. Ella fue también quien dio un vuelco a la Generalitat y provocó el relevo del socialista Joan Lerma por el popular Eduardo Zaplana. Ese triunfo del PP se fraguó gracias a los votos de la capital que ya lideraba la alcaldesa.Aznar la cuidó y Rajoy, al principio, hizo lo mismo. La llegó a poner como ejemplo, alabándola cuando viajaba al Turia. Pero todo se torció en 2015, cuando salió a la luz el caso de pitufeo en el Ayuntamiento de Valencia durante su etapa, lo que había llevado a Barberá hasta el Tribunal Supremo.Los valencianos y el PP nacional cambiaron entonces su actitud hacia Barberá. Ya no era querida por la calle, sino insultada. Habían hecho pintadas en la puerta de su casa e incluso había recibido una bala metida en un sobre. En Génova también la abandonaron. Al menos algunos. La actitud más combativa con ella la tuvieron los nuevos dirigentes del PP. Tuvo enfrentamientos públicos con Javier Maroto, Andrea Levy o Pablo Casado. Mientras Fernando Martínez Maíllo y María Dolores de Cospedal hablaban con ella, los jóvenes vicesecretarios se enfrentaban a ella. Hubo conversaciones telefónicas delicadas el pasado verano. Rajoy habló con ella por teléfono hace unos días, pero ya nada es lo que era.Barberá se creía inocente. Quería defenderse y demostrar que ella no había participado en el caso de blanqueo en su grupo municipal y que, incluso, no sabía nada. En su entorno se hablaba de que la mejor prueba de que no había cargos contundentes contra ella es que había decidido no recusar al magistrado que investigaba su causa, el que fuera fiscal general con Zapatero, Cándido Conde-Pumpido.En los últimos meses Barberá no se sentía bien tratada por los suyos. Había sido apartada del PP y había tenido que pasar a formar parte del Grupo Mixto. Se hablaba de "cacería". Hoy, Rajoy, visiblemente afectado ha reconocido que todo lo ocurrido ha sido "muy duro".

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